Chequia celebra la puesta en órbita de un nuevo satélite hecho en casa
El VZLUSAT-2, un satélite hecho íntegramente en Chequia con varios dispositivos de medición espacial desarrollados en universidades del país, ya está en el espacio. Se espera que este sea solo el primero de una constelación de satélites exclusivamente checos.
El cohete Falcon 9 de la compañía Space X salió de Cabo Cañaveral el pasado jueves con un nanosatélite desarrollado y construido por el Instituto de Investigación y Pruebas Aeroespaciales de Brno en colaboración con universidades y empresas checas. Dentro porta varios dispositivos experimentales igualmente realizados íntegramente en el país.
La emoción del constructor jefe del centro de investigación de Brno que ha encabezado el proyecto, Vladimír Dániel, era patente en sus declaraciones a la Radio Checa.
“Es fantástico estar en el espacio de nuevo. Esperamos que todo salga bien. Ahora tenemos que esperar 14 días para escuchar el pitido del satélite, que será otro éxito inmenso. El satélite está ahora dentro del armazón, luego se abrirán las compuertas, el satélite saldrá ayudándose de unos resortes. En ese momento se conecta la alimentación y, en teoría, el satélite se iniciará. Pero en ese momento no puede hacer nada más para que con su emisión por radio no pueda poner en riesgo a la matriz. Así que tendremos que estar 30 minutos en silencio hasta que escuchemos el pitido”.
El Falcon 9 llevó al espacio más de cien satélites en total. Entre ellos, el VZLUSAT-2 checo, de apenas cuatro kilos de peso y medidas, en centímetros, de 30x10x10. Un pequeño paquete, si se quiere mirar así, pero con valiosa tecnología punta en su interior. Dániel habló de los dispositivos desarrollados por los científicos de la Facultad de Ingeniería Nuclear y Física de la Universidad Técnica Checa de Praga y del Instituto de Física y Astrofísica Teórica de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Masaryk de Brno.
“El primer experimento es un dispositivo de medición de la radiación ionizante en el espacio. Tiene cuatro aparatos para la medición de la radiación, pero cada uno mira una cosa: uno solo los fotones, otro las partículas, un tercero funciona como una cámara y el cuarto es un detector de rayos gamma del espacio distante”.
Juraj Dudáš, jefe de la división espacial del Instituto de Investigación y Pruebas Aeroespaciales de Brno, explicó a la Radio Checa que este será el primero de las decenas que formarán una constelación de satélites checos.
“En este satélite desarrollamos tecnología que usaremos luego en otros más. Nuestro objetivo es crear una constelación de satélites nacional. Eso quiere decir que se compondrá de elementos fabricados e integrados en la República Checa. Los satélites serán operados desde Chequia y seremos independientes en la obtención de datos satelitales, sin ninguna dependencia de otras instituciones o países. Podremos tener nuestros propios datos y no estaremos obligados a comprarlos de grandes constelaciones internacionales”.
Dudáš quiso poner en valor la importancia y consistencia del proyecto espacial checo de cara al futuro.
“Tenemos una gran experiencia, somos capaces de llevar a cabo grandes proyectos, podemos formar parte de proyectos de la Agencia Espacial Europea, somos un socio a un nivel equiparable en algunas cuestiones y no queremos que se nos escape el tren, queremos profundizar en nuestras capacidades y experiencias en este campo porque el negocio espacial no deja de crecer y queremos formar parte de él”.
Proyectos como el checo se ven beneficiados por la competencia surgida en los últimos tiempos entre empresas de transporte espacial privadas. Es el caso de SpaceX de Elon Musk, la propietaria del Falcon 9 que ha puesto en órbita el satélite checo. El hecho de contar con una primera etapa reutilizable, que después de lanzar al espacio el resto del vehículo retorna a la Tierra para poder ser reutilizada, ha reducido los costes drásticamente, abriendo así la investigación espacial a nuevos actores.