La Flecha Eslovaca resurge de sus cenizas: un tren único en su especie
El único modelo que queda del tren Flecha Eslovaca, que durante años hizo la ruta entre Praga y Bratislava, ha sido totalmente restaurado y será expuesto al público.
Checoslovaquia, nacida después de la Primera Guerra Mundial, tenía en los años 30 una industria pujante y estaba modernizando sus infraestructuras rápidamente. La conexión de sus dos ciudades más representativas podría ampliar la hermandad entre checos y eslovacos. En este contexto surgió el tren Slovenská Strela, la Flecha Eslovaca, con una importancia mucho más allá de la tecnología.
El 13 de julio de 1936 supuso un antes y un después en el entonces joven estado checoslovaco. El tren Slovenská Strela logró unir Bratislava y Praga en 4 horas y 50 minutos en su primer viaje, aunque pocos años después se consiguió hacer la ruta incluso en 4 horas y 18 minutos. Para entender la magnitud de tal avance para la época, el tiempo del trayecto de la Flecha Eslovaca solo consiguió mejorarse 70 años más tarde.
La Flecha Eslovaca fue diseñada por la emblemática compañía Tatra. De este tren se construyeron dos ejemplares, que estuvieron en servicio hasta los años 50 del siglo XX. Sin embargo, solo sobrevivió hasta el presente uno de ellos, que hasta el año 2018 estuvo frente al Museo Tatra, en la localidad checa de Kopřivnice. Allí su estado se fue deteriorando con los años, por lo que se decidió llevar a cabo una renovación que acaba de llegar a su fin.
A simple vista, destaca la fidelidad de los colores. Puede parecer un detalle sin importancia, pero detrás de su pintura hay un profundo proceso de investigación, como relató para la Radio Checa Jiří Střecha, responsable de la restauración de la Flecha Eslovaca.
“En el marco de la restauración hemos conseguido darle su color original, que es una tonalidad rojo cereza. Por ejemplo, en el Museo Tatra se conserva una muestra del año 1935 en la que se puede apreciar dicho color. Además, hemos seguido lo que el Estándar Técnico Checo marca para el color rojo cereza. Y todo ello lo hemos consultado con expertos en color, lo que nos ha llevado a conseguir este tono, que creo que ha quedado bien”.
Un tren adelantado a su tiempo
Por otra parte, renovar el interior del tren no ha sido un desafío menor. La primera dificultad parte de su propia tecnología, totalmente revolucionaria para la época. Su creador, Josef Sousedík, que fue conocido como el Edison de Moravia, creó un sistema híbrido. Este estaba compuesto por un motor eléctrico y un motor de combustión, y cada uno intervenía en distintos momentos del viaje.
Tal y como apunta Střecha, parte del mérito técnico de la renovación ha sido devolver este sistema a un estado funcional.
“La Flecha Eslovaca podía conducirse desde ambos extremos, tenía una cabina en cada lado. El conductor tenía a su disposición un acelerador y otros controles. Este tren tenía un sistema de transmisión ideado por el inventor Josef Sousedík que le permitía acelerar hasta unos 80 kilómetros por hora solo con electricidad y más tarde se cambiaba automáticamente a un sistema mecánico llevado por otro motor. Era muy avanzado para su época y es increíble que nuestros técnicos hayan conseguido devolverlo a un estado funcional, con sus motores originales, uno eléctrico y otro de gasolina”.
Sus características tecnológicas le permitían a la Flecha Eslovaca ser un prodigio de su época. El tren llegaba a alcanzar los 130 kilómetros por hora, algo que no estaba al alcance de otras locomotoras en aquel entonces. Aunque Střecha advierte de que la versión actual no se llevará hasta esos límites para ayudar a su conservación. No obstante, el público podrá verla en funcionamiento.
“Técnicamente, puede alcanzar los 130 kilómetros por hora. Pero en la práctica no puede ir a más de 100 kilómetros porque faltan algunos elementos de seguridad. También con intención de conservar el motor, no queremos sobrecargarlo. En el futuro, la compañía Tatra decidirá cuándo se usará en diversas exhibiciones para el público. Asimismo, la Flecha Eslovaca se expondrá en un depósito que ha sido construido para ella expresamente en Kopřivnice, y allí la gente podrá ir a verla”.
Pero el trabajo histórico para recrear la decoración de los vagones no se queda atrás. Los elementos como asientos, mesitas y mobiliario en general son los que más han sufrido el paso de los años. Su estado era tan malo que no pudo salvarse.
Por lo tanto, los encargados de la renovación tenían la misión de conseguir réplicas que fueran los más fieles posible. Según Jiří Střecha, el interior del tren responde completamente a lo que vieron los pasajeros en los inicios de este tren en 1936.
“En esta parte había que restaurar todo, y la mayoría de lo que podemos ver aquí son réplicas exactas, porque los originales no han podido conservarse, estaban ya muy desgastados. Hemos conseguido que el interior vuelva al estado original del año 1936, tanto por los materiales usados como por los colores”.
En este sentido, la Flecha Eslovaca fue una novedad de mucho prestigio en su momento. Y con la intención de recrear también este aspecto, para Střecha era fundamental conseguir detalles del interior como la cubertería, por ejemplo. Algo que ha sido posible gracias a coleccionistas que guardaban varias piezas. Al entrar en la Flecha Eslovaca en la actualidad, uno puede rememorar aquel glamour.
“Era un vagón muy elegante en aquellos tiempos. Además, era una conexión rápida entre Bratislava y Praga que permitía una visita de un día. Así que el Estado lo consideraba algo prestigioso. Por eso queríamos colaborar con la empresa Tatra, sus creadores, para que el interior respondiera totalmente a aquella época”.
Tras su reciente renovación, la Flecha Eslovaca ha sido recibida por cientos de personas en Kopřivnice. Allí podrá ser visitada en unas instalaciones junto al nuevo Museo de Camiones Tatra, donde se explican al público otras cuestiones relacionadas con el diseño de este tren que ya forma parte de la historia ferroviaria checa.
Según fuentes de la compañía Tatra, se están planeando varios acontecimientos en los que la Flecha Eslovaca pondrá en marcha sus motores y volverá a deslizarse por los raíles para deleite de todo el público.