Un juez declara la bancarrota de las Aerolíneas Checas
Una de las compañías aéreas más antiguas del mundo, las Aerolíneas Checas, se encuentra en el momento más difícil de sus 98 años de historia. Una deuda de casi 70 millones de euros ha llevado a un juzgado a declarar su bancarrota.
A propuesta de la propia empresa, que en febrero anunció su intención de despedir a todos los trabajadores que le quedaban después del nefasto año 2020 para las compañías aéreas, un juez de Praga dictaminó el pasado miércoles la quiebra de las Aerolíneas Checas y nombró como su administradora concursal a la empresa Inskol.
Esta sociedad tendrá que decidir si cesan las pocas operaciones que permite la pandemia del coronavirus o vende su patrimonio. El juez convocó una junta de acreedores en junio para decidir sobre el futuro de la compañía de bandera checa, nacida casi a la par que el propio estado independiente checoslovaco. En 2018, Smartwings, entonces llamada Travel Service, se hizo con el 98% de la compañía, adquiriendo la última parte que aún pertenecía al estado.
Poco después, con los estragos de la pandemia del coronavirus, Chequia decidió no ayudar a la empresa después de un gran debate público. Algo excepcional en el contexto europeo y que ha condenado a la compañía, como se quejan desde las propias aerolíneas y como explicó para la Radio Checa el redactor jefe del servidor especializado Zdopravy.cz, Jan Sůra.
Desde hace años las cuentas no salían a las Aerolíneas Checas. En realidad, desde su conversión en sociedad por acciones en 1992, no había dejado de sumar pérdidas.
En la actualidad, según la propuesta de insolvencia, las Aerolíneas Checas tienen 266 acreedores entre, sobre todo, sus proveedores de productos y servicios, a los que hay que sumar unos 230 000 viajeros, casi todos con billetes para vuelos cancelados durante la pandemia que aún no han recuperado su dinero. A los proveedores debe la compañía unos 30,5 millones de euros, y a los viajeros más de 38 millones de euros.
Si la empresa cae finalmente en concurso de acreedores, probablemente desaparecería la marca Aerolíneas Checas, y con ello, la esperanza de los acreedores de recuperar su dinero. Pero incluso en el caso de realizarse la reorganización propuesta por la compañía, no hay ninguna garantía de ello.
La semana pasada la compañía dio de baja todas sus vetustas aeronaves menores de hélices, con lo que en la actualidad, toda la flota de las Aerolíneas Checas se resume en tres aviones.
La empresa matriz Smartwings, por su parte, sí tiene derecho a acogerse al programa estatal Covid Plus, por lo que espera poder acceder a créditos bancarios con el aval del Estado que le permitan, pasada la pandemia, retomar el vuelo.