Los adornos de Navidad artesanales siguen estando de moda en Chequia

Foto: Barbora Kmentová

Decorar el árbol de Navidad es sin duda uno de los momentos más esperados cada año. La forma de hacer y el tipo de adorno pueden variar mucho entre países, pero el espíritu siempre es el mismo. Para que puedan sentir la Navidad checa más cerca, Radio Praga Internacional les trae un programa especial dedicado a esta histórica costumbre y a una empresa checa que todavía sigue fabricando estos elementos de forma artesanal. 

La decoración de los árboles navideños

Foto: Roman Casado

Buscar el origen histórico de esta costumbre con exactitud no es posible, pues la decoración de ramas y la veneración de árboles de hoja perenne en la época del solsticio de invierno se dio en muchas culturas antiguas, así como en diversos puntos geográficos.
Hasta donde tenemos cierta constancia escrita, y hablando a nivel europeo, se sabe que los celtas tenían una gran tradición en lo referente a la decoración y veneración de árboles. Asimismo, los pueblos antiguos del norte de Europa también daban gran importancia a este elemento, ya que para ellos representaba el llamado Árbol del Universo, Yggdrasil.
Al parecer, cuando los cristianos llegaron a esos lugares, no vieron con buenos ojos las tradiciones paganas, por lo que con el paso del tiempo intentaron erradicarlas o transformarlas según sus propias creencias. Una leyenda sobre el tema y más pormenores sobre el origen de esta costumbre explicó para Radio Praga Internacional la historiadora Valburga Vavřinová, especialista en celebraciones tradicionales como la Navidad y la Pascua.

Valburga Vavřinová,  foto: Adriana Krobová,  ČRo

“El árbol ya era adorado por varias culturas precristianas. Pero más tarde, la Iglesia no tenía una buena opinión de estas costumbres paganas, por lo que trató de erradicarlas. La primera mención de la celebración del solsticio de invierno en la época cristiana es de Borgoña, en Francia. Allí se ha conservado la leyenda de que san Columbano, que venía de Irlanda, celebró el solsticio de invierno y los cortesanos y otra gente común se acercaron para venerar un abeto. Se dice que san Columbano y sus discípulos habían colgado en secreto unas antorchas en el árbol en forma de cruz, y cuando las encendieron, el santo dio un discurso sobre el nacimiento de Jesús y la población de Borgoña se convirtió al cristianismo. Esta leyenda explicaría teóricamente de dónde viene la costumbre de los adornos”.

La Navidad en el ecomuseo de Krňovice,  foto: Zdeněk Nová,  ČRo

Aunque hay algunas menciones a la decoración de árboles durante la Edad Media, podemos asegurar que empezó a extenderse aún más desde el siglo XVI, cuando entre los comerciantes alemanes de la Liga Hanseática se difundió la costumbre de adornar un árbol y ofrecer dulces a los niños, indica Vavřinová.

Foto: Barbora Němcová

“En la Edad Media apareció una canción trovadoresca que hace referencia a un árbol adornado en la esquina de una sala donde se reunían los caballeros, pero no tenemos más detalles. Y ya en el siglo XVI, en las ciudades de la Liga Hanseática, que en su mayoría eran protestantes, hay escritos sobre que la Liga organizaba un banquete para todos sus miembros. En la sala donde se celebraba había un abeto para los niños, donde había símbolos que representaban a la Virgen María en forma de rosas de papel, había símbolos de Cristo y también muchas frutas y dulces para los niños pequeños. Los dulces representaban la dulzura de la vida para los cristianos”.

En lo que hay consenso es en que fue en distintas regiones de la actual Alemania desde donde la tradición de los árboles de Navidad pasó a los países vecinos.

Foto: Roman Casado

Como no podía ser de otro modo, eso es lo que sucedió en las Tierras Checas. Se atribuye al alemán Johann Carl Liebich, director del Teatro de los Estamentos de Praga, su propagación en Bohemia.

“La decoración de los árboles comienza en Alemania y de allí va pasando a otros países. Por ejemplo, a Chequia llegó gracias a Johann Carl Liebich, que era natural de Maguncia. Trabajaba en Praga a principios del siglo XIX como director del Teatro de los Estamentos, y en Navidad organizó una fiesta para sus amigos aristócratas, donde puso un abeto decorado y debajo de él regalos para los invitados”.

Según estos datos, gracias a la idea que Liebich llevó a cabo en su palacio de Šilboch, el abeto decorado se estableció como símbolo de la Navidad en Praga incluso unos años antes que en la corte imperial de Viena.

Foto: Alexandra Baranová

Como señala la historiadora Valburga Vavřinová, antiguamente era más habitual hacer formas con papel y poner frutas y dulces. Los adornos más similares a los que utilizamos en la actualidad no comenzaron a ser comunes hasta el siglo XIX.

“Los primeros árboles de Navidad tenían dulces colgados, algunos tipos que solo los más ricos se podían permitir, como los terrones de azúcar, algo que hoy puede sorprendernos. Estos se ponían dentro de pequeños papeles dorados o plateados. También se ponían frutas exóticas para la época, como las naranjas y los dátiles. Desde el siglo XIX comenzaron a fabricarse adornos más artesanales y caseros con los materiales que había disponibles en el lugar. Por ejemplo, se hacían adornos de paja”.

La industria checa de los adornos de Navidad

La costumbre de la fabricación manual de adornos navideños arraigó en Bohemia del Norte a mediados del siglo XIX.

Foto: Roman Casado

En aquella época comenzó en esa región la fabricación casera de los adornos, según indicó la jefa de taller de la cooperativa DUV-Družstvo, dedicada a estas tareas, Regína Jaklová.

“La gente fabricaba los adornos en casa, en candiles caseros alimentados con gasolina de barril. En algunos hogares aprendieron a soplar las bolas y las formas más difíciles, como pajaritos, puntas y campanillas. En otro hogar fue ubicado el taller de plateado. Ahí disolvían la plata por medio de amoníaco y nitrato argéntico. Luego metían los productos en una canasta y los llevaban a otra casa donde las mujeres de estos maestros pintaban los adornos”.

Regina Jaklová,  foto: Roman Casado

La fabricación casera iba en aumento hasta que el 20 de julio de 1931 se fundó la cooperativa DUV en Dvůr Králové y en las aldeas adyacentes, Doubravice y Zdobín.

“Los mejores sopladores se reunieron, ya que la demanda era cada vez más grande, y empezaron a exportar su mercancía. Por eso crearon esta cooperativa, que contaba con dos plantas, en Zdobín y Doubravice, y el almacén central en Dvůr Králové”.

La fábrica DUV se impuso pronto en el mercado exterior. En 1935, cuatro años después de su fundación, la empresa fue galardonada con el Gran Premio en una exposición mundial de Bruselas y más tarde obtuvo en la capital belga el galardón EXPO 1958. Hoy día, el 95% de su producción está destinada a la exportación.

Foto: Roman Casado

“En Europa exportamos sobre todo a Italia, Austria y Alemania. Allí vendemos principalmente colecciones de 35, 40 o 60 piezas de diferentes colores y tamaños. Una gran parte de nuestras exportaciones termina también en Estados Unidos y Canadá. Los clientes hacen auditorías en nuestras plantas para controlar si realmente todo se fabrica a mano, desde el procesamiento de cristal, el soplado, el plateado hasta la pintura”.

Hoy día, la fábrica DUV ofrece una gama de 80.000 productos realizados en 600 matices de colores.

La creación de un adorno navideño atraviesa diferentes fases de producción. Lo básico es naturalmente soplar el adorno, comenta Renata Berezová, quien nos guía por las instalaciones.

Renata Berezová,  foto: Roman Casado

“Nos encontramos en la sala de soplar donde se produce la base de cristal para la fabricación de los adornos navideños. El soplador calienta el vidrio sobre el fuego de forma simétrica y sopla lo que hace falta, ya se trate de las bolas u otras formas. Cada empleado debe cumplir las normas, pero claro que hay una tolerancia de desviación, porque se trata de trabajo manual. Los empleados deben cumplir una tolerancia de más o menos dos milímetros”.

El trabajo es difícil y no todos pasan por las pruebas de admisión, afirma nuestra guía. Solo tres de cada diez personas son capaces de aprenderlo debidamente para poder trabajar en la empresa.

Foto: Roman Casado

“Se puede decir que cualquiera aprende a soplar una bola, pero pocos logran cumplir la pauta de cantidad de sesenta decenas de piezas por ocho horas de trabajo, por un lado, y las normas de tamaño y forma, por otro. Esa es la única condición para poder trabajar aquí, pero pueden probarlo todos”.

La empresa DUV es el mayor fabricante checo de adornos navideños hechos a mano. Aunque las máquinas son más potentes, el trabajo manual es insustituible, asegura Renata Berezová.

“Al soplar la bola a máquina, el producto siempre lleva una soldadura, porque se elabora en un molde y no se le puede agregar un pasador pequeño arriba. En el mercado hay bolas sopladas a máquina, pero siempre tienen que llevar un pasador más grande”.
Una vez sopladas, las bolas pasan al proceso de plateado.

Foto: Roman Casado

“En esta sala los productos se platean. Las empleadas calientan la disolución de plata en el baño, con lo que se acelera la reacción química. La plata queda dentro, luego se saca el agua sobrante de los productos, que se secan y se sumergen en diferentes colores. Se hacen barnices, mates, pintura metalizada, etc. A los productos, que no se pueden sumergir en el baño, se les aplica pintura pulverizada del mismo modo que se pinta un automóvil, lo que se hace con una pistola y un compresor. Ese método se usa si queremos que los colores se solapen suavemente”.

En cuanto las bolas están sopladas y plateadas, se pasan al horno, indica Berezová.

“Aquí sumergimos los productos en diferentes colores. Los adornos se colocan en un tablero y se secan con el aire caliente que acelera todo el proceso. Luego se colocan en la estantería y se llevan a otra sala”.

Ahí las bolas pasan por las manos de las pintoras que las adornan con diferentes motivos, subraya Renata Berezová.

Foto: Roman Casado

“Una vez que las bolas están sopladas, plateadas y lavadas es necesario pintar en ellas los diferentes motivos. En nuestra planta realizamos varias técnicas de pintura: por ejemplo, con lápiz, es decir con un tubo de cristal, en el que está la cola y así sale una decoración plástica. Es como si adornáramos el pan de jengibre. Los adornos se espolvorean después con un folio picado finamente y mezclado con diferentes colores y otros componentes. Luego se les pegan perlitas, cristales, estampados de metal, etc.”.

El soplado y la pintura a mano son las fases más difíciles de toda la operación.

Foto: Roman Casado

“Depende de cada producto. Por ejemplo, el soplado es difícil, mientras que la pintura y el plateado no son tan exigentes. Aunque tampoco es fácil platear los adornos en forma de trompeta, por ejemplo, que tienen una forma curvada, y uno tarda más en hacerlo. Pero, en fin, el soplado y la pintura son los procesos más difíciles”.

De la sala de pintura, los adornos llegan a la estación final de todo el proceso de elaboración.

Foto: Roman Casado

“Al tener las bolas pintadas tenemos que quitarles el rabillo que llevan arriba. Así que hacemos un corte ligero con un cuchillo o lima especiales, lo arrancamos, y colocamos el pasador. Luego ya terminamos el adorno final, por ejemplo pegamos las plumas que representan las patas, utilizamos las de marabú o de pavo de diferentes colores: verde, amarillo, blanco o rojo, según el pedido del cliente. Luego los adornos se envuelven en las cajas y ya está. Ya se pueden vender”.

La empresa DUV exporta el 95% de su producción y tiene que satisfacer los diferentes gustos de clientes de todo el mundo.

“A los estadounidenses les gustan los productos multicolores, que llevan hasta siete colores en una bola. Los holandeses prefieren colores brillantes. Los italianos preferían durante mucho tiempo los colores clásicos: rojo, dorado y blanco, y este año por primera vez piden que en cada caja haya colores y decoraciones diferentes. En cuanto a los austríacos, depende si se trata de un pequeño vendedor, ese pide lo mismo, mientras que las cadenas comerciales grandes piden colecciones que cuadren con sus muebles, por ejemplo”.

Foto: Roman Casado

La jefa de taller de la empresa DUV, Regína Jaklová, dice que los adornos checos figuran entre los más bellos a nivel mundial.

“Al comparar los diferentes estilos, según mi experiencia puedo decir que los mejores en fabricar los adornos son los italianos. Pero después son los checos y los alemanes. Tan solo más abajo se ubican los demás. Los italianos lo tienen todo muy bien armonizado, los colores, y optan por preciosos motivos”.

Regína Jaklová indica que habitualmente los clientes sólo completan sus colecciones navideñas existentes, pero hay quienes compran colecciones completamente nuevas.

Foto: Roman Casado

“Un 80% de nuestros clientes vuelven cada año y compran piezas para completar sus colecciones. Pero hay clientes que cada año adornan el árbol con una colección completamente nueva. Nuestras bolas no son de las más baratas, por supuesto, ya que se trata de trabajo manual, pero también son de alta calidad”.

Hoy día, el mayor peligro para la supervivencia de la fabricación manual de los adornos es la competición barata del plástico. Pero a pesar de esta fuerte competencia, a Chequia recientemente vuelve la tradición de comprar adornos clásicos de cristal, dice la jefa de taller de la fábrica DUV.

Foto: Roman Casado

“Se puede decir que últimamente el mercado checo de adornos tradicionales va en aumento y la gente vuelve a comprar más bolas de cristal. En una de las temporadas anteriores nos dedicamos sobre todo a las colecciones antiguas, que conocemos de los tiempos de nuestras abuelas. En nuestra sala de ventas tenemos una sección dedicada a ese tipo de mercancía, pero por lo general ofrecemos bolas de colores estables, de oro, de plata, azul, violeta. En fin, tenemos piezas de todos los colores”.

La empresa DUV prepara para cada año una nueva colección de productos especiales para satisfacer el gusto del cliente.

Por ejemplo, en el pasado se trató de adornos en forma de corazones de pan de jengibre, o con motivos típicos checos de verduras pintadas en color azul, el llamado “cibulák”. Pero seguro que el año que viene nos sorprenderán con nuevos adornos artesanales.