Uno de los lugares más pintorescos de la capital checa, donde el tiempo se ha parado, se encuentra cerca del Castillo de Praga. Se trata del barrio Nuevo Mundo, que será el protagonista de este nuevo episodio de la serie “Lugares de Praga con Historia”.
Bajar desde el Castillo de Praga, el lugar más frecuentado por los turistas, hasta la muralla de los jardines del Palacio Czernín es como llegar a otro mundo. El nombre de este barrio con callejuelas tortuosas es Nuevo Mundo, un lugar de cuento de hadas, olvidado tanto por los praguenses como por los turistas. Olvidado también por la industrialización, ya que hasta 1985 era el último rincón capitalino con lámparas de petróleo.
Petr Ryska, autor del libro 'Praga desconocida' ('Praha neznámá'), contó a Radio Praga Internacional la historia de este lugar.
“El nombre Nuevo Mundo lo recibió por ser una colonia nueva, construida detrás de las murallas del municipio de Hradčany, del que más tarde pasó a formar parte”.
El barrio nació en el siglo XVI durante el reinado de los Habsburgo con el fin de alojar en cercanías del Castillo de Praga a los empleados del servicio real. Después de la muerte del emperador Rodolfo II de Habsburgo y en la víspera de la Guerra de los Treinta Aňos, la mayoría de los empleados del Castillo se retiraron del barrio y su aspecto cambió, explica Ryska.
“En su lugar llegaron personas de clase baja. En el siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX, hasta seis familias convivían en una casa diminuta. Una familia de hasta 12 miembros compartía tan solo una habitación, en muchas ocasiones sin ventanas. Los padres dormían en la cama, si la tenían, y los niňos en el suelo, cubiertos con trapos y rodeados de cucarachas”.
La Nápoles o el Montmartre praguense
Las habitaciones eran oscuras, húmedas y mohosas. Durante las inspecciones regulares de los hogares, los agentes de policía tenían que taparse la nariz con un paňuelo para aguantar el mal olor. Los días calurosos, los vecinos colocaban en la calle y los patios mesas y sillas para disfrutar el aire fresco. Junto con la ropa tendida entre las casas, el barrio recordaba a un pueblo del sur de Europa. De aquí surgió el sobrenombre la Nápoles praguense, como solía denominar a este lugar la prensa de la época. Este ambiente atraía especialmente a los cineastas, apunta el guía Ryska.
“Se rodaban películas sobre todo con temática criminal. La gente pobre que residía en el barrio solía estar vinculada al mundo del hampa de Praga y cometían delitos más y menos serios. En la Casa de la Cigüeña Dorada sucedió un crímen terrorífico que inspiró la serie de televisión 'La gente pecadora de la ciudad de Praga' ('Hříšní lidé města pražského')”.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, Nuevo Mundo se convirtió en un punto de encuentro de artistas. Muchos de ellos se refugiaban en las casas diminutas para evitar conflictos con las autoridades del régimen comunista, instaurado en Checoslovaquia en 1948. Uno de los vecinos más conocidos era el pintor Miloš Kurovský que tenía prohibido exhibir su obra. Por lo tanto, en la década de los sesenta del siglo XX decidió instalarse en Nuevo Mundo y exponer su obra para los transeúntes. La presencia de los artistas dio al barrio otro sobrenombre: el Montmartre praguense.
Una casa única en el centro de Praga
La casa que más destaca visualmente de la edificación local tiene el número diez y es la única en su género que se ha conservado en el casco histórico de Praga. Hecha completamente de madera con techo de tejuelas, este edificio rural poco típico para una ciudad en las cercanías del Castillo de Praga llama mucho la atención. Su nombre Casa del Cangrejo recuerda la época de antaňo, cuando en el cercano arroyo de Brusnice abundaban estos crustáceos. En 1739 se encontraba en su lugar un vertedero, al que posteriormente sustituyeron pocilgas para ganado y, finalmente, se levantaron en el lugar viviendas para gente pobre. De acuerdo con Petr Ryska, la estancia en esta casa no siempre traía suerte a sus inquilinos, explica.
“En los aňos sesenta del siglo XX convivían en esta casa dos amigos inseparables, los escritores Arnošt Lustig y Ota Pavel. Lustig emigró, pero Pavel permaneció cuidando la casa solo. Le resultó difícil porque sufría depresiones fuertes. Falleció en 1973 por un infarto en el Hospital Psiquiátrico de Bohnice”.
En 1987 compró la casa el propietario actual que se vio obligado a derrumbarla a consecuencia de la pudrición de la madera. Bajo la supervisión de los protectores de monumentos, se construyó una fiel réplica del caserío que actualmente alberga un hotel.
La atención de los transeúntes la llama asimismo la casa número seis, un edificio diminuto sin puerta y con una sola ventana que está conectada con las casas vecinas.
El rincón más dorado de Praga
Mientras que en la actualidad las casas se seňalan con un número, en el pasado la costumbre era ponerles nombres. Aunque en ese barrio pobre apenas había oro, en el nombre de casi todas las casas del Nuevo Mundo figura el adjetivo dorado. Ryska explica esta anomalía.
“Tiene que ver con la historia del barrio. La gente pobre que residía en este lugar quería adornar su mundo y por este motivo ponían en los nombres de sus casas algo dorado, como la Casa de la Cigueňa Dorada, la Casa del Arbusto Dorado, la Casa del Árbol Dorado, etcétera”.
La Casa de la Estrella Dorada presume de una arquitectura de cuento de hadas, mezclando los estilos barroco y clasicista. La planta baja de esta joya alberga actualmente una cafetería. Por su parte, la Casa del Grifo Dorado era la residencia de Tycho Brahe, renombrado astrónomo y alquimista danés que llegó a Praga como invitado del emperador Rodolfo II, apunta Ryska.
“Tycho Brahe permaneció durante una temporada en esta casa, pero como es muy pequeňa y él disponía de muchos aparatos para su investigación, el emperador Rodolfo II lo trasladó posteriormente a la Casa de Kurza, situada en la cercana localidad de Pohořelec”.
Otro de los residentes renombrados del barrio era el arquitecto Jan Blažej Santini que vivió en el siglo XVIII en la Casa de la Bellota Dorada. También el pintor Jan Zrzavý se inspiraba en este lugar único. Tras la caída del régimen comunista, Nuevo Mundo se ha convertido en un barrio con viviendas costosas.
Durante la visita al barrio, no hay que omitir el Monasterio de los Capuchinos más antiguo de Chequia, situado en el extremo norte de la Plaza de Loreto. De cara a la casa de Tycho Brahe doblando a la izquierda, llegarán hasta el Jardín de Lumbre, un lugar tranquilo con vistas a los techos del barrio Nuevo Mundo, al Castillo de Praga y la Catedral de San Vito, que podrán disfrutar con una tranquilidad inusual para el casco histórico de Praga.