El camino hacia una reforma económica II
¿Qué modelo de economía de mercado elegir? ¿Por qué combinación de mecanismos de regulación y de mercado decidirse? ¿Cuáles serán las formas de propiedad? ¿Privatizar todo o establecer la propiedad social y de grupo? ¿Quién poseerá las ramas decisivas de la economía? Estas preguntas deben haberse hecho los iniciadores de la transformación económica tras noviembre de 1989. En la presente edición del espacio Del totalitarismo a la democracia les familiarizaremos con algunos pormenores de dos proyectos de la reforma económica para la Checoslovaquia poscomunista, presentados al gobierno en abril de 1990.
Por su parte, el entonces ministro de Finanzas del Gobierno Federal checoslovaco, Václav Klaus, y sus colaboradores elaboraron la "Estrategia de una reforma económica radical".
Para simplificar, a continuación nos referiremos al proyecto de reforma económica propuesta por Vlasák como a la concepción checa y al proyecto de Klaus como a la concepción federal.
Ambas variantes de la reforma económica contaban con que la liberalización de los precios se llevaría a cabo de una sola vez en el año 1990 y sería acompañada de compensaciones.
Mientras que en la concepción federal estas compensaciones tocaban sólo a los ciudadanos, en la concepción checa se contaba también con compensaciones para el sector empresarial en el marco de programas de reestructuración de las empresas desestatalizadas.
En cuanto a la apertura de la economía nacional al mundo se refiere, la concepción federal proponía una liberalización inmediata del comercio exterior, lo cual suponía un alto nivel de devaluación de la corona checoslovaca - de las 15 coronas por dólar estadounidense a las 28 coronas. El tipo de cambio sería estipulado por el Fondo Monetario Internacional. Ello llevaría consigo un brusco aumento de los precios, una reducción de la demanda interior y por consecuencia un profundo descenso de la producción.
La concepción checa proponía realizar la liberalización del comercio exterior en dos fases sucesivas. Es decir, primero llevar a cabo una liberalización parcial, manteniendo cierto grado de regulación del comercio exterior y del mercado de divisas. Durante cierto tiempo debían existir paralelamente dos tipos de cambio: un tipo de cambio oficial sin devaluación extrema, a saber de 17 a 20 coronas por dólar, y un tipo de cambio determinado por la oferta y la demanda en el mercado libre. La política económica del Estado promovería la ampliación del mercado libre y el acercamiento de los dos tipos de cambio, hasta llegar a conseguir una plena derregulación.
Los dos proyectos diferían también en lo que se refiere a la estrategia de la transformación de las relaciones de propiedad. La concepción federal contaba con una rápida transformación de las empresas estatales en empresas privadas, partiendo de la teoría del papel decisivo de la propiedad privada para el comportamiento de las entidades económicas en una economía de mercado. El método estándar de la privatización utilizado en las economías de mercado desarrolladas le parecía al equipo de Klaus demasiado lento. Además en el país no había recursos suficientes de capital. Por ello, fue propuesta la privatización por el método de cupones mediante la cual los bienes de las empresas estatalizadas se repartirían entre los ciudadanos, creándose así una capa de propietarios privados.
Por su parte, los expertos económicos del Gobierno checo hicieron énfasis en el hecho de que cada una de las empresas estatales disponía de diferentes condiciones de partida que no correspondían a sus capacidades empresariales, ya que estas condiciones habían sido creadas por el Estado comunista que redistribuía el capital frecuentemente según otros criterios que los económicos. Por ello, la concepción checa proponía realizar primero una desestatalización general de las empresas estatales paralelamente con la liberalización de los precios. Luego seguiría la privatización. El objetivo era que en el mercado liberalizado entraran empresas de pleno valor capaces de comportarse según las reglas de juego de una economía de mercado.Por otro lado, ambos equipos acordaron rápidamente el inicio de la así llamada pequeña privatización, referente al sector del comercio al por menor y de los servicios.
El 3 de mayo el Gobierno Federal decidió que la concepción de la reforma económica elaborada por el Gobierno checo sería integrada al proyecto preparado por el ministro de Finanzas federal, Václav Klaus. A partir de ese momento todas las actividades relacionadas con los preparativos de la reforma se desarrollaron sólo en el terreno del Gobierno Federal.
El proyecto definitivo de la reforma económica fue adoptado por la Asamblea Federal de Checoslovaquia en septiembre de 1990. Aparecieron en él algunos elementos de la reforma propuesta por el equipo de Vlasák, como por ejemplo el establecimiento del Fondo del Patrimonio Nacional, institución encargada de realizar las decisiones sobre la privatización y de administrar temporalmente las participaciones estatales destinadas a la sucesiva privatización. Frantisek Vlasák fue el único miembro del Consejo Económico del Gobierno checo que participó después de las elecciones de junio de 1990 en las sesiones del Gobierno Federal referentes a los preparativos de la reforma económica.
El 20 de septiembre de 1990 la República Checa restableció su afiliación al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Al año siguiente, las dos instituciones concedieron al país un crédito, cuyo valor total superó los mil millones de dólares, para apoyar el programa de la reforma económica.