Un paseo por el Museo Checo de la Música

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Puede resultar extraño saber que en Praga edificios que otrora albergaron iglesias hoy sirven para actividades totalmente distintas.

Como producto de la desamortización llevada a cabo por el emperador José II, la imponente iglesia de Santa María Magdalena construida de 1656 a 1677 de acuerdo a un proyecto de Francesco Caratti y de Christof Dientzenhofer, pasó en 1783 a ser la Oficina de Correos de Praga, y posteriormente una gendarmería y un archivo.

Hoy, y tras el resultado de una profusa restauración que tardó más de un año, da espacio al Museo Checo de la Música. Una atractiva instalación visual da la bienvenida al visitante a través de una retrospectiva del desarrollo de la música popular checa en la segunda parte del siglo XX.

A muchos melómanos y amantes de la música seria contemporánea les parecerá interesante la sala que presenta, entre otros instrumentos, un piano Förster fabricado en el Norte de Bohemia y dos clarinetes Söhne que fueron hechos para interpretar música de un cuarto de tono. Estos se acomodaban así al propósito del compositor Alois Hába, por cuyo encargo fueron hechos.

En otra de las salas del museo encontramos una riquísima colección de instrumentos de teclado, de interés especial tanto para los fabricantes de instrumentos de época como para los intérpretes y amantes de la música antigua. Hay aquí clavicordios, cembalos y pianofortes. La colección cuenta entre otros instrumentos con un clavicordio veneciano de 1543, que es el más antiguo de todas las colecciones existentes. Tiene una etiqueta en la que se puede leer el nombre de su constructor, Domenicus Pisaurensis.

Podemos admirar también un cembalo anónimo de un manual, hecho en la segunda mitad del siglo XVIII con una profusa decoración con motivos de inspiración china, muy de moda en la época. Hay otro cembalo de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII que podía hacer la función de cómoda.

El museo muestra pianos no convencionales que en el siglo XIX se hicieron como una propuesta alternativa a la forma habitual del piano. Nos topamos con un piano que tiene su caja de resonancia en forma de pirámide y otro con forma de arpa llamado técnicamente "piano-jirafa".

Otra gran sorpresa de la exposición es, sin duda, el piano que tocó Franz Liszt en sus conciertos en Praga en 1846. La colección de instrumentos de teclado la completan órganos y harmonios.

La sección de instrumentos de cuerda es muy rica en variedad y calidad. El que quiera admirar de cerca un violín Amati, Guarneri o un Testore, no tiene que ir a Italia, y si quieren encontrarse con un Vuillaume no hace falta viajar a la ciudad de las luces. Todo lo pueden admirar en el Museo Checo de la Música.

Y como si eso fuera poco, la exposición cuenta, ni mas ni menos, que con un "Nicoló Amati" de alrededor de 1650. Como es bien sabido Nicoló fue el miembro más importante de esta familia de lutieres, proveniente de Cremona, Italia. De esta misma familia es posible ver aquí una viola de Antonius y Hieronymus Amati del año 1592.

Junto a los violines de la escuela del Tirol Stainer la colección tiene una impresionante gama de instrumentos de arco y punteados hechos por lutieres de Bohemia. Nos encontramos con nombres como Joannes Eberle, Tomás Hulinský, Johann Hellmer.

En el Museo Checo de la Música hay asimismo violas, arpeggiones, violas da gamba, violas de amor, laúdes, archilaúdes, guitarras barrocas y toda una serie de sofisticados instrumentos.

Luego de un interesante recorrido por la sección de arpas (con piezas del primero y más exitoso constructor de arpas de Bohemia Alois Cervenka (1857-1938) nos adentramos en la sección de instrumentos de viento.

La colección cuenta con instrumentos que van desde cromornos (instrumento de lengüeta en cápsula conocido en la Castilla del siglo XVI como "el doblado") flautas de pico y traversas, oboes de amor, un dulcián (el ancestro renacentista del oboe), fagotes, clarinetes, etc.

Especial atención merece un par de cornos "basetto" hechos en Viena entre 1788-1792, instrumento para el que en un principio fue pensado el concierto de clarinete de Mozart que, dicho sea de paso, fue compuesto en Praga.

El Museo Checo de la Música tiene una serie de instrumentos mecánicos, producto de la revolución industrial y del ingenio del siglo XIX y XX tales como un polífono hecho en Leipzig entre 1890 y 1914.

Para el futuro se planifica la apertura en el Museo Checo de la Música en Praga de una sala para conciertos de música de cámara, un café y una tienda de música. El museo se encuentra abierto los lunes y los viernes de 10 a.m. a 3 p.m. y los miércoles y los jueves de 10 a.m. a 6 p.m.y tiene facilidades para personas discapacitadas. Invitamos así pues a nuestros amigos oyentes a explorar los intrincados y estéticos laberintos de la organografía musical en la capital checa.

Autor: Emanuel Mora
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