“MyCello”, el violonchelo checo salido de una impresora 3D que sorprende al mundo
El uso de las impresoras 3D parece no tener límites. Entre lo más novedoso encontramos los violonchelos de la empresa checa Sensio.cz que ya se pueden escuchar en diferentes partes del mundo.
La empresa Sensio.cz, de la región de Olomouc, ha exportado más de 150 violonchelos fabricados en impresoras 3D a todo el mundo. Músicos de Estados Unidos, Gran Bretaña o Italia los utilizan en sus ensayos y conciertos.
Conocidos como “MyCello”, los violonchelos fabricados a partir de una impresora 3D nacieron prácticamente a raíz de la pandemia de COVID-19. Resulta que Ondřej Kratochvíl y Jan Tobolík crearon hace 11 años una empresa de software especializada en sistemas de información para escuelas de arte. Pero como consecuencia del COVID decidieron comprar una impresora 3D para imprimir protectores faciales, y fue así como poco a poco descubrieron las posibilidades de aquella herramienta y surgió la idea del violonchelo de plástico, según dijo a la Radio Checa, Ondřej Kratochvíl
“Intentamos conservar los contornos para que nuestro violonchelo tenga algo de parecido a los instrumentos clásicos. Puede dar la impresión de que se trata de un instrumento futurista, pero en realidad los músicos tienen a disposición todo lo necesario e indispensable para tocar a gusto”.
La idea de imprimir violonchelos surgió de las necesidades del propio Kratochvíl, que por aquella época necesitaba ensayar sin molestar a los vecinos y a su hijo recién nacido. Fue así como determinaron que sería un instrumento ideal para principiantes.
"El espectro de clientes es amplio. Desde el principiante hasta el profesional. En un inicio pensamos que sería para principiantes o para gente como yo, que necesita ensayar en casa”.
En la actualidad, “MyCello” es un instrumento muy buscado por músicos profesionales que lo utilizan para ensayar y para sus conciertos, claro que no en el caso de una orquesta sinfónica, pero sí para otro tipo de cuerpo musical, como la banda de rock-metal del propio Kratochvíl.
El director de Sensio.cz, Jan Tobolík, sostuvo que con sus violonchelos de plástico no pretenden sustituir al violonchelo clásico, pero está convencido que el instrumento musical plástico seguirá desarrollándose y es de gran ayuda para los músicos. Entre sus ventajas destacó que imprimir uno tarda dos días, mientras que la fabricación de un clásico requiere medio año, y además se puede desarmar en varias partes para facilitar su transporte.