Reconciliación de Milan Kundera con los checos da otro paso
Con el reciente otorgamiento del Premio Nacional de Literatura a Milan Kundera, los checos quieren seguir reconciliándose con su escritor más famoso y apreciado en el extranjero, continuando con la senda trazada en 2006, cuando se publicó en checo La insoportable levedad del ser.
"La obra es la consecución de un largo trabajo sobre un proyecto estético", dice Milan Kundera en su libro de ensayos El Telón, publicado en París en 2005, en francés, y traducido ya al español y al inglés, entre otras lenguas, pero no al checo.
"La vida es corta, la lectura es larga y la literatura se está suicidando debido a una proliferación insensata. ¡Y cada novelista, empezando por sí mismo, debería eliminar todo lo que es secundario, clamar para sí y para los demás la moral de lo esencial", continúa el escritor en ese libro.
La moral de lo esencial es lo que ha llevado a Kundera a la cúspide de la literatura mundial y por eso, además de rico, famoso y respetado, gracias a su arte, todos los años suena como posible candidato al Nobel de Literatura.
Kundera nació en Brno, en 1929, y alcanzó a publicar tres libros en su país antes de partir al exilio, en 1975. Se radicó en Francia y pronto adoptó el francés como suyo, aunque aún publicó algunas obras en su lengua materna, entre ellas La insoportable levedad del ser, que lo convirtió en celebridad después de la adaptación al cine hecha por Hollywood.
Son pocos los escritores que han logrado destacar escribiendo en una lengua que no sea la materna. El ruso Vladimir Nabokov es una de esas excepciones, ya que escribió primero en ruso y luego en inglés. En esa lengua publicó su obra maestra, Lolita.
Milan Kundera es otra. Le fue retirada su ciudadanía checa por las autoridades comunistas en 1981 y adoptó la francesa y pronto comenzó a escribir y destacar en esa lengua, con títulos como La inmortalidad, La lentitud y La ignorancia.
El escritor siempre se ha mostrado reacio a que esos libros sean llevados al checo, aduciendo que no tiene tiempo para revisar las traducciones. Y como él comenzó a olvidarse de su tierra natal, sus compatriotas comenzaron a olvidarlo a él, en un acto de reciprocidad.
Pero si Milan Kundera merece un lugar en la Historia de la Literatura con mayúsculas se debe, sobre todo, a su obra en checo, empezando por La broma, publicada en 1965, una macabra pieza maestra que irritó al comunismo y por la que fue represaliado después de la invasión soviética de 1968.
"Escribo por el placer de contradecir y por la felicidad de estar solo contra todos", es una de las frases célebres de Kundera. Con La broma se ganó el repudio de la oficialidad y perdió su empleo de profesor.
"La lucha del ser humano contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido", ha dicho también Kundera, quien luchó contra el poder, partió al exilio, se afrancesó y fue olvidado por sus compatriotas.
Ese olvido comenzó a dar paso a la reconciliación en 2006, cuando 22 años después de su publicación en Francia, fue editada la primera versión oficial en checo de La insoportable levedad del ser.
La novela fue un descubrimiento tardío para los checos, pero no por eso dejó de seducir, tanto a la crítica especializada como a los lectores, que la convirtieron en un best-seller inesperado.
El jurado de la presente edición del Premio Nacional de Literatura tomó en consideración ese libro, pero también las obras anteriores en checo de Kundera para otorgarle el galardón.
El escritor no estará presente en la entrega de la distinción, este jueves en Praga, ya que se encuentra convaleciente de una operación, pero envió una grabación, que será presentada durante la ceremonia.
"A Kundera le alegró mucho obtener el premio y sintió no poder venir a Praga", dijo el presidente del jurado del Premio Nacional, Ales Haman, quien restó importancia a la polémica creada en torno al autor.
"Lo que trasciende es que su obra ha ayudado a la literatuta checa a penetrar en el contexto mundial, el resto nos parece marginal. Además, Kundera no se considera un escritor francés sino que se siente bilingüe", sostuvo.
Todo parece indicar que el idilio que Milan Kundera vive con los checos está recién empezando.