Praga es una ciudad con el ambiente musical más rico de Europa
Arturo Escobar es un violinista chileno que integra la banda Mariachi Azteca de Praga. Después de estudiar música en la Pontificia Universidad Católica de Chile llegó a la capital checa, ciudad que le atrajo por su fama de destacado centro musical europeo.
“Es muy diverso. En distintas partes de la ciudad se pueden escuchar distintos tipos y estilos. Está compuesto además por una gran tradición de música clásica, que es lo que me trajo acá a Europa, y especialmente a la República Checa. Praga es una de las ciudades que tiene el ambiente musical más rico de Europa y del mundo, me atrevería decir también. Uno puede ver músicos en la calle normalmente, cosa que en muchos países no es tan corriente. Además, en América Latina la música clásica es una cosa un tanto exclusiva, en cambio acá se trata de una cuestión que la gente tiene muy bien interiorizada y adoptada.
¿Tiene compositores checos predilectos?
“Los compositores checos tuvieron y tienen hasta hoy una importancia relevante en el repertorio clásico mundial. Entre ellos destacaría a Smetana y a Dvořák. En el caso del violín, tenían un pedagogo muy importante, Otakar Ševčík, que escribió libros para estudiantes y que me dio unos dolores de cabeza muy grandes cuando estaba estudiando”.¿Cuáles son las reacciones del público a sus presentaciones?
“Las reacciones son muy distintas en dependencia de la región de la República Checa donde uno está tocando. Cuando uno toca en Praga muchas veces son muy bien acogidas ciertas canciones que son de conocimiento mundial, como también una canción en especial que es muy conocida en la República Checa que es ‘Cucurrucucu’. Pero en general el público checo es muy cálido”.
¿Le costó acostumbrarse a la vida en este país? ¿Cuántos años vive aquí?
“Un año y medio. El idioma ha sido principalmente una barrera muy importante en algunos casos. Pero afortunadamente la gente joven ha aprendido bastante inglés, idioma que domino bastante bien, con el cual puedo darme vueltas por este país y a la vez aprender un poquito de checo”.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
“En los próximos cinco años quiero quedarme en la República Checa, que es un país muy acogedor que, además, me ha recibido muy bien. Extraño mi país, por supuesto que, dicho sea de paso, es uno de los países estables dentro de Latinoamérica. En Chile me iba muy bien desde el punto de vista de trabajo, pero hay algo que uno como músico siempre anda buscando, que es donde sentirse más cómodo desde en cuanto a su profesión. Ser músico, en cualquier aspecto, es una profesión dura que siempre da notar nuevos desafíos. Y uno de los desafíos que me tracé cuando yo llegué a este país fue poder hacer música. Y en algún minuto puedo llegar también, ¿porqué no?, a hacer la música clásica. Pero ya empecé con algo porque la música de mariachi es una música, si bien es folklor, pero es como lo más clásico del folklor. Digamos que estoy empezando con algo más o menos establecido”.
A su juicio, ¿la República Checa es un buen país para los músicos?
“Es un país muy acogedor para todo tipo de personas, y para los músicos también. Especialmente, uno puede vivir experiencias que va a recordar hasta viejo”.