Jan Fischer ya es el nuevo primer ministro de la República Checa
La República Checa ya tiene primer ministro: Jan Fischer. El antiguo presidente del Instituto Checo de Estadística ha sido nombrado este jueves y desde ahora será el encargado de dirigir el Gobierno de tecnócratas que regirá el país hasta las próximas elecciones de octubre.
La crisis gubernamental se ha solucionado en tiempo récord, sobre todo si consideramos que la última situación similar, sucedida tras las elecciones de 2006, el país vivió en desgobierno durante unos seis meses. El pasado 24 de marzo cayó el Gobierno tripartito de Mirek Topolánek y poco después de dos semanas la República Checa ya tiene primer ministro.
O mejor dicho, dos primeros ministros: Mirek Topolánek, en calidad de saliente, y Fischer, que tomará el relevo definitivamente el 9 de mayo. Fischer declaró no sentirse intimidado por la tarea que le espera
“Cuando alguien entra por primera vez en, digamos, una arena, un estadio, uno queda impresionado. Y eso es lo que me espera. Pero por otro lado no soy una persona sin experiencia con la Unión Europea. No soy desde luego ningún novato”, aseguró el nuevo primer ministro.La primera tarea de Fischer será formar su Gabinete. Lo hará a partir de las sugerencias de socialdemócratas y cívico-democráticos. Después le espera una gestión de cinco meses basada en dos ejes: la presidencia de la Unión Europea, que concluye en junio, y las medidas anticrisis. Respecto a esto último, el plato fuerte será la elaboración del presupuesto para 2010, como explica el mismo Fischer.
“Lo del presupuesto será un trabajo muy duro y complicado. Incluso para un equipo de expertos, ya que en estos momentos es difícil hacer pronósticos económicos. De todas formas una de las prioridades de mi Gabinete es hacer un presupuesto desde el punto de vista técnico, aunque cuento con que después de las elecciones se debata en el Parlamento y entren en juego consideraciones políticas, al llegar al poder un Gobierno normal”.
Fischer comentó que se toma su nueva responsabilidad como un servicio al Estado y no como el comienzo de una carrera política. De hecho una de las condiciones que puso antes de aceptar que se propusiera su nombre como primer ministro fue que se le reservara el derecho a volver al Instituto Checo de Estadística al terminar su Gobierno.