El Acuerdo de Asociación UE-repúblicas post-soviéticas nace entre sombras e incertidumbres
La colaboración entre la Unión Europea y las seis antiguas repúblicas soviéticas de Europa Oriental y el Caúcaso ya ha comenzado oficialmente. La cumbre celebrada en Praga estuvo marcada por las ausencias de un total de 11 mandatarios, en su mayoría más preocupados por mantener la buena relación con Moscú que con los socios del acuerdo.
La Unión Europea sigue buscando, 20 años después de la caída del telón de acero, definir su relación con las antiguas repúblicas soviéticas. El Acuerdo de Asociación Oriental viene siendo promovido desde hace un año por Polonia y Suecia, y más recientemente por la República Checa. También conocido como ‘Partenariado Oriental’, el acuerdo pretende establecer lazos económicos y políticos que favorezcan una estabilidad en la región que resulte beneficiosa y productiva para ambas partes. Sin embargo, no contempla la posibilidad de adhesión de ninguno de los países ni la eliminación de visados a los ciudadanos de las repúblicas post-soviéticas.
El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, es consciente de lo compleja que resulta la colaboración con la zona.
“Es una tarea muy complicada. Los seis países que se nos van a unir en esta estructura son muy distintos unos de otros. Unos son productores de energía, otros no. Unos tienen un nivel de democracia sobresaliente, otros menos. Alguno sufrió un serio conflicto el verano pasado,… cada país tiene sus complicaciones específicas, pero todos comparten el deseo de tener una relación sólida y equilibrada con la UE”.
Javier Solana se refería en estas declaraciones al conflicto armado que el verano pasado enfrentó a Georgia con Rusia. La relación de las partes con el Kremlin es precisamente otra de las dificultades principales del Acuerdo de Asociación Oriental. La UE aprobó en marzo 600 millones de euros para proyectos conjuntos a realizar hasta 2013 con estos países, en posible colaboración con terceros, en clara alusión a Rusia. Pero Moscú considera el acuerdo como una intromisión de la UE en su zona de influencia, como reconoce el mismo Serguei Lavrov, ministro ruso de Exteriores. Javier Solana insiste en negar semejante idea.
“Este Acuerdo de Asociación es como cualquier otro de los que tiene la UE con sus vecinos. Ninguno está dirigido contra nadie, como este tampoco lo está. El Acuerdo es para la cooperación y para la estabilidad en una zona muy importante de Europa”.
Los grandes países europeos occidentales, en cualquier caso, prefieren mantener las buenas relaciones con Rusia. Por eso, a la cumbre no asistieron los mandatarios de España, Francia, Gran Bretaña e Italia. El gesto también fue interpretado como un desplante al Primer Ministro checo saliente, Mirek Topolánek, en el que fue el último día de su mandato.