Tono Stano: “Todo lo humano puede verse a través del cuerpo de la mujer”
Tono Stano pertenece a la generación de los años 60 y si bien proviene de una pequeña ciudad eslovaca, la mayor parte de la vida de este fotógrafo ha transcurrido en Praga. Ha realizado exhibiciones en todo el mundo y sus imágenes aparecen tanto en algunas de las más reconocidas galerías y ferias de arte internacional como en las portadas de importantes libros de fotografía y en los calendarios del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary.
“Originalmente iba a estudiar algo relacionado con la gráfica y el dibujo pero finalmente y por falta de vacantes me decidí por la fotografía. Nunca había experimentado con una cámara y eso me daba más valor que miedo, pues era algo que podía aprenderse sin problemas. Para mí, era una especie de juego y además creía, y aún hoy creo, que en las artes visuales lo más importante es tener ganas de ofrecerle algo a alguien”.
Dentro de sus experiencias y actividades como estudiante en la Universidad de Artes Visuales de Praga (FAMU) se encuentra la creación de la llamada Nueva Ola Eslovaca (Slovenská Nová Vlna). Este movimiento se define como una tendencia fundada y desarrollada en los años 80 por un grupo de estudiantes de fotografía eslovacos en Praga. Además de Tono Stano, participaban en ella Miro Švolík y Rudo Prekop, entre otros.
Caracterizada principalmente por una fuerte relación con lo escenográfico y con un estilo que acentuaba el erotismo, esta tendencia se dejaba influir también por el surrealismo y el simbolismo. Tono Stano hace referencia al contexto en el que nació este movimiento.
“La atmosfera en Famu era de queja constante y junto con Rudo Prekop y otros compañeros sentíamos que los mismos estudiantes no confiaban en lo que hacían, que creían que debían mantener las viejas estructuras. Parecía que la idea de creación estaba en plena crisis. En ese contexto, decidimos abocarnos a la experimentación y empezamos a trabajar a un nivel más intenso hasta que, de a poco, lo que hacíamos comenzó a cobrar importancia, a ser algo nuevo, algo vivo, algo actual”.
Era todavía la época comunista pero el régimen en lugar de condicionarlo o limitarlo, más bien le ofrecía estímulos para la búsqueda, la creación y la realización de su trabajo como artista. En su opinión, la fotografía carecía de interés y no se consideraba un elemento de amenaza, algo que pudiera influir o afectar el orden estipulado.
“Me siento bien cuando estoy en un contexto en el que hay caos, en el que hay que modificar algo negativo. En esa época los perseguidos eran principalmente escultores y pintores, no fotógrafos. Entonces, para mí era incluso divertido poder jugar con el hecho de que afuera había un sistema rígido y limitado pero que dentro de mi atelier se podía hacer lo que uno quisiera y no tener que escuchar a otro dando instrucciones”.
Con un fuerte hincapié en la impresión escénica y utilizando técnicas relativamente simples y dirigidas a resaltar los contrastes y los tonos en la fotografía en blanco y negro, ya en esa época, su objeto de estudio comenzaba a concentrarse en la figura humana. Las posibilidades estéticas que le ofrecía y, aún hoy, le ofrece el cuerpo de la mujer como un modo de expresión del mundo mismo, le resultan inagotables.
“El cuerpo de la mujer es armónico, y es un tema fuerte y rico a tratar. En mi caso, siento que puedo volver una y otra vez a él y siempre hay algo más, que, por sobre todo, me enriquece. Todo, creo, puede verse a través de ese cuerpo. De alguna manera, todo lo humano está relacionado con él”.
Tono explica que entre las características básicas que hacen a un fotógrafo o a cualquier otro artista se encuentran la conexión con el medio en el que vive y la humildad de poder relacionarse sinceramente con él. El verdadero arte y la cultura radican en que ambas responden adecuadamente a un sitio y a un momento histórico preciso.
Desde su perspectiva, la fotografía es, a fin de cuentas, el poder imaginarse el resultado visual de algo y materializarlo.