Chequia acude a Copenhague, en principio, con una postura conservadora
La cumbre de Copenhague, que ha comenzado este lunes, tendrá una importancia histórica no únicamente desde el punto de vista medioambiental, sino también en cuanto al desarrollo industrial y económico del mundo. La República Checa podría decantar la posición europea hacia unos objetivos más ambiciosos.
Y es que para modernizar la industria y pasarse a las fuentes de energía renovables es preciso realizar fuertes inversiones, que no todos los países están en disposición de hacer. Esto divide la cumbre, básicamente, en dos bandos: los desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
Como parte del primer grupo, la República Checa se plantea los mismos objetivos que el resto de Europa, como destaca el coordinador de la representación checa, Pavel Zámyslický.
“Nuestra intención es conseguir un compromiso de los países en vías de desarrollo para reducir sus emisiones en entre un 25 y un 40 por ciento para el año 2020. Después también queremos marcar objetivos para las grandes economías en desarrollo como China, India y Brasil. Sus gobiernos ya vienen con algunas cifras, aunque por supuesto nos gustaría que fueran lo más ambiciosas posible, y que su reducción de emisiones fuera comprobable y medible”.
Otra cosa es el compromiso de los propios europeos. En este asunto la Unión no es uniforme. Últimamente, la República Checa se ha mostrado en este tema más cercana al resto de países europeos ex comunistas. Con un tejido industrial más anticuado que sus compañeros occidentales, y con una gran proporción de energía basada en el carbón, la Europa del Este parece reacia a alcanzar un acuerdo demasiado ambicioso.
Aún así, los checos podrían hacer en Dinamarca de bisagra y decantar la posición europea hacia las posturas más ecologistas de Alemania o Francia, como subraya Karel Polanecký, de la organización ecologista Duha.
“El papel de la República Checa puede ser el de romper el bloque del Este, liderado por Varsovia, que está frenando la posición común de la Unión Europea. Si la República Checa, como uno de los países más destacados de este bloque, se distanciara, eso sería una buena señal. Podrían unírsele los húngaros y los eslovacos”.Actualmente el ocho por ciento del combustible utilizado en la República Checa es respetuoso con el medio ambiente, y solo el 6,6 por ciento de su producción de electricidad procede de fuentes renovables. Tras Copenhague estas proporciones deberían incrementarse hasta el 20 por ciento.