El adiós del infatigable embajador peruano
Alberto Salas, embajador peruano en Praga por cinco años, le puso punto final a su misión en Chequia con un broche de oro: la medalla Karel Kramář que recibió de manos del primer ministro Jan Fischer por su destacada labor diplomática. En la hora del adiós, Salas hace un balance de su trabajo en Radio Praga.
Las relaciones diplomáticas entre República Checa y Perú gozan de un estado de salud inmejorable, gracias, sobre todo, a la destacada y ardua labor de Alberto Salas al mando de la embajada peruana en Praga durante cinco años.
Pero como todo lo bueno tiene su fin, el periodo de Salas en el país ya ha concluido. El embajador Salas dejó sus funciones a fines de marzo, no sin un dejo de tristeza.
“Por más que uno haya estado de turista en una ciudad tan bonita como Praga, vivir aquí hace que uno se comprometa y se concentre en muchas cosas muy atractivas, muy interesantes desde el punto de vista cultural, turístico, histórico, que empiece a apreciar el calor de su gente, la hospitalidad. La forma que tienen de ver a mi país, al Perú, el interés que tienen de descubrir más del Perú, de acercarse a mi país, todo eso ha hecho que se creen unos lazos muy especiales muy fuertes que hacen bastante difícil y penosa mi partida”.Alberto Salas dice que deja muchos amigos en Praga y la República Checa y por eso, promete que visitará el país a menudo, dentro de lo posible. Y si hay una cosa que lamenta, fue no haber podido aprender mejor el idioma checo.
“Bueno, aprendí muy poco. Entiendo más de lo que hablo. Puedo leer los titulares del periódico, puedo saber de qué están hablando pero obviamente es muy difícil para que yo me exprese en checo. Puedo leerlo y me he atrevido en muchos de mis actos oficiales, me he atrevido a leer parte de mis discursos en checo, obviamente luego de entrenarme un poco. Pero yo creo que era para mí una obligación tratar de hacer un gesto de cortesía hacia el país que me recibe y que me ha tratado tan bien y ha tratado tan bien a la misión a mi cargo, así que por eso yo dije que de todas maneras yo tengo que aprender lo básico del checo y sobre todo poder leerlo en alguna conferencia”.
En la hora del balance, Alberto Salas cree que han sido cinco años muy provechosos, en los cuales se ha incrementado muchísimo la relación, “la hemos diversificado, ampliado”, asegura. Años de arduo trabajo, pero de mucho éxito. Y para muestra, un botón.
“Como hitos podría yo decir que lo más importante es la visita de Estado que hizo el presidente Klaus al Perú en noviembre del año pasado. Esa visita marca un hito muy importante porque es un gesto político que resulta del buen estado de las relaciones bilaterales. El hecho que un jefe de Estado vaya a un país denota que las relaciones están óptimas y que hay una conversación, un diálogo directo entre presidentes. Y se dio el caso. El diálogo entre los presidentes, el acercamiento en muchos puntos de vista, políticos, económicos, bilaterales y multilaterales, la agenda fue bastante amplia”.
Alberto Salas destaca también la visita de trabajo a Praga del ministro de Relaciones Exteriores del Perú, en diciembre de 2007, para celebrar los 85 años de las relaciones bilaterales.
Además, sostiene que las relaciones comerciales marcaron profundamente su mandato.
“Otro hito fue la cuestión económica-comercial. Hemos incrementado el comercio bilateral. Hemos pasado a una situación de mucha expectativa, tanto en inversiones checas en el Perú, como en comercio peruano hacia la República Checa. Incluso el presidente Klaus, en su visita, estuvo acompañado de una misión comercial. Cuando fue el entonces primer ministro Topolánek a la Cumbre de la Unión Europea con América Latina, celebrada en Lima, hace dos años, también fue una misión comercial”.
Dentro de las actividades culturales, el embajador Salas, ya ex embajador, pone como ejemplo la exhibición el Oro de los Incas, que fue un éxito tanto en Praga como en Brno, y las actuaciones en el país de dos de los artistas peruanos más famosos del mundo: la cantante Susana Baca y el tenor Juan Diego Flórez.