Los flamencos buscan inspiración en la separación de Checoslovaquia
En caso de disolver Bélgica, la Nueva Alianza Flamenca buscaría inspiración en la separación de Checoslovaquia. La futura coalición gubernamental checa quiere combatir con más severidad la corrupción. La crítica estadounidense apaleó la última pieza teatral de Václav Havel. En esos temas centra su atención la prensa checa este martes.
El objetivo de los independistas flamencos está claro: ampliar las competencias de la Región Flamenca en Bélgica. Dicha agrupación, además, no descarta la posibilidad de crear una república independiente que se afiliaría a la Unión Europea.
El jefe de la Nueva Alianza Flamenca, Bart De Wever, por el momento no insiste en la separación de Bélgica, pero en caso de que ello suceda, seguiría el ejemplo de la disolución de Checoslovaquia en 1993.“Si se realiza de forma democrática, como en el caso de Chequia y Eslovaquia, no sería ningún problema”, explicó el político, de 39 años de edad, en Lidové Noviny.
La nueva coalición gubernamental checa, integrada por el Partido Cívico Democrático (ODS), TOP 09 y Asuntos Públicos (VV), se propone llevar a cabo cambios históricos para combatir la corrupción en la justicia, subraya el diario Mladá Fronta Dnes.
Las nuevas medidas suponen la introducción de tribunales y fiscales anticorrupción especiales. El proyecto cuenta también con utilizar los “agentes provocadores” en casos de sospecha grave de corrupción, y hacer más transparente el acceso a las declaraciones fiscales de los políticos.
El diario The New York Times criticó ‘La Partida’, la última obra teatral del ex presidente checo, Václav Havel, como “una sátira aburrida y sin rumbo fijo”, indica Právo.
Al comentar el estreno de ‘La Partida’ en EE.UU., el periódico indicó que carece de un desenlace agudo, y que “el autor tardará mucho tiempo en quitarse de encima la herrumbre que se le acumuló durante las dos décadas que pasó en la política”.
Právo subraya que también los críticos en otros países han destrozado la última pieza de Havel: a la prensa sueca no le gustó el tono de la obra, en Dinamarca se quejaron del lento compás de la trama, y en Inglaterra escribieron que la pieza es caótica y la calificaron como una gran desilusión.