Praga es la favorita para albergar al Galileo, el rival europeo del GPS

Foto: www.esa.int

Chequia puede convertirse en breve en la sede del sistema de navegación por satélite europeo. En la puja siguen también los Países Bajos y Alemania, pero la mayor parte de los Veintisiete quieren que sea Praga la ciudad desde la que se administre el Galileo, el sistema que, dicen, superará de largo al GPS.

A mediados del mes de diciembre se hará público el nombre de la ciudad a donde se mudará desde Bruselas toda la infraestructura administrativa que genera y sustenta Galileo. El sistema de navegación por satélite europeo promete ser el más avanzado del mundo cuando entre en funcionamiento en el año 2014.

Una fuente diplomática de alto nivel, pero que pidió permanecer en el anonimato, no dudó en declarar para la Radiodifusión Checa hace pocos días que Praga es la gran favorita para albergar el centro administrativo de Galileo. Según el delegado de la candidatura checa, Karel Dobeš, el nombramiento supondría para la ciudad toda una inyección de medios y fondos, cuyo beneficio notaría un amplio abanico de sectores.

“Este proyecto significa ser la capital de Galileo para todo el mundo económico y administrativo. Eso quiere decir que sería el sitio donde se hacen los contratos, los acuerdos, el marketing, las relaciones públicas, los certificados, las acreditaciones,… y todo estaría en Praga. Quiere decir que cualquiera que necesitara hacer o consultar algo sobre Galileo tendría que venir aquí. Los certificados y otros servicios se llevarían a cabo en su totalidad por instituciones checas. La Universidad Técnica Checa, por ejemplo, haría los certificados para una determinada máquina, que luego tal o cual oficina tendría que ponerle su sello”.

Karel Dobeš
Y eso sería solo el principio, porque Karel Dobeš piensa que Galileo colocaría a la República Checa en el mapa de las tecnologías espaciales en poco tiempo, como continúa argumentando.

“Podemos contar con que sucederá lo que en otros lugares, como pasó en la región alemana de Baviera, por ejemplo, que alrededor de esta institución se creen centros especializados en navegación satelital y centros de tecnología espacial que centraran su estrategia y sus investigaciones en las necesidades de Galileo”.

El sistema satelital europeo ayudaría así a que las empresas checas afrontaran el que es para Karel Dobeš su gran desafío de la actualidad: incorporarse al mercado de creación e implementación de aplicaciones. Las oportunidades que para ello ofrecerá Galileo, dadas sus características, representarían un antes y un después, según dice.

“La diferencia básica entre el sistema militar estadounidense GPS y el sistema civil Galileo, es que el GPS manda solamente una señal, y el usuario hace con esa señal lo que quiere, dependiendo del aparato y el software que tiene. Con el Galileo se quiere ir más lejos. Galileo ofrecerá servicios, como puede ser el pago de peajes o el seguimiento de contenedores por ejemplo. Si las empresas checas pueden entrar en el consorcio europeo que desarrollará esos servicios, evidentemente, una parte de lo que se pague por ellos vendrá a parar a Chequia”.

Se prevé que Galileo sea una realidad y entre en funcionamiento en 2014. El coste del proyecto, estimado en unos 3.500 millones de euros, trae consigo el debate sobre lo elevado de las inversiones en tecnología espacial. Una discusión que para Dobeš, igual que para muchos otros astrónomos e ingenieros, no tiene sentido. El retorno de las inversiones en estas tecnologías está siempre asegurado, defiende.

“Cada proyecto tiene un coste, pero es muy relativo decir que ese es un precio alto. Si pensamos que la línea de ferrocarril de alta velocidad en Francia ha costado unos 5.000 millones de euros y lo comparamos con el impacto tecnológico y estratégico que tendrá Galileo sobre toda Europa, la inversión no es tan importante. Solamente con la venta de receptores y otros aparatos de ese tipo, esta cantidad se recupera en un plazo determinado”.

Eso sin contar el servicio, difícilmente evaluable en términos económicos, que ofrecerá a los órganos de seguridad y emergencia, como la Policía, bomberos o el Ejército. La importancia de la navegación vía satélite será una cuestión vital para los países, dice Dobeš.

“Los estudios dicen que la sociedad global necesita sobre todo tres componentes. Uno es la navegación por satélite. Cuanto más precisa, mejor. Otra necesidad son los mapas digitales para estudiar mejor los lugares y sus posibilidades de producción. La siguiente es la comunicación. Al final todo se hace gracias a los satélites de comunicaciones. Hay quien dice que la señal de los satélites de navegación se va a convertir en una materia prima tan básica como lo fueron en su día el carbón o el petróleo”.

Entre 30 y 40 satélites conseguirán que Galileo supere la precisión y efectividad del sistema norteamericano GPS o el ruso GLONASS. Pero según Dobeš, no se trata de una cuestión de competitividad, ya que la estandarización hará que Galileo pueda ser disfrutado también fuera de Europa. Además, precisa el delegado de la candidatura checa, insuficiencias en el mantenimiento del GPS harán que disminuya en el futuro próximo su precisión.

Los alrededor de ochenta funcionarios de la Unión Europea que llegarían a Praga si se confirman las esperanzas checas, tienen ya un edificio recién renovado esperando a sus próximos inquilinos en el distrito de Praga 7. El precio ofrecido por las autoridades checas a Bruselas por el alquiler de las instalaciones, un euro, habla, desde luego, de la buena disposición del país para convertirse en el primero del antiguo bloque del Este en albergar una institución europea de peso.