Los grandes tesoros de la repostería checa
La repostería tiene una larga tradición en Chequia. Existe una amplia variedad de dulces que se repiten en la oferta de todas las pastelerías y que, además, tienen nombres muy curiosos. Un tema ideal para nuestro minicurso del idioma checo.
Me comería una patata– Dal bych si bramboru -.
Cuando Roman dice esta frase, no es que quiera comerse una patata– brambora - de verdad. Está pensando en un típico pastel checo que se llama así y que efectivamente tiene forma de papa.
Es una bola de bizcocho– piškot – rellena de crema de cacao– kakaový krém –, envuelta en mazapán– marcipán -, y espolvoreada con cacao– poprášená kakaem -. En fin, una delicia.
En realidad es un pastel bastante pesado. A mí siempre me cuesta terminarlo. Yo prefiero – laskonka -. Aunque sólo sea por su bonito nombre.
Deben saber, estimados oyentes, que la palabra – laskonka – está derivada de – laskavý –amable, - laskat –acariciar o – láska –amor.
En mi caso era amor a primera vista– láska na první pohled -. Nada mejor que dos galletas ligeritas unidas con una deliciosa crema.
Las galletas están hechas de claras de huevo batidas– našlehané bílky– y azúcar– cukr -. No se asan, sólo se secan en el horno a una temperatura muy suave.
Veo que ya eres un experto, Roman. De todas formas, el resultado son unas galletas exquisitas que se disuelven en el paladar– rozpouští se na patře -. Al igual que otro dulce checo llamado besito– pusinka -.
O mi preferido, el pequeño ataúd– rakvička –. Es un ladrillo pequeño cubierto con abundante capa de nata montada– šlehačka -, que recuerda los ramos de flores y coronas que suelen ponerse sobre un ataúd.
Un poco mórbido, ¿no? Pero, hablando de coronas– věnce -, se me ocurre otro típico pastel checo, la coronita– věneček –. Se prepara de dos galletas en forma circular con un agujero en medio, que se unen con crema de vainilla– vanilkový krém -.
Recomiendo comprar las coronitas en una pastelería en vez de prepararlas en casa. Es mucho trabajo y el resultado no siempre es el mejor.
Tienes razón, las coronitas son para pasteleros experimentados. Al igual que las veletas– větrníky – otro típico dulce checo. La veleta– větrník - es un dulce muy parecido a la coronita, sólo que se llena con crema de café y nata montada.
Falta añadir que no es para principiantes, ya que sus dimensiones son realmente impresionantes.
Eso sí. Es más grande que un tejado– střecha -, otro pastel favorito de los checos. Se llama así por la forma triangular que tiene. Está compuesto de varias capas finas de bizcocho unidas entre sí con mermelada y diferentes tipos de crema, todo esto cubierto con chocolate.
Me encantan los indios– Indiáni -.
Querías decir las indias– Indiánky -.
¡Qué va! Estoy hablando del indio– indián - ese campeón de las pastelerías checas.
Ya entiendo. Esa cosa… rara, digamos. Imagínense una galleta sobre la cual se amontona una enorme cantidad de crema espumosa– pěna - y todo esto se cubre con una fina capa de chocolate– čokoláda -. La espuma puede ser blanca o rosada, con sabor a fresa.
No confundir el indio con la punta– špička -. Por fuera se parecen bastante, pero la punta lleva dentro crema de cacao y licor de huevo– vaječný likér -.
Y para acabar, dos pasteles, cuyo nombre es fácil de descifrar. Son – kremrole –rollo de crema en español, y – kokoska – un dulce de coco – kokos -, según insinúa su nombre.
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