El barco hundido en Rusia era de fabricación checoslovaca

Foto: EPA/ISIFA

El barco en el que han muerto más de 100 personas en el río Volga en Rusia era de construcción checoslovaca, la prensa checa recuerda al cantautor argentino Facundo Cabral, y la trágica muerte de la leyenda del hockey sobre hielo Jaroslav Jiřík son algunos de los temas que trata la prensa del día.

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La catástrofe del río Volga le cuesta la vida a 130 personas en Rusia, abre en portada el diario Právo. El buque de recreo ‘Bulgaria’, de fabricación checoslovaca, se hundió el pasado domingo llevándose con él a más de la mitad del pasaje hasta el fondo del embalse de Kúybishev, en el río Volga.

El barco se dirigía a la ciudad de Kazán. El embalse de Kúybishev es el más grande de Europa y el tercero del mundo. Por sus dimensiones también es conocido como ‘mar de Kúybishev’.

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Según las últimas informaciones, en el barco viajaban posiblemente 208 personas. Solo se pudo salvar a 79 de ellas. La embarcación sin embargo estaba pensada para transportar a 120 personas, además de la tripulación.

Pero la principal sospecha sobre la causa del accidente es el mal estado del buque. Construido en la ciudad eslovaca de Komarno, a orillas del Danubio, era una de las 36 unidades fabricadas para la Unión Soviética entre 1951 y 1953, dice Lidové Noviny.

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Para ese diario habla Tibor Kmeťo, constructor jefe de la factoría de donde salió el ‘Bulgaria’ hace casi 60 años. La vida útil del buque sin realizarle reparaciones básicas estaba pensada para 20 años. Pero cuenta Kmeťo que, en la Unión Soviética sus barcos se “perdían”. Los rusos siempre realizaban el mantenimiento y las reparaciones sin contar con la ayuda del fabricante.

Informaciones llegadas desde Kazán dicen que el barco fue mandando al desguace hace 8 años, pero que posteriormente fue recuperado para su funcionamiento sin pasar por una reparación general.

“En Rusia todo es posible. Los aviones vuelan mientras se mantienen en el aire, y los barcos navegan mientras lo hacen en el agua,” dice Kmeťo en Lidové Noviny. “Solo allí podría recibir permiso para navegar ese barco”, añade.


Facundo Cabral
El mismo diario dedica casi toda una página al cantautor argentino Facundo Cabral. La escritora Markéta Pilátová, que pasó varios años viviendo en Buenos Aires, recuerda la dura infancia del que considera algo así como un John Lennon latinoamericano.

‘La mala suerte fatal de Facundo Cabral’, titula. Quien cantó para la paz y el amor al prójimo toda su vida, murió tiroteado por unos sicarios en Guatemala por viajar en el coche de un empresario que era el objetivo real de la banda.

Pero Cabral, recuerda Pilátová, hasta que encontró en el cristianismo la paz espiritual a sus 17 años, tuvo una niñez difícil, y vivía en condiciones de miseria. Según sus propias palabras, robaba, quemaba tiendas y sentía un odio irrefrenable por la sociedad que no le daba oportunidades.

“Dios sabe lo que hace”, decía Cabral a menudo. Lo cierto es que el cantante, Embajador de Buena Voluntad de la ONU, enfermo de cáncer, con 74 años, terminando su gira de despedida, se sentó en el auto equivocado.


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Otra noticia triste aparece en los diarios checos de este martes. La leyenda del hockey sobre hielo checo Jaroslav Jiřík, murió el lunes tras estrellarse la avioneta que pilotaba cerca de Brno. Tenía 71 años.

Jiřík fue el primer jugador de un país comunista en disputar la liga norteamericana, la NHL. Fue en la temporada 1969/70, en las filas del San Luis, en el Estado de Missouri. Él abrió las puertas a generaciones enteras de jugadores checos que disputaron la mejor liga del mundo.

Jaroslav Jiřík,  foto: ČTK
Sin embargo Jiřík no aguantó mucho. Recién casado y abrumado, pidió en seguida a su entrenador que le dejara volver a su país y solo jugó tres partidos, recuerda Mladá Fronta Dnes. “Ahora no lo haría así”, declaró hace algún tiempo el jugador.

Con la selección nacional logró múltiples medallas de plata y bronce en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales. Metió 300 goles en la liga checoslovaca, jugando para el Kladno, de su ciudad natal, y el Brno.