El chileno que se vino a Chequia por culpa del terremoto
El terremoto que en febrero de 2010 azotó la zona central de Chile, uno de los más fuertes registrados por la historia moderna, afectó a millones de chilenos en mayor o menor medida. Cristián Gallardo y su esposa checa, Lenka, no sufrieron heridas, pero sí decidieron en ese momento que debían abandonar el país sudamericano lo antes posible. Y por eso viven ahora en Praga.
En la madrugada del 27 de febrero de 2010, Cristián Gallardo y Lenka, su mujer, dormían plácidamente en su dormitorio de un piso 17, en el tranquilo balneario de Viña del Mar. Habían decidido probar suerte un tiempo en Chile y si la cosa no funcionaba, mudarse, venir a Europa, probar suerte en Praga quizás. Pero hasta entonces, todo marchaba más o menos bien.
Cristián Gallardo conoció a Lenka en Santander, España, durante un intercambio estudiantil.
“Hace cuatro años, por una oportunidad de mi universidad, pude ir a España a estudiar, como un convenio bilateral. Entonces estuve allí un semestre completo y conocí a mi mujer, que es checa. Nos conocimos allá y luego de un año que estuvimos juntos decidimos separarnos por un tiempo, mientras ella terminaba su carrera en la Universidad de Ostrava y yo la mía en Chile, para poder intentarlo juntos en Chile más adelante, ese fue el plan. Decir, bueno, veremos un año, dos años en Chile cómo va la cosa, si realmente nos gusta vivir tanto a mí como a Lenka, que es de una cultura completamente distinta a la chilena”.Entonces ella se mudó a Chile, a intentar encontrar su destino allá, y después de mucho luchar, se hizo un lugar en el mercado laboral de ese país.
“Ella llega en marzo de 2009 a Chile, mientras yo terminaba mis estudios. Ella estuvo como cinco, seis meses sin trabajo por un tema de documentos, además que no encontraba el empleo apropiado para ella, que trabaja en el área de turismo. Pero luego de seis meses tuvo la oportunidad de trabajar, primero en una clínica estética, como secretaria, cerca de dos meses, pero luego se dio cuenta que no era para ella y el sueldo era muy bajo, y luego estuvo trabajando como tres o cuatro meses en un hotel de Valparaíso, en el área de turismo”.Y todo marchaba más o menos bien hasta que el destino se torció por culpa del maldito terremoto de febrero de 2010. Lenka no había experimentado jamás ni temblores ni terremotos ni nada parecido. Así que despertarse en medio de la oscuridad siendo testigo de ese infierno, fue una experiencia no dura, sino devastadora.
“Pero lo que realmente provocó la salida de nosotros, nos obligó a buscar otro rumbo, fue el terremoto de febrero de 2010. Lamentablemente estábamos viviendo en un piso 17. Lo que me acuerdo es que estábamos durmiendo, eran cerca de las 2:30 de la madrugada. De pronto comenzó a moverse bastante el edificio. Yo pensé que era un temblor, para mí siempre son temblores porque estoy acostumbrado a los movimientos telúricos de mi país. Pero ya fue tanto que Lenka me dijo: ¿Esto es un temblor? No, esto no es un temblor, esto es un terremoto. Ahí se abrieron las ventanas del balcón y se empezaron a caer algunas cosas”.Fue el primer gran terremoto para Cristián y el debut de Lenka en el ámbito sísmico, pero además hubo otros detalles que complicaron la situación.
“Lo más chocante para mí fue que nunca había vivido un terremoto. Pero lo que fue traumático para mi mujer fue estar en un piso 17 de un edificio, con un sismo, y además ella ocupa lentes de contacto, porque tiene problemas a la vista, entonces no veía absolutamente nada y entró en pánico. Empezamos a escuchar el ruido de los vehículos afuera, ambulancias, la policía, fue realmente desesperante la situación”.Pero los problemas no terminaron allí ni mucho menos, continúa relatando Cristián Gallardo.
“Y el otro problema grande fue cuando ya juntamos unas pequeñas cosas para poder empezar a caminar hacia Valparaíso, donde viven mis padres, porque no sabía nada de ellos, se corta la telefonía, cero posibilidad de comunicarse en ese lapso de tiempo, y las luces de emergencia de mi edificio estaban sin funcionamiento y tuvimos que bajar todos los pisos en la oscuridad total, solo alumbrándonos con un teléfono celular, esa sí que fue una experiencia desastrosa”.
Cristián Gallardo confiesa que la decisión que tomó en ese momento fue la peor de todas.“Ahí yo todavía me acuerdo que caminamos como una hora y media entre Viña del Mar y Valparaíso. Y yo fue tanto el susto que tenía, intentaba demostrar que no tenía miedo, pero realmente estaba asustado porque no sabía cómo calmar a mi mujer ni tampoco qué decisión tomar. Y fue una decisión tan estúpida como ir caminando por la orilla del mar desde Viña a Valparaíso. Y luego salió en las noticias lo del tsunami, entonces era la peor decisión que podía tomar, pero cuando se entra en pánico, uno no piensa más allá”.
Y fue caminando por la playa de Viña del Mar a Valparaíso, con el peligro de tsunami en ciernes, que Lenka le hizo prometer a Cristián que se irían de Chile lo antes posible.
“Me acuerdo que en ese tramo de Viña a Valpo, Lenka me pedía que le prometiera que íbamos a dejar el país, que nos fuéramos, que no se quería morir en Chile. Fue un pánico tremendo. Lógicamente, tratando de calmarla, le prometí de todo. Yo no tenía problemas de regresar a Europa, pero tan de repente, por un efecto de la naturaleza, tomar una decisión tan rápida de cambiar de vida completamente, de vivir en Chile, venir a Europa, específicamente a la República Checa, fue algo que nunca se nos habría ocurrido planificar”.Ahora llevan poco más de un año radicados en Praga y aquí tampoco las cosas han sido fáciles. Cristián Gallardo entró a estudiar inglés, ya que hablaba solo lo básico, y para optar a un trabajo en su área, economía, necesita manejar ese idioma.
Por mientras, trabaja en un bar latino muy popular entre la juventud checa, La Casa Blů, como ayudante de cocina, y añora el mar y las montañas de su país natal. Aunque, eso sí, se siente seguro de que por las noches no lo despertará ningún terremoto ni ningún tsunami. Y Lenka intenta dejar atrás la pesadilla del sismo de febrero de 2010.