Červená Lhota bate récords en número de turistas por metro cuadrado
Hay centenares de castillos y palacios en la República Checa. Algunos se parecen tanto que cuesta distinguirlos y otros resultan tan aburridos que uno olvida inmediatamente su nombre. El palacio Červená Lhota es distinto. Con sus fachadas color sangre, que se reflejan en las aguas de un pequeño lago escondido en los bosques de Bohemia del Sur, es uno de los monumentos más interesantes del país.
“El palacio fue construido por la noble familia Kábové de Rybñany, que adquirió el feudo de Lhota en el año 1530. Jan Kába de Rybñany convirtió la fortaleza gótica en un palacio renacentista, bastante parecido al de hoy y situado en el mismo lugar”, afirma Horyna.
En el siglo XVI también fue excavado el pequeño trozo de la roca que se adhería a la parte trasera del palacio. El material fue utilizado para embalsar el riachuelo Deštenský que pasaba justo al lado de la residencia. De esta manera, se formó un lago pequeño y el palacio se quedó flotando en sus aguas.
En los primeros años de su existencia, el palacio se denominaba Nová Lhota, o sea, Lhota Nueva, Lhota de Kába, o simplemente, Lhota. A principios del siglo XVII, las paredes del edificio fueron pintadas de rojo y, a partir de entonces, la gente empezó a llamar el palacio con el nombre de Červená Lhota, es decir, Lhota Roja, afirma Horyna.“El palacio originalmente no era rojo, sino blanco. Adquirió el característico color de sangre en el año 1602. A partir de esta fecha, aparece en las fuentes históricas bajo el nombre de Červená Lhota”, señala Horyna.
El color rojo era algo inusual en la arquitectura de la época. No es de extrañar que llamara la atención del pueblo que no tardó mucho en inventarse una explicación.
La leyenda dice que en tiempos remotos unos señores profundamente devotos habitaban el palacio. No obstante, un día su hija llegó a la conclusión de que su devoción no le aportaba beneficio ninguno y se negó a participar en el rezo cotidiano en la capilla de la residencia. Tomáš Horyna continúa narrando el cuento.
“La joven furiosa agarró el crucifijo y lo tiró por la ventana. En aquel momento, apareció en la habitación el Diablo y se llevó a la muchacha al infierno. Poco después, unas manchas de sangre oscuras marcaron las paredes del palacio. Para cubrirlas, los dueños de la propiedad tuvieron que pintar de rojo todo el edificio”, concluye Horyna. PředílekA lo largo del tiempo, Červená Lhota cambió de propietario varias veces y cada uno de ellos hizo algunos ajustes en el monumento. La reconstrucción más reciente, que dio al palacio su aspecto actual, corrió a cargo de los señores Schönburg, que poseían el edificio entre los años 1835 y 1945, recalca el administrador.
“La reconstrucción más reciente de Červená Lhota, a principios del siglo XX, corrió a cargo de Johann Schönburg. Éste decidió limpiar el edificio de las decoraciones pseudogóticas realizadas en la segunda mitad del siglo XIX y devolverle al palacio su aspecto original renacentista”, indica Horyna.
La exposición que hoy día puede verse en el palacio, es un testimonio de la vida cotidiana de los últimos propietarios de Červená Lhota, la familia Schönburg. Gran parte de los objetos están en su sitio original, sólo unas pocas piezas fueron retiradas para que puedan pasar los turistas.Además de los objetos de uso diario, en el palacio se encuentra un gran número de verdaderas curiosidades que el diplomático Johann Schönburg traía de sus viajes por Europa, señala Tomáš Horyna.
“Encontramos en el palacio muchos objetos que recuerdan los viajes de los Schönburg por los países europeos. Destaca entre ellos una custodia de flores artificiales que el papa Pío X regaló a Johann Schönburg como recuerdo de su encuentro en el Vaticano en la primavera de 1912”, sostiene Horyna.
Pero la curiosidad que más atrae la atención de los que visitan Červená Lhota, es sin duda el retrato de Margarita Maultasch, la condesa del Tirol, que, según se dice, fue la mujer más fea de todos los tiempos. Tomáš Horyna recalca que el cuadro no retrata fielmente a la duquesa.“Evidentemente, se trata de una caricatura. El retrato fue pintado a finales del siglo XVIII en París, mientras que la dama vivió en el siglo XIV. El cuadro simboliza su prodigiosa fealdad”, destaca Horyna. Předílek
Durante los últimos diez años, Červená Lhota es visitado por unas 90 mil personas al año, lo que lo sitúa en el tercer puesto del ránking de los monumentos más visitados de Bohemia del Sur, después de los palacios de Český Krumlov y Hluboká.
El palacio tuvo su mayor auge en los años 80, después de que la adaptación fílmica del famoso cuento de hadas, La Princesa del Cabello de Oro, se grabara en sus interiores, afirma el administrador.
“El palacio debe su mayor popularidad a la película La Princesa del Cabello de Oro, que se grabó aquí en los años 70. Desde entonces, la afluencia de turistas variaba de un año a otro, según el cuento fuera emitido por la Televisión Checa o no. Esta película, junto con La Belleza y la Riqueza, son las que han atraído a la gente a Červená Lhota”, indica Horyna.
Červená Lhota no es el monumento más visitado de la República Checa. Pero si tomamos en cuenta la reducida superficie del edificio, veremos que bate los récords en número de turistas por metro cuadrado, concluye Tomáš Horyna, administrador de Červená Lhota.
(Repetición del 15-11-2008)