El nuevo presidente Andrej Kiska quiere “humanizar Eslovaquia”
Andrej Kiska, un millonario sin color político, es el nuevo presidente de Eslovaquia. Con más del 59% de los votos derrotó al actual primer ministro Robert Fico con un poco más del 40%. El resultado de los comicios eslovacos copia la situación de Chequia donde uno de los políticos más populares del momento proviene del sector empresarial.
La segunda vuelta tenía los ingredientes necesarios para convertir la contienda en un duelo de titanes. En un lado estaba Fico, con una enorme experiencia política y actualmente jefe del Gobierno. En el lado opuesto Kiska, un empresario sin experiencia política, pero con un mensaje de cambio.
La rotunda derrota de Fico, sorprendió al propio Kiska que en declaraciones a los medios de comunicación dio a entender que había participado en los comicios con la intención de ganar, pero que no se esperaba una victoria tan holgada.
Debido a la historia conjunta, las relaciones entre Chequia y Eslovaquia son de vital importancia para ambos países. Es por eso que los políticos checos siguieron muy de cerca la elección presidencial en el país vecino.El primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, socialdemócrata al igual que Fico, destacó el respeto de los principios democráticos.
“El debate electoral en Eslovaquia fue duro, no obstante, en todo momento se respetaron los principios democráticos”.
El líder del opositor Partido Cívico Democrático checo (ODS), Petr Fiala, destacó la importancia del equilibrio político que alcanzaron los electores en Eslovaquia.
“Los comicios eslovacos demostraron el esfuerzo de los electores por buscar un equilibrio ante el papel dominante del primer ministro Fico en el escenario político de Eslovaquia”.Por su parte, el viceprimer ministro Andrej Babiš, al igual que Kiska procedente del sector empresarial y uno de los políticos más populares del momento en Chequia, destacó que los electores rechazaron la concentración de poder en manos de un único partido.
El líder del opositor partido TOP 09, Karel Schwarzenberg, estima que los ciudadanos están cansados de los políticos y de la política, y es por eso que respaldan a candidatos procedentes de otros sectores de la sociedad.
El nuevo presidente de Eslovaquia, Andrej Kiska, de 51 años, nunca ha sido miembro de un partido y considera que el jefe de Estado no debe ser el brazo civil de ninguna agrupación política.
Millonario y filántropo, Kiska es ingeniero electrónico, pero amasó su fortuna en el sector de la financiación de productos a plazos, y después de 15 años de actividad empresarial decidió dedicarse por entero a la actividad caritativa. Una de sus principales consignas durante la campaña electoral fue que desde la presidencia trabajará por “humanizar Eslovaquia”.