Un nuevo relicario guarda los restos mortales de San Adalberto
Los restos mortales de San Adalberto, uno de los santos patronos de las Tierras Checas, fueron colocados en un nuevo relicario, durante una misa solemne celebrada este miércoles en la Catedral de San Vito, en Praga. Ocurrió así simbólicamente el día de la onomástica del santo.
El relicario está hecho de cuatro tipos de madera y pesa 70 kilos. Su aspecto es muy simple. A diferencia de muchos otros, especialmente los fabricados en el barroco, este no lleva decoración dorada alguna, destacó Dominik Duka.
“La caja hace recordar los relicarios románicos o góticos en los que eran guardados los restos de los santos después de su muerte, para exponerlos a veneración. Especialmente se depositaban en ellas los restos de los mártires. Nuestra intención fue que la caja sea simple, ya que Adalberto llevaba una vida frugal. Dentro del relicario, como se puede ver en unas fotografías, hay una caja metálica y los restos de San Adalberto están colocados en ella en varias capas, separadas una de la otra”.El relicario fue colocado en el altar principal de la Catedral de San Vito, para ser trasladado posteriormente a la antigua Capilla Arzobispal lateral, situada a la izquierda detrás del altar principal, donde estará ubicado ya de manera permanente.
Partes de los restos mortales de San Adalberto se encuentran también en otros dos lugares de la catedral gótica de Praga. Su cráneo está situado en el llamado Joyero de Hilbert y, en casos extraordinarios, se expone al público para su veneración. La última parte de las reliquias del santo nacional se guarda dentro del altar principal de la Catedral de San Vito.
San Adalberto nació alrededor de 957 y fue un hombre muy culto que dominaba varios idiomas. Fue seguramente también una de las primeras personalidades que ya en el siglo X se esforzó por la unificación de Europa. Adalberto fue el segundo obispo de Praga y como misionero divulgó el cristianismo en Prusia, donde fue asesinado el 23 de abril de 997.Según narra una leyenda, los paganos prusianos lo ataron y lo asesinaron con siete lanzas. Después le cortaron la cabeza y la colocaron en un palo. Los restos mortales de San Adalberto fueron recogidos y trasladados a Praga en el siglo XI por el príncipe Břetislav I. Premislita, quien entonces gobernaba las Tierras Checas.