Las palabras checas que desaparecieron con el comunismo
Con la caída del comunismo desaparecieron de la lengua checa varias palabras vinculadas con la realidad cotididana del régimen. Con motivo de los 25 años de la Revolución de Terciopelo, que abrió la puerta a la democracia, presentaremos en nuestro minicurso del checo algunos términos hoy día caídos en desuso, y les acercamos así algunas curiosidades de aquellos tiempos.
Te quejas, pero ¿te imaginas cuánto tiempo se necesitaba para poder realizar un viaje hace 25 años? Mientras que hoy día te hace falta solo pasaporte -cestovní pas- y en ocasiones un visado–vízum-, entonces necesitabas sobre todo el tiempo, la paciencia -trpělivost- y, a veces, también un saco de dormir para trasnochar en infinitas colas para llevar a cabo el proceso burocrático necesario para pasar la frontera.
Tengo entendido que para viajar a países no comunistas hacía falta conseguir una cláusula de salida -výjezdní doložka- y un compromiso de divisas -devizový příslib-, es decir, un permiso para cambiar las coronas checas por moneda extranjera -cizí měna-.Y en conseguirlo uno podía tardar hasta años. Así que si querías hacer un viaje de novios, podías directamente solicitar una plaza de viaje de fin de curso de tus hijos.
Además, al extranjero se podía viajar solamente con una determinada cantidad de divisas que era tan baja, que los últimos días de viaje casi pasabas hambre.Sin embargo conseguir más divisas en el mercado negro–černý trh- no suponía ningún problema. Las personas que se dedicaban a su venta se llamaban -veksláci-. A su vez vendían también -bony-, unos vales que servían para pagar productos de lujo procedentes de países capitalistas.
Estas cosas se vendían en las tiendas llamadas Tuzex, una abreviación de palabras -tuzemský export-, es decir, exportación nacional.
A los que se buscaban la vida de manera ilegal y los que simplemente no trabajaban ni estudiaban y se dejaban mantener por otros se les acusaba de parasitismo–příživnictví-. Los agentes de la Seguridad Pública–veřejná bezpečnost-, como antes se llamaba la policía, a menudo realizaban controles aleatorios– náhodné kontroly-. Los que carecían del sello de su empleador o de su escuela en el carnét de identidad–občanský průkaz-, podían pasar hasta tres años en prisión.
Conseguir un buen puesto de trabajo dependía del -kádrový profil- de cada persona, un dictamen sobre el origen familiar. Los que provenían de familias de ideología comunista y de clases obreras–dělnické třídy- tenían ventajas en el mundo laboral. Mientras que los hijos de padres ex empresarios, cristianos activos o no miembros del Partido Comunista–Komunistická strana- se enfrentaban a problemas a la hora de entrar en la universidad o conseguir un buen trabajo.El lugar y la empresa de trabajo los asignaba a los graduados el Estado a través de unos documentos llamados –umístěnky-.
Se dice con ironía que durante el comunismo no se iba de compras–nechodilo se nakupovat-, sino que se iba a tratar de encontrar algo–chodilo se shánět- a las tiendas. Eso se debía a la carencia de muchos productos. Por tanto, el mejor negocio era hacer amistades con los dependientes, ya que al recibir productos difíciles de conseguir como pantalones vaqueros, lavadoras o televisores te guardaban uno. De ahí proviene la palabra -podpultovka-, lo que se puede traducir como un producto escondido debajo del mostrador. El hecho de no poder conseguir productos obligaba a los checos cuidar bien de las cosas y los convertía en unos buenos manitas–kutilové-, una característica que muchos poseen hasta hoy en día.