Se triplicó en Chequia el número de crímenes cibernéticos desde 2011
El número de crímenes cometidos en la República Checa a través de las redes sociales e Internet alcanza el triple en comparación con la situación de hace unos tres años. Las conductas criminales por estas vías van dirigidas en especial contra personas de la tercera edad y contra los niños.
La criminalidad cibernética se torna cada vez más sofisticada y, a diferencia del año 2000, las actividades de los criminales informáticos ya no están centradas en la violación de los derechos de autor, sino que sus puntos de interés son mucho más amplios.
El nuevo grupo de expertos policiales en informática iniciará sus actividades a partir de 2016. El experto en cuestiones de seguridad, Tomáš Charvát, considera que en este aspecto Chequia quedó muy por detrás de los demás países europeos.
”Fuentes policiales admitieron hace unos seis meses que en lo referente a la lucha contra el crimen informático, a Chequia no se le ha ido el tren, pero sí se encuentra en el último vagón. La situación es tal que los criminales cibernéticos trasladan el dinero robado a cuentas bancarias abiertas con anterioridad en Chequia y aquí lo recogen con tarjetas de crédito locales. O sea que la necesidad de adoptar medidas contra este tipo de delito urge al máximo”.Las dos terceras partes de los ataques cibernéticos van dirigidas contra las cuentas bancarias. Los ciudadanos reciben por ejemplo e-mails con la solicitud de pagar una cierta deuda que, supuestamente, olvidaron cancelar. Se trata de uno de los métodos de cómo los criminales tratan de obtener datos para poder acceder a las cuentas bancarias.
Semejantes ataques a través de Internet y las redes sociales van dirigidos con mayor frecuencia contra los más indefensos, las personas de la tercera edad. Por su parte, muchos menores suelen ser blanco del ciberacoso y la pornografía infantil a través de Internet. El Ministerio de Educación promueve en las escuelas un programa educativo especial que advierte a los escolares de ese peligro, más cuando un estudio nacional reveló que el 36% de los padres checos no se interesan en lo mínimo por lo que hacen sus hijos en Internet.