Extempore: una matanza del cerdo con carne humana

El grupo Extempore

Un álbum conceptual es una obra unificada por un tema común, que puede ser instrumental o narrativo, según dice la definición. Entre las bandas checas que se dedicaban a dichos trabajos sobresale Extempore. A fines de los años 70, el grupo creó el proyecto titulado ‘Matanza del cerdo’ (Zabijačka). El disco incluye de hecho una composición monotemática de unos cuarenta minutos, dividida en seis partes, que narra la historia de un sacrificio del puerco. Para el deleite de los fans, el álbum reeditado en los años 90, incluyó además varias versiones de rock mundiales con letras en checo.

Comer al cerdo, una costumbre tradicional checa

El grupo Extempore
Una matanza del cerdo es un evento tradicional en el campo checo. Se trata de un banquete popular con carne y embutidos de todo tipo del animal recién sacrificado, que suelen ser acompañados en abundancia con bebidas alcohólicas.

La fiesta suele servir de punto de encuentro de los vecinos del pueblo y de todos los familiares del que la organiza.

Ahí ya viene en coche Venda con Jarmila. Detrás de ellos se acera el cuñado Josef con su mujer Alena. También el tío Eda con su hijo Emil ya están aquí y a todos les hace ilusión que se van a llenar la panza de sobremanera y además gratis.

Jaroslav Jeroným Neduha,  foto: ČT
‘La Llegada de los Invitados’ (Příjezd hostů). Así se llaman las dos primeras composiciones del disco: la primera instrumental a modo de preludio, mientras que la segunda tiene letras.

Una poesía cruda sobre un cerdo asado

La banda Extempore, creada en 1973 por el guitarrista y cantante Jaroslav Jeroným Neduha no tuvo permitido actuar oficialmente por el régimen comunista que tildó sus canciones de defectuosas desde el punto de vista ideológico.

Mikoláš Chadima,  foto: Jirvid008,  Wikimedia CC BY-SA 3.0
Después de que se retirara el líder de la banda, fatigado por la incesante persecución por parte de la Policía Secreta, el saxofonista Mikoláš Chadima se puso al frente del grupo. Sus visiones poéticas eran más crudas y oscuras, mientras que su estilo compositor tendía a la música alternativa y daba suficiente espacio a los pasajes instrumentales, según se puede escuchar en la ‘Matanza del Cerdo’.

La pieza más larga del disco titulada ‘Elogio al Cerdo’ (Chvalozpěv na prase) tiene una duración de casi un cuarto de hora.

Hermoso es un cerdo adulto
Gordo hasta maravilloso
Asado estará sabroso
Sin embargo, tiene una mirada triste
Eso no nos gusta
Es una cosa extraña
Ser comido por los hombres
¡Qué honor para un cerdo!
¿Por qué no se alegra?”

Mejor en un establo pequeño que en féretro

Mientras que a los asistentes al banquete ya se les está haciendo la boca agua al pensar en las chuletas, astillas, tocino, morcillas y longanizas, el cerdo no se muestra entusiasmado en absoluto, por supuesto.

¡Si dentro de poco vendrá el carnicero Nedopil que terminará de una vez con su vida!

¡Quisiera vivir!
Aun en un establo pequeño
Se está mejor que en el féretro
Prefiero estar encerrado
Que acabar en el estómago humano”

Una matanza equivocada

Foto: ČT
Anunciada por el sonido del vibráfono, la morbosa historia va llegando a su desenlace inesperado.

Ha llegado el momento de matar al cerdo. El carnicero ya se está preparando su juego de cuchillos. Se encamina sonriendo hacia la cuadra.

De repente, se calla el canto de los pájaros, las vacas se ponen a mugir, las cabras están balando, las gallinas están llorando, mientras que los huéspedes se esconden cobardemente en la casa…

…así que no se enteran de que el carnicero falló con el cuchillo y en vez de clavarlo en el cerdo, se lo metió en su propio vientre.

Un accidente imprevisto, según canta Extempore en la pieza ‘Matanza’ (Zabíjení).

Banquete con carne del carnicero

Foto: Black Point
Pero la historia no termina con la muerte del carnicero. Como ninguno de los invitados se había fijado en el accidente, el dueño de la casa decide engañar a los invitados para no aguar la fiesta.

Al llegar la hora de la comilona, les sirve la carne del carnicero desgraciado que se suicidó sin querer.

Todos comen a gusto, hasta que se enteran de la estafa. El dueño lo justifica diciendo que igual el carnicero era un hombre vil, que robaba y que nadie lo quería, según concluye a modo de epitafio el tema ‘Comilona’ (Žranice), que cierra la historia de la ‘Matanza del Cerdo’.

Autor: Roman Casado
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