Chequia insiste en que no aceptará la política de cuotas para refugiados
La Unión Europea se enfrenta a una crisis migratoria que ha sacado a la luz grandes diferencias en las leyes que aplican sus miembros a la hora de tratar a los inmigrantes. Los países de Europa Oriental rechazan la política de cuotas impulsada por Bruselas, por lo que han sido criticados por varios políticos occidentales.
Fabius calificó de “inadmisible” y “escandalosa” la actitud de algunos países de Europa del este ante la crisis migratoria, señalando en concreto a Hungría, país que acaba de terminar la construcción de una valla en su frontera para impedir el ingreso de inmigrantes.
El primer ministro checo, Bohuslav Sobotka, rechazó las críticas de Fabius y del canciller de Austria, Werner Faymann, y reiteró que Chequia no quiere cuotas y que decidirá sola a quién le otorgará asilo.
El eurodiputado Pavel Telička insistió en que la solución de la crisis migratoria debe ser conjunta y atacar la raíz del problema.
“Un asunto primordial es determinar qué tipo de medidas podemos aplicar a corto y largo plazo de manera coordinada. Cuál es nuestra capacidad real para sacar el problema de las fronteras europeas y devolverlo a su origen, pero sin olvidar dar una solución a las causas de la crisis”.El eurodiputado alertó ante la ineficacia de la ONU que no ha brindado aporte alguno a la búsqueda de una solución a la ola migratoria.
“La ONU se preocupa por los derechos de los refugiados, lo que está muy bien, pero falla completamente en el aporte de soluciones. Una de las tareas de la ONU es aportar soluciones directamente en el epicentro de los problemas”.
El presidente de la República Checa, Miloš Zeman, insistió en que la Unión Europea debe proteger sus fronteras exteriores, pero considera que no existe voluntad para impulsar la defensa conjunta de las fronteras comunes de Europa.A partir de la crisis migratoria, algunos gobiernos han empezado a hablar en voz alta de enmendar Schengen, el espacio europeo de libre circulación, uno de los pilares de la Unión Europea. La Comisión Europea ha dicho en varias ocasiones que para mejorar la seguridad y controlar la inmigración no hay necesidad de cambiar las reglas de Schengen.
Desde el mes de enero al menos 2.500 personas han muerto en el mar en su intento por escapar de la guerra en Siria, diversas zonas de Oriente Medio, África y otras regiones.