‘El País Imaginado’, de Eduardo Berti, explorado ahora también en checo

Eduardo Berti, ‘El País Imaginado’/'Smyšlená zem', foto: Runa

La novela del argentino Eduardo Berti ‘El País Imaginado’, ganadora del premio Las Américas y el premio Emecé, ha sido recientemente publicada en checo por la editorial Runa. En Radio Praga hemos hablado con su traductor, Jan Machej, sobre las virtudes del texto y las características en general de la literatura argentina.

Jan Machej,  foto: Carlos Ferrer
En la China de comienzos del siglo XX, una joven muchacha aguarda atemorizada la inminencia del enorme giro vital que supondrá contraer matrimonio. Mientras tanto conoce a otra chica, la hermosa Xiaomei, con la que establece una ambigua amistad en la que se mezclan la admiración y la pasión amorosa.

Con su ambiente delicado y mágico, la novela ‘El País Imaginado’, del autor argentino Eduardo Berti, resultó ganadora del concurso Emecé Argentina en 2011 y un año después obtuvo el prestigioso premio Las Américas. Ahora la obra desembarca en la República Checa con la editorial Runa y traducción de Jan Machej, quizás el más prolífico de los traductores de literatura argentina a la lengua checa.

Entre los principales alicientes que llevaron a Machej por optar por esta obra destaca el estilo plácido, suave y equilibrado escogido por Berti para dar cuenta de la historia, nos comenta.

Eduardo Berti,  foto: YouTube
“La traducción crea una parte de la aventura. Yo quería estar el mayor tiempo posible con esta novela, por eso me puse a traducirla. Comparándola con sus otras novelas, esta me atrapó también por la voz narrativa. Es muy exquisita, muy fina, a diferencia de las otras voces o de los otros narradores de las otras novelas. En ellas hay muchos personajes, la trama a mí me parece muy rápida, son novelas más bien experimentales, posmodernistas, como reescrituras de otras novelas”.

Machej se refiere por ejemplo a ‘La Sombra del Púgil’ (2008) o ‘Todos los Funes’ (2004), que quedó finalista del premio Herralde. Se trata así en cierta forma de una obra rupturista con respecto a sus predecesoras, al desarrollarse en un estilo ciertamente no tradicionalista pero sí más sutil.

Una China, y un amor, imaginados

Eduardo Berti,  ‘El País Imaginado’/'Smyšlená zem',  foto: Runa
No obstante hay una línea de continuidad, y es la ubicación de la trama en un lugar ajeno al autor. Si en ‘La Mujer de Wakefield’ (1999) Berti situó la historia en Inglaterra y en ‘Agua’ (1997) en Portugal, ahora el esfuerzo de documentación e investigación es mayor, al trabajarse con la China republicana anterior a la guerra civil.

El exotismo es precisamente un aliciente para los lectores checos, señala Machej.

“Lo fascinante, lo interesante, es que está narrada por una chica que tiene apenas 14 años, y que está ambientada en China a principios del siglo XX, es una China a caballo entre el imperialismo y el régimen de Mao Tse Tung. Es un país imaginado precisamente por eso, porque la China para nosotros es un país imaginado. Pero en la novela, y en la tradición, como he leído después, también para los chinos el mundo imaginado es el mundo del más allá”.

La muerte y el solapamiento de los dos mundos sobrevuelan la historia de manera constante, dando lugar a elementos narrativos que pueden recordar al realismo mágico, prosigue.

Eduardo Berti,  ‘El País Imaginado’,  foto: Impedimenta
“En la novela hay muchos de los llamados cuentos de fantasmas. Y para el lector checo podrían ser algo inusual estos elementos más fantásticos que pertenecen también a la tradición de la cultura china, y que es por ejemplo la boda entre vivos y muertos. Los padres de los novios conciertan la boda y uno de ellos muere. Al otro no le queda más remedio que casarse con una novia de cartón, una figura de cartón”.

Lejos de efectismos y pirotecnias argumentales, ‘El País Imaginado’, apuesta por la inocencia y la sublimidad de las emociones, ofreciendo una imagen difusa de la protagonista, de la que no sabemos su verdadero nombre, y de sus sentimientos.

“Otra razón de que se llame ‘imaginado’ es la capacidad de Eduardo Berti, y de la mayoría de las obras de la literatura argentina, de despertar la imaginación del lector. También la relación entre estas dos protagonistas es muy indefinida o vaga. Esto también es fascinante en la novela. No se define la relación entre estas chicas y no sabemos si Ling, la protagonista, está enamorada de la otra o si la admira. La idolatra, sí, pero si hay algo más o algo menos, si hay una relación homosexual, no lo sabemos. Ciertamente hay una atracción física entre las dos chicas, pero no podemos definirla”.

Una vida dedicada a la literatura argentina

Juan José Saer
Jan Machej se decidió a aprender castellano tras la lectura de Julio Cortázar, y su pasión por la literatura en español, especialmente la argentina, se ha convertido en su medio de vida. Traductor al checo de ‘La Lluvia Amarilla’, del español Julio Llamazares, y especialista en los argentinos Héctor Tizón y Juan José Saer, el trabajo realizado con ‘El País Imaginado’, de factura menos compleja, fue a su modo una pausa, nos confiesa.

“A decir verdad yo estoy sumergido en el mundo de Héctor Tizón, de Juan José Saer, y también de Mario Benedetti, y por eso escogí a este autor, para relajarme un poco, para descansar. ¡Pero fue falso! Con esta novela no pude descansar nada. Pero a decir verdad la traducción resultó mucho más fácil que la de las obras de Juan José Saer. Lo más complicado, y en eso tengo que agradecerle a la redactora de este libro, a Markéta Hoffmeisterová, que hizo un trabajo excelente, porque me ayudó muchísimo, fue la transcripción de los nombres chinos al checo”.

La persistencia en llevar al checo lo mejor de la literatura argentina viene motivado, según Machej, por su excelente calidad, que de una forma u otra siempre sorprende.

"Lo que admiro de la literatura argentina es que los autores siempre buscan nuevos caminos para contar la historia, para captar la realidad”.

“En mi opinión es la mejor, y no deja de fascinarme, sobre todo con estos temas fundamentales que son la identidad, el exilio, que es muy sustancial en la novela argentina, y el regreso del exilio. También los problemas relacionados con el tiempo, con el espacio. Lo que admiro de la literatura argentina es que los autores siempre buscan nuevos caminos para contar la historia, para captar la realidad”.

Siguiendo este planteamiento, los próximos proyectos se quedarán en el Cono Sur. Entre ellos destaca la traducción de ‘El Hombre que Llegó a un Pueblo’, de Héctor Tizón, y posiblemente la próxima obra de Berti.

“Espero no terminar con Berti. Espero su última novela, no veo la hora de poder leerla. Pero quiero continuar, y continúo, con la obra de Juan José Saer, el argentino que para mí es piedra angular de la sección latinoamericana de nuestra editorial. Vamos a publicar, espero que el mes que viene, la última colección de sus cuentos, publicados en el año 2000. Esta colección está titulada ‘El Lugar’”.

Mientras, en su cajón espera la oportunidad de salir a la luz ‘Luna de Lobos’, la primera novela de Julio Llamazares, que se ha quedado relegada debido a un problema de derechos de autor. Otra inminente traducción de Machej es una pequeña obra, dedicada a la bibliomanía, de un autor argentino afincado en Montevideo, cuyo nombre el traductor no nos ha querido revelar. ¿Manuel Soriano? Habrá que estar pendiente de las librerías.

Autor: Carlos Ferrer
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