Un tanque soviético pintado de rosa: la broma de Černý cumple 25 años
Hace 25 años el artista David Černý y un grupo de amigos pintaron de rosa el tanque soviético conocido como Número 23, que recordaba en Praga la liberación de la ciudad por las tropas soviéticas en 1945. El acto fue uno de los símbolos del fin del dominio de la URSS sobre Checoslovaquia.
Detrás de aquella broma política se encontraba el joven artista David Černý, el enfant terrible checo que dos décadas más tarde sería conocido por su obra Entropa, con la que parodiaba a la Unión Europea.
La pintura rosa cubrió un emblema propagandístico destinado a alimentar el mito de la liberación de la ciudad. Esta llegó varios días de comenzada la sublevación de los praguenses contra la ocupación nazi, y además cuando Hitler ya estaba muerto y la guerra ganada. Incluso el lugar donde se alzaba el tanque, el barrio de Smíchov, no fue tomado por los soviéticos, sino por el ejército de Vlásov, una unidad de rusos anticomunistas armada por la Wehrmacht y que había cambiado de bando al final de la contienda.
Además, el mismo tanque, conocido como número 23, es poco fiel a la realidad histórica, asegura Aleš Knižek, director del Instituto de Historia Militar."Era un tanque tipo IS-2, las iniciales de Iosif Stalin. En realidad, este tanque nunca intervino en Praga. Después de la liberación este enorme carro blindado fue colocado en un gran pedestal de granito construido por prisioneros del ejército alemán. Se supone que simboliza la liberación de Checoslovaquia por el Ejército Rojo. Pero, de hecho, fueron otros los tanques que liberaron Praga, los T-34, aunque eran también de fabricación soviética, pero eran carros blindados de tamaño medio”.
El significado del aparato cambiaría a partir de 1968, cuando los tanques soviéticos pusieron fin a la Primavera de Praga y el vehículo, emplazado además en la rebautizada como plaza de los Tanquistas Soviéticos, pasa a ser visto como un símbolo de la ocupación.
De ahí el acto irreverente llevado a cabo por Černý y sus amigos, explica Knižek.
"Uno tiene que darse cuenta de que estábamos a pocos años después de la Revolución de Terciopelo, y después de cuarenta años de lavado de cerebro sobre el tema. El tanque en sí era un símbolo. Obviamente, nadie ha negado nunca que el Ejército Rojo hubiera liberado a Praga. Lo que estaba en juego en este caso era algo totalmente diferente".
El acto se realizó en la madrugada del 27 al 28 de abril de 1991, en el periodo de plena euforia inmediatamente posterior a la Revolución de Terciopelo. La provocación de Černý desató un debate político y una ola de protestas por parte del gobierno soviético, todavía en su lugar en Moscú.
David Černý fue arrestado por vandalismo y las autoridades checoslovacas repintaron el tanque de verde. Pero la historia no terminó allí, porque un grupo de quince diputados del Foro Cívico, utilizando su inmunidad parlamentaria, volvió a cubrir otra vez el vehículo de pintura rosa. El artista, finalmente, fue puesto en libertad.Poco después el tanque perdió su estatus de un monumento cultural nacional y, aprovechando la reforma de la plaza donde se hallaba, fue llevado al Museo Militar de Kbely, desde donde se trasladó al Museo de la Técnica Militar de Lešany.
La historia da muchas vueltas. En 2011 fue el propio Ejército el que repintó el vehículo de rosa, ya que la capa original estaba empezando a desprenderse. Los interesados podrán verlo por tanto aún en Lešany, limpio y brillante, como nuevo, en su rosado esplendor.