El camino hacia el canto no siempre es recto
Entre las cantantes de ópera checas del siglo XX que se ganaron la admiración de los espectadores y se merecieron el respeto de la crítica, figura sin duda Eva Děpoltová. Su soprano cautivador, excelente técnica y gran laboriosidad la llevó a los escenarios operísticos del mundo entero, así como a los estudios de grabación, la Radio y la Televisión. A Eva Děpoltová dedicamos la presente edición del espacio musical de los sábados en Radio Praga.
Dalibor, la ópera predilecta de Děpoltová y su primera escuela de canto
Eva Děpoltová nació después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, concretamente en agosto de 1945. Sus padres eran aficionados a la música y educaban a sus hijos en ese sentido. Desde la infancia Eva cantaba junto a su hermano.
Cuando niña le fascinó la ópera Dalibor, de Federico Smetana. Se la aprendió entera de memoria escuchando un disco con la grabación, y posteriormente cantaba junto con el disco. Esa fue la primera escuela de canto de Eva Děpoltová. Dalibor siguió siendo una de sus óperas preferidas también en su vida profesional, cuando le tocó interpretar el rol de Milada.Al llegar a la adolescencia sin embargo, optó por otra profesión, que nada tenía que ver con la música, y se dedicó a ella durante algún tiempo. Pero en casa no dejaba de cantar, aunque eran mayormente temas de estilo pop. Un día, siendo ya mujer adulta, le dio de pronto por probar su suerte en la Academia de Artes Musicales de Praga. Y fue aceptada para el estudio del canto operístico.
Durante los cuatro años en la Academia, Eva Děpoltová, interpretó varias óperas tanto en teatros de Praga, como en otras ciudades del país, y las críticas escribían que había nacido una nueva estrella operística. La dominación excelente de la técnica del canto Děpoltová la debe en mayor medida a Zdenka Ziková, quien en su tiempo fue cantante principal de la Ópera Estatal de Viena.
En los comienzos de su carrera profesional Děpoltová ensayó a Smetana y Janáček
Al finalizar los estudios, Děpoltová, fue recibida primero en el Teatro de Ostrava y posteriormente el de Bratislava y en los dos lugares cosechó gran éxito. Como afirma la cantante, este se debió a que no se durmió en los laureles con los primeros logros, sino que siguió trabajando incesantemente, ensayando, y buscando nuevas formas de interpretación.
Durante ese tiempo se dedicó en especial al estudio de grandes roles para soprano, mayormente de autores checos, como Federico Smetana, Leoš Janáček y otros, y actuó en varios teatros, también en el Teatro Nacional de Praga.Děpoltová ensayó igualmente obras de compositores extranjeros y destacó en las óperas Lady Macbeth, de Dmitri Shostakóvich, y Turandot, de Giacomo Puccini, con las que realizó una gira por Alemania, y actuó asimismo en Teherán y Estambul.
Independientemente de haber iniciado su carrera musical más tarde que sus coetáneas, pronto llegó a figurar entre las mejores solistas de ópera nacionales, siendo capaz de interpretar también roles para voces medias.
Solista de la Ópera del Teatro Nacional de Praga
Desde 1979 Eva Děpoltová fue solista de la Ópera del Teatro Nacional de Praga, donde enriqueció su repertorio con roles en las óperas, Manon Lescaut, de Puccini, Don Giovanni y Las bodas de Fígaro, de Mozart, entre otras.En 1992 Eva Děpoltová estuvo algún tiempo en Taiwán, como cantante invitada para el rol de Desdemona en la ópera Otelo, del compositor italiano Giuseppe Verdi. Děpoltová abandonó el Teatro Nacional de Praga y con ello también su carrera profesional en diciembre de 2004, a sus casi 70 años de edad.
Gracias a las grabaciones para compañías discográficas, la Radio y la Televisión, la voz de Eva Děpoltová, no desapareció del todo y sigue siendo un ejemplo de que en el mundo artístico uno puede entrar más tarde, pero si trabaja intensamente, puede alcanzar gran éxito.