Soña Červená, la eternamente joven musa de la ópera checa
En el espacio dedicado a la música clásica y el jazz, les daremos a conocer esta vez a Soña Červená, actriz y cantante de ópera, una destacada representante de la cultura checa contemporánea. El teatro fue su destino y durante su carrera profesional fue solista de las Óperas de Viena, Milán, Ámsterdam, Barcelona y de la mayoría de las de Alemania, país al que emigró de Checoslovaquia. A su patria la cantante regresó después de los cambios democráticos y siguió profesionalmente activa.
Soña Červená nació en septiembre de 1925 en Praga, y actualmente nadie le diría su edad. Además de continuar actuando como actriz, de vez en cuando acepta presentarse como modelo en desfiles de moda para mujeres de la tercera edad. Al ser preguntada sobre el secreto de su juventud eterna, se ríe y afirma que simplemente el destino fue amable con ella. Unos sostienen que su buena forma se debe a que es vegetariana, otros indican que mucho depende de los genes. En todo caso, realmente se conserva muy bien.
Červená proviene de una familia amante de la cultura. Su bisabuelo, Václav František Červený, de la ciudad de Hradec Králové, inventó y fabricaba instrumentos musicales de metal, entre ellos la trompa llamada ‘cornon’, y el contrabajo afinado en B, que se distinguían por su sonido suave en comparación con los demás instrumentos de metal. El padre de la cantante, Jiří Červený, fue abogado, y a la vez escritor y fundador del famoso cabaret ‘Červená sedma’, en Praga, durante la Primera República Checoslovaca.
Los comienzos profesionales en el Teatro Liberado de Voskovec y Werich
La futura cantante emprendió sus primeros pasos en el teatro después de terminada la Segunda Guerra Mundial, en el Teatro Liberado de Voskovec y Werich. Allí le tocó actuar en el musical ‘El valle del Arco Iris’, así como en otras obras. Sin embargo, le atrajo más la ópera, y en 1952 aceptó la oferta para trabajar en la Ópera Janáček, en Brno. En 1958 pasó a la Ópera Estatal de Berlín, donde interpretó obras de Monteverdi, Händel, y otros compositores. Un gran éxito fue para Soña Červená el rol de Carmen, en una presentación dirigida por el director de orquesta Herbert Kegel. Más tarde este rol le tocó interpretar a Červená en otras más de 150 ocasiones y en 1960 se hizo una grabación en disco.
La emigración le ayudó a sentirse libre
A su vez, en la Checoslovaquia de los años 50 a Soña Červená se le hizo muy difícil trabajar, ya que por diversas razones, especialmente por haber trabajado en el extranjero, la seguía la policía secreta comunista y, tras negarse Červená a colaborar con ella, le fue impedido actuar en Praga. Amargada y disgustada por esa situación, Červená abandonó en 1962 su tierra natal en medio de dramáticas circunstancias, y emigró a Alemania Occidental a través del Muro de Berlín.
A partir de entonces Červená cantó en la mayoría de las ciudades de Alemania Occidental y en las más conocidas casas operísticas del mundo, entre ellas La Scala y la Ópera de San Francisco, donde estuvo 11 temporadas. Además de su legendaria Carmen se ganó renombre al interpretar óperas de Verdi, Wagner, Strauss y Mozart.
Tanto en teatro como a la hora de ofrecer conciertos, Červená se dedicó en especial a las obras operísticas del siglo XX. En cuanto a la interpretación de roles de compositores checos, una gran aceptación por parte del público tuvieron sus actuaciones en las óperas de Leoš Janáček.
Además de la ópera, a Červená le gustaba participar en proyectos audiovisuales modernos, colaborando con Lou Reed y Robert Wilson, entre otros. Al abandonar la carrera operística, siguió actuando en obras dramáticas en el teatro Thalia de Hamburgo.
El retorno a su país natal para ver una vez más el río Moldavia
Después de los cambios democráticos en la entonces Checoslovaquia en 1989, la cantante decidió regresar en 1992 a su patria, tras haber vivido unos 30 años en el exilio. Según recuerda, añoraba mucho su país natal y en especial quería ver una vez más el río Moldava.
Entonces había pensado que pasaría en Chequia sólo algún tiempo para descansar, pero se quedó aquí para siempre y, además, siguió trabajando. En 1992, a sus 77 años de edad, Soña Červená se presentó por primera vez en el escenario del Teatro Nacional de Praga en la obra ‘El Destino’, de Leoš Janáček, del año 1905. La escenificación estuvo a cargo entonces del mundialmente célebre director de escena estadounidense, Robert Wilson, quien le ofreció a Červená el rol alegórico del Destino.
A sus 90 años de edad, Soña Červená sigue actuando en el Teatro Nacional de Praga y confía en que su salud le permitirá continuar todavía en el teatro. En 2013 Soña Červená fue condecorada en el Castillo de Praga con la Medalla de Primer Grado por sus Méritos a favor del Estado y la Cultura.