Visita a los estudios de cine de Barrandov: escenarios de ensueño
Templos, esculturas, jardines, palacios y otros muchos de los escenarios que aparecen en las películas son realmente piezas de poliestireno o madera que la iluminación y la magia del cine hacen pasar por reales. En esta primera entrega de nuestra serie dedicada a los estudios checos de cine de Barrandov nos adentramos en sus talleres de producción de escenarios.
Tras la caída del comunismo en 1989 los estudios fueron privatizados, se adaptaron mal al libre mercado y estuvieron a punto de cerrar. Sin embargo sobrevivieron orientándose a la coproducción de películas extranjeras, para las que proporcionaban materiales, equipos y técnicos. Al mismo tiempo dos televisiones, TV Nova y TV Barrandov, aprovecharon las infraestructuras existentes.
De esta forma, en la actualidad Barrandov Studio es una floreciente empresa privada que posee un complejo de estudios formado por 14 salas de rodaje, laboratorios cinematográficos, centros de doblaje, estudios de grabación, talleres de escenografía, almacenes de vestuario y en general todo los necesario para la producción de una película.
Básicamente se puede decir que la principal actividad de Barrandov Studio hoy en día es proporcionar los medios para la realización de películas extranjeras, un negocio que no deja de crecer. La cobertura que son capaces de ofrecer estos estudios ha convertido Praga en escenario de grandes producciones como Misión Imposible, Hellboy, El Ilusionista, Alien vs Predator o Casino Royale, por poner solo algunos ejemplos. De hecho, en 2016 fueron anunciadas nuevas inversiones por valor de cuatro millones de euros.Una fábrica integrada de escenarios
En esta primera entrega dedicada a los estudios de Barrandov nos introduciremos en su centro de producción de escenarios, unas gigantescas instalaciones donde se trabaja incesantemente para convertir lo falso en verdadero. Y es que muros, estatuas, rocas y árboles son en muchas ocasiones nada más que el ligero y endeble poliestireno, nos confiesa el director del centro, Štěpán Červený.
“Con el poliestireno se hacen las cosas de época, como diferentes tipos de cornisas, o de capillas, o cúpulas. Se pueden hacer estatuas de este material, imitaciones muy fieles de esculturas de verdad, o muros de ladrillos y esas cosas. Todo viene dado por lo que quiere el cliente, lo que prefiere”.La clave de por qué este material se ha convertido en el favorito a la hora de trabajar se debe a dos importantes rasgos, continúa.
“La espuma de poliestireno se usa porque la decoración a veces está muy alto, y tenemos miedo de lo que podría pasar si se cae, podría hacerle daño a alguien. Tiene la característica de ser muy ligero y al mismo tiempo aparentar con fidelidad otros materiales”.
A nuestro alrededor, y a medida que vamos avanzando, decenas de trabajadores se afanan en todo tipo de máquinas, dando la impresión de que en el estudio de Barrandov se dan cita todos los especialistas técnicos: herreros, tapiceros, repasadores, pintores, escultores, barnizadores… Todo tiene que estar concentrado para ahorrar el máximo tiempo, explica Červený.
“Pasamos por una puerta y de la herrería vamos a la carpintería. Todos los talleres están en un mismo centro de trabajo, todo in-house. Eso es muy importante, la logística es crucial para cumplir los plazos, siempre hay poco tiempo”.Desde que llega el encargo y se realiza el diseño hasta que se hace realidad pueden pasar tan solo semanas. Algo especialmente costoso y complejo se alza en apenas cuatro meses.
Además de la logística, se puede conseguir un ahorro de tiempo considerable eligiendo los materiales correctos.
“La clave está en los materiales, hay que usar cosas que se pueden trabajar con rapidez, porque tenemos muy poco tiempo. Así que lo básico es la madera, conglomerado, poliestireno, yeso... Luego se trata sobre todo de pintura”.
Trenes y ciudades que dan el pego
Ante todo esto cabe preguntarse cuáles han sido las grandes obras de los talleres, las que han requerido más trabajo y preparación.“Actualmente lo mayor que hemos hecho fue para Nightfall, para la que hicimos una pequeña ciudad de 250x150 metros aproximadamente. En cuanto a decorados móviles, hay que mencionar la película Snowpiercer, en 2012, para la que construimos un tren de cien metros de largo, con cuatro vagones, que era capaz de girar cien metros en cada dirección”.
Se trabaja pues con rapidez y precisión, para luego montar las piezas creadas en el lugar indicado, y en la fecha prevista para el rodaje. Todo parece increíblemente difícil, pero Štěpán Červený asegura que los imprevistos, como el deterioro accidental de los escenarios, son poco frecuentes y nunca de gravedad.
“Somos conscientes de que algunas partes de los escenarios tendrá que experimentar algún movimiento que potencialmente pueden dañarlos mecánicamente. Acciones realizadas por especialistas, o explosiones. Para eso los escenarios están preparados, pero puede pasar que resulten dañados, casi nunca durante el rodaje, más bien durante los preparativos. En ese caso se soluciona al momento, ya que se trata de pequeños desperfectos”.Pero lo más sorprendente de todo es que luego la magia funciona, y sobre el celuloide, las torres de poliestireno pintado y las casas de conglomerado pasan por reales. Solo un especialista nota, al ver una película, si determinado escenario es real o hecho por encargo.
“En el proyecto Mosqueteros añadimos nuestros escenarios a un complejo de edificios, y muy poca gente notó la diferencia. Pero los que trabajamos en el sector sí que sabemos reconocerlo. Los escenarios pueden ser muy fieles, depende del nivel de detalle que quiera el arquitecto, y con las técnicas de grabación que se utilizan en la actualidad no hay mucho espacio para los errores. Simplemente tiene que quedar escondido cada tornillo”.Otra cuestión es lo que pasa con todas estas piezas una vez termina el rodaje. Raramente sobreviven para ser expuestas, nos cuenta Červený.
“Siempre hay un propietario de la producción, el inversor, que en el 99% de los casos ordena la liquidación de los escenarios. Esto significa que muchas cosas se reciclan y algunos materiales vuelven a los almacenes. Todavía no me ha pasado que alguien quisiera comprarlos y tampoco que alguien quisiera venderlos. Los escenarios son piezas únicas y tienen una relación fuerte con el proyecto, ningún inversor quiere que otra persona acabe relacionada con ese escenario”.Una pregunta que asaltará a muchos es por qué se construyen escenarios si se pueden aprovechar casas y localizaciones reales, en la mayoría de los casos. Los costes son menores, comenta Červený, si se trata de escenarios artificiales, aunque eso, por supuesto, podría cambiar en un futuro. El porvenir de la profesión es por tanto, incierto, concluye.