Chequia, el último país de la UE en aprobar el acuerdo climático
La Cámara de Diputados checa aprobó este martes el acuerdo de París sobre el cambio climático. Es el último país de la UE en hacerlo.
La disensión del Partido Cívico Democrático, de corte neoliberal, retrasó el debate en la Cámara Baja, que llevaba dedicándose al tema desde octubre del año pasado. Sus diputados advertían sobre las consecuencias económicas del acuerdo y dudaban que estuviera en consonancia con la Constitución checa.
Radim Tolasz, director del departamento de cambio climático del Instituto Checo de Meteorología, considera que en la política checa hay cierto atraso en este tema.
“En el mundo se discute qué hacer con el cambio climático. Aquí se discute si el cambio climático existe o no, y si es así, si es provocado por el ser humano. El mundo está en un lugar diferente que la realidad checa en lo que respecta a cambio climático”.
El acuerdo de París fue firmado en diciembre de 2015 por casi 200 países, y entró en vigor en noviembre del año pasado. De momento lo han ratificado 55 países, entre ellos Estados Unidos, aunque el presidente Donald Trump ya ha hecho pública su intención de salirse del tratado.
El objetivo de lo pactado en París es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente de CO2, de modo que la temperatura promedio del planeta no supere en dos grados a la del periodo preindustrial, hace doscientos años.Actualmente la temperatura global se ha incrementado en un grado centígrado. Por suerte para Chequia, la región centroeuropea no es la más afectada por este fenómeno, asegura Tolasz.
“En la República Checa no estamos en el grado extra promedio, sino que superamos los dos grados. Pero Europa Central se halla en una situación relativamente buena. Si uno toma en consideración cómo el calentamiento global se manifiesta en otros lugares del mundo, tenemos mucha suerte. Además, estamos en una región desarrollada donde podemos encontrar solución a muchos problemas”.
Las predicciones más pesimistas auguran un calentamiento de más de cinco grados centígrados en promedio para finales de siglo, mientras que los más optimistas, teniendo en cuenta que las emisiones de gases de efecto invernadero se vean efectivamente reducidas, vaticinan un aumento de dos grados.