Una unidad especial de la Policía controlará la seguridad de los aeropuertos checos
La seguridad de los aeropuertos checos será aún mayor. Un equipo especial de la Policía se encargará de la vigilancia de los aeropuertos internacionales del país.
Se tratará de profesionales reclutados de entre los funcionarios del Ministerio del Interior, la Policía, los servicios secretos y la administración de los aeropuertos. Se realizarán de hecho revisiones aleatorias de equipaje, algo que hasta el momento solo sucedía en Praga, y se dispondrá de los sensores necesarios para detectar explosivos y materias radioactivas. Petr Kusý, inspector del aeropuerto de Praga, comenta el procedimiento.
“Si el dispositivo da la alarma, esto significa que es posible la presencia de explosivos, así que tendríamos que llamar a los pirotécnicos de la Policía”.
Los controles aleatorios de equipaje pueden producir daños en la maleta. Como en el caso del aeropuerto Václav Havel habrá un protocolo para quejarse y reclamar indemnizaciones. Sin embargo es poco probable que esto pase, asegura la portavoz del aeropuerto de Praga Marika Janoušková.
“La mayor parte de los equipajes los conseguimos abrir sin causar ningún daño gracias a las últimas tecnologías. Recomendamos a los viajeros que utilicen candados de tecnología TSA, que podemos abrir. O también otras formas de proteger las maletas, como láminas de plástico o candados ordinarios que se puedan cortar”.
Se contará además con nuevos sistemas de cámaras capaces de registrar las matrículas de los automóviles y los rostros de los conductores
Al mismo tiempo el aeropuerto Václav Havel también se verá reforzado y desde este martes cuenta con un nuevo dispositivo para la detección de radioactividad y sustancias químicas. En general se incrementará el personal encargado de la seguridad en los aeropuertos, hasta llegar a las 200 personas, y se emprenderán entrenamientos especiales de policías y francotiradores.Las medidas costarán a las arcas del Estado alrededor de ocho millones de euros. El año pasado los aduaneros del aeropuerto de Praga descubrieron 1.500 intentos de contrabando, 300 más que el año anterior. Se trató sobre todo de drogas y sustancias químicas.