Muere Luboš Dobrovský, antiguo signatario de Carta 77
Luboš Dobrovský fue uno de esos hombres de ideas firmes que no dudó en desafiar al Partido Comunista tras la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968. Murió este jueves a los 87 años de edad dejando un vacío en las filas de los defensores de la democracia.
Su postura crítica ante la terrible invasión le costó el puesto. Los camaradas le dieron la espalda y lo expulsaron del Partido Comunista, se convirtió en una persona incómoda para los nuevos aliados del Kremlin en Praga.
Gracias a la ayuda de un grupo de amigos consiguió trabajo en las bodegas y depósito del Museo de la Literatura Checa. Paradójicamente aquellos sótanos llenos de publicaciones se convirtieron para Dobrovský en una especie de refugio para traducir al checo artículos y libros del polaco y ruso.
En entrevista para la Radio Checa hace aproximadamente dos años, Dobrovský criticó la situación general de la sociedad checa desde el punto de vista político. Los electores creen a ciegas las promesas de los políticos a sabiendas de que no las podrán cumplir.
“Debo decir que lo que ha ocurrido en estos años -y tengo una respuesta para ello- es que los políticos, y me incluyo también, no dedicamos atención suficiente a la educación cívica”.
Representantes de diferentes agrupaciones políticas han coincidido en que Luboš Dobrovský fue un hombre que impulsó el respeto de los valores democráticos y las libertades.
En 1974 el nuevo director del Museo de la Literatura Checa lo despidió, porque no quería tener en la institución a un disidente anticomunista. El antiguo periodista de la Radio Checoslovaca se sumó a los disidentes que trabajaban como fogoneros o limpiadores de ventanas.
Los agentes de la Policía Política les vigilaban, perseguían y atemorizaban de manera sistemática. A pesar de la presión constante, Dobrovský firmó el manifiesto anticomunista Carta 77 y se convirtió en un frecuente inquilino de las cárceles del régimen. Muchas veces le encerraban por 48 horas para intimidarlo o con motivo de una visita de alto nivel del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Tras la derrota del régimen comunista de Checoslovaquia en 1989, Luboš Dobrovský se convirtió en portavoz del movimiento Foro Cívico, encabezado por el disidente Václav Havel, y a partir de ese momento fue un hombre clave en el andar de los checos por el sendero de la democracia.Tuvo a su cargo una de las tareas más difíciles de los primeros días de la llamada Revolución de Terciopelo. Con el cantante rock Michael Kocáb y el diplomático Jaroslav Šedivý prepararon la salida de las tropas de ocupación soviéticas.
Luboš Dobrovský desempeñó un papel fundamental en la edificación de los pilares de la democracia en Chequia. En 1990 el presidente Havel le pidió que se encargara del Ministerio de Defensa, por aquella época lleno de generales comunistas.
En aquellos días revolucionarios todo sucedía a gran velocidad. Después de salir airoso de la difícil tarea en Defensa, Dobrovský pasó a jefe del Despacho presidencial, para poco tiempo después volver a Moscú, pero como embajador.
Con sus afilados argumentos, Dobrovský supo siempre formular críticas contra los políticos nacionales que se han alejado de la defensa y protección de los principios democráticos, y por esa razón rechazó un galardón propuesto por el primer ministro Andrej Babiš, según explicó en su momento.