Un meñique fracturado - símbolo del título mundial de los hockeyistas sobre hielo checos
La selección de hockey sobre hielo checa consiguió el domingo el título en la Copa Mundial disputada en Viena. Este lunes los jugadores regresaron a la República Checa para celebrar su victoria con los hinchas en la Plaza Vieja de Praga.
A las cinco y cuarto de la tarde, hora local, llegó a la plaza el autobús que llevaba el rótulo "Campeones del Mundo 2005" con los jugadores que regaban con champán desde el techo del vehículo a los hinchas eufóricos. Centenares de aficionados se vendaron el meñique de la mano izquierda, saludando en especial al delantero Jaromír Jágr, quien se fracturó el dedo en el partido contra Alemania, pero siguió jugando en el torneo a pesar de su lesión.
"El meñique me dolía, por supuesto, así como las piernas, ya que el campeonato era muy agotador. Este año tuvimos suerte y me alegro de que lo hayamos logrado", indicó Jaromír Jágr, que consiguió el título mundial por primera vez, convirtiéndose en uno de los pocos jugadores en hacerse con los tres trofeos más prestigios del mundo en hockey sobre hielo: es decir, el Stanley Cup para el campeón de la Liga Nacional de Hockey americana, el título olímpico y el mundial.
Según indicó otro de los puntales del cuadro checo, el delantero David Výborný, los jugadores dedicaron la victoria al antiguo entrenador de la selección nacional, Ivan Hlinka, que falleció el año pasado en un accidente de tráfico.
"En los camerinos teníamos una foto de Ivan Hlinka y antes de cada partido la mirábamos. Era como si estuviera allí con nosotros", dijo el capitán de la selección nacional.
La afición checa aplaudió así al actual técnico, Vladimír Ruzicka, quien lideró el equipo tras la trágica muerte de Hlinka. Los hinchas intentaron convencer a Ruzicka de que siguiera dirigiendo la selección del país, ya que el antiguo delantero anunció retirarse de la representación después del campeonato.Se puede decir que casi todo el país siguió el triunfo de los checos en el campeonato, incluyendo a altos cargos políticos: El presidente checo Václav Klaus y el primer ministro, Jirí Paroubek, animaron a los jugadores directamente en el estadio de Viena. El ex presidente checo, Václav Havel, que se encuentra en la actualidad en Washington, vio el partido en la tele y, una vez terminada la final, envió a los representantes un telegrama de felicitación.