"Paisaje Triste" en las fotos de Josef Sudek
"Paisaje Triste" es el nombre de una exposición de fotografías panorámicas que muestra el paisaje de Bohemia noroccidental de los años sesenta del siglo XX. Entonces, la naturaleza de esa región tuvo que ceder paso a la extracción del carbón, asemejándose poco a poco a un paisaje lunar.
"Paisaje Triste" es el nombre de una exposición de fotografías panorámicas que muestra el paisaje de Bohemia noroccidental de los años sesenta del siglo XX. Entonces, la naturaleza de esa región tuvo que ceder paso a la extracción del carbón, asemejándose poco a poco a un paisaje lunar.
Desaparecieron aldeas enteras, y fueron abandonando la zona tanto las personas como los animales. La región acabó muerta y triste, caracterizándose por castilletes de extracción y colinas artificiales, creadas a base de tierra excavada de las minas de carbón.
El autor de las fotos de "Paisaje Triste", expuestas en la galería de arte en las antiguas Caballerizas del Castillo de Praga, es el fotógrafo Josef Sudek, que vivió entre los años 1896 y 1976 y fue apodado como "el maestro checo de la fotografía". Como afirma el comisario de la exposición, Antonín Dufek, de la Galería de Arte Morava, esta colección de fotografías es excepcional en la obra de Josef Sudek.
"Las fotografías de Josef Sudek suelen caracterizarse por un gran romanticismo y, en su mayoría, documentan hermosos paisajes de la República Checa. Las fotografías de Bohemia noroccidental, por su parte, son asépticas, mostrando de forma cruda el aspecto real de la región, donde todo parecía gris y era trivial. Algunas de las tomas de Sudek son tan radicales que, desde el punto de vista artístico, no tienen comparación ni siquiera con el arte contemporáneo, donde acostumbramos ver obras que en el pasado sería inimaginable de calificar como arte".
Cuando a Josef Sudek le preguntaron cierta vez por qué las fotos de Bohemia noroccidental eran tan tristes, el fotógrafo respondió: "Sí, ese paisaje es un poco triste. Pero no me gusta sacar fotos de un paisaje alegre, porque cuando es alegre es siempre igual. A su vez, cuando es triste, tiene mil y una variaciones. Es triste, y más triste, y luego menos triste, y eso es lo que me atrae".
Aunque la exposición "Paisaje Triste" puede dar la impresión de que el autor de las fotografías tenía una postura muy negativa respecto a la región de Bohemia noroccidental, la realidad es muy diferente, según indicó Antonín Dufek, comisario de la exposición.
"No cabe duda de que Sudek se identificaba de cierta manera con esa región, tenía una profunda relación con ella, y amaba a su manera esas tierras. En ningún momento cabe pensar que a Sudek le repugnara esa zona. El fotógrafo llegó a conocer Bohemia noroccidental gracias a varios amigos suyos, también artistas, que tenían allí sus raíces, y por eso Sudek llegó a concebir el paisaje local desde el punto de vista de sus amigos. Y ellos amaban esas tierras, independientemente del triste y gris aspecto que tenían en los años sesenta".
Antonín Dufek afirma que hoy en día las fotografías de Josef Sudek, que conforman la colección "Paisaje Triste", además de un valor artístico, tienen un valor histórico, puesto que ese paisaje gris documentado en las fotos ya no existe. Las minas de carbón fueron cerradas, y en los años noventa se procedió a una amplia recultivación de la zona.
"Tengo información de que en la región reaparecieron los ciervos, porque hoy es una zona muy bonita y tranquila, y es una buena noticia que la vida retorna a esos lugares".
El comisario de la exposición, Antonín Dufek, considera, no obstante, que el potencial de la colección de fotografías "Paisaje Triste", de Josef Sudek hasta el momento no ha sido aprovechado lo suficiente. El comisario está convencido de que un día las fotos, expuestas actualmente en la galería de arte en las antiguas Caballerizas del Castillo de Praga, constituirán una importante fuente de estudio para historiadores, ecologistas, historiadores del paisaje y otros especialistas que se dedican a los cambios en la vida del ser humano.
Fotografías usadas en el texto proceden de las colecciones de la Galería morava de Brno; (c) Anna Farova
El Puente de Carlos, uno de los lugares de la capital checa más concurridos por los turistas, pronto dispondrá de un museo que documentará la historia de esa obra arquitectónica que data del siglo XIV. La exposición permanente estará situada bajo uno de los arcos del puente, y formará parte de la misma un taller de cerámica, sostuvo Ondrej Sefcu, del Instituto Nacional de Atención a los Monumentos Históricos.
"Deseamos que ciudadanos checos, así como turistas extranjeros, puedan conocer más los pormenores de la historia de uno de los más bellos y antiguos puentes de Europa Central, y conocer asimismo la historia de su predecesor, el puente románico de piedra Judith, edificado en el lugar en el siglo XII y derribado posteriormente por el agua durante una gran crecida del río Vltava".
Durante su recorrido por Praga, indica Ondrej Sefcu, las personas que visitan el Puente de Carlos suelen interesarse en especial por las estatuas barrocas de santos que lo decoran. Lamentablemente, permanecen ocultos ante los visitantes los diversos detalles técnicos sobre la construcción del puente.
Por ejemplo, que para unir las piedras durante su construcción, se utilizó una mezcla de cal y huevos. Resulta que en el siglo XIV se consideraba que los huevos aseguraban una mayor firmeza a la mezcla con cal que si se utilizaba agua. Y la larga historia del Puente de Carlos lo confirma.Aunque vale decir que actualmente el estado del puente provoca "dolores de cabeza" a las instituciones competentes checas, al destacarse la necesidad de su inminente y pronta restauración.
En el taller, que formará parte del futuro Museo del Puente de Carlos, los visitan tes podrán observar así el trabajo de los canteros que labrarán los nuevos bloques de piedra que se utilizarán en la reconstrucción del puente más antiguo de la capital checa.