Otra tarea política en las tierras checas para la noble española María Manrique de Mendoza
¿Se acuerdan de ella, amigos oyentes? No sólo una vez intervino en los asuntos diplomáticos del Reino de Bohemia, aunque naciera en la lejana España. La hermosa María Manrique de Mendoza, viuda del noble checo Jan de Pernstejn, se casó en 1606 con el conde Bruno de Mansfeld y se trasladó de Praga a Viena. Transcurrieron once años y María Manrique volvió a despertar la atención de la sociedad checa.
Entre las damas brillaba la mujer del cazador del emperador, Bruno de Mansfeld. A pesar de estar en los 50, María Manrique no había perdido nada de su encanto. Al lado de su hija adolescente se movía con segura elegancia.
Su estancia en Praga no pasó inadvertida. Arribó hacía varias semanas y llevaba con su esposo una rica vida social, no faltando a ninguna ocasión importante.
Ojos curiosos se dirigían hacia la condesa de Mansfeld. ¿Esta es la mujer que sedució al influyente Karel de Lichtenstejn, quien le revelaba los secretos de la corte del emperador Rodolfo II?
¿Es ésta la mujer que tuvo amoríos con el cardenal Este de Modena, tanto fue así que el mismo Papa se vio obligado a intervenir? ¿Esta es la famosa María Manrique relacionada con la casa de Pernstejn, que con tanto agrado se mezclaba en las aventuras políticas?
No presentían que María Manrique de Mansfeld tenía por delante otra tarea importante.Las discordias entre los católicos y evangélicos en las tierras checas se agudizaban. El 9 de junio de 1617 los estamentos checos consintieron la coronación de Fernando de Estiria como futuro rey checo. Los católicos y partidarios de una monarquía centralizada se anotaron otra victoria. Sólo dos nobles votaron entonces en contra, Linhart Collon de Fels y Jindrich Matyás Thurn.
La estirpe de Jindrich Matyás Thurn procedía del norte de Italia. De joven, Thurn luchaba con el emperador en Hungría, contra los turcos. Siempre fue un fervoroso protestante. Pertenecía a las figuras de primera línea de la oposición y ya en 1609 se convirtió en comandante del ejército de los estamentos checos.
¿Cómo convencer al más radical de los líderes de la nobleza checa, Thurn, a que accediera a la política católica de los habsburgo? El cardenal Khlesl se rompía la cabeza en Viena. Si lográramos ganar al rebelde Thurn, tendríamos menos trabajo con todos los estamentos checos opositores, pensaba el cardenal.
La tarea no resultaba nada fácil. El orgulloso Thurn no negociaría nunca directamente con Khlesl. Las intrigas entre bambalinas perjudicarían su buen nombre. Había que buscar otro camino, atacando los puntos débiles del noble checo: el amor al dinero y su inclinación hacia las mujeres.
En cuanto a lo primero, el cardenal puso en juego el cargo rentable de burgrave del castillo de Karlstejn. En el punto número dos debía desempeñar un papel clave la condesa María Manrique de Mansfeld.A su edad, ya un poco avanzada, María Manrique no pudo contar exclusivamente con sus dotes femeninas. Thurn no ocultaba que la compañía de la bella noble le resultara agradable, pero mantenía firmemente una postura negativa hacia todas las propuestas del cardenal Khlesl. Y además, inmediatamente informaba de todo a sus amigos y aliados.
María Manrique de Mansfeld entendió pronto la situación. El instinto femenino le reveló que el noble de 50 años no perdía interés por las mujeres, sin embargo, se sentía vinculado fuertemente a su esposa, resistiendo así a cualquier seducción.
María Manrique era bastante inteligente para no perder sus fuerzas en vano, y empezó a negociar directamente con la esposa. No se sabe donde se conocieron. Quizá en Viena donde Elisabeth Susana, nacida de Tiefenbach, tenía muchos familiares. O en Praga, donde el matrimonio Thurn, así como los Mansfeld aparecían con frecuencia en los eventos sociales.
Elisabeth Susana de Thurn conocía la situación política en Bohemia mucho mejor que María Manrique de Mansfeld. Al igual que la valentía e impulsividad de su marido. Sin duda, era más prudente que Jindrich Matyás Thurn y las amenazas del cardenal Khlesl, transmitidas por María Manrique, no la dejaban tranquila, a diferencia de su esposo.De ninguna manera quería traicionarlo. Pero tampoco decía un "no" claro a las ofertas de Khlesl. No obstante, sin el esposo no pudo tomar ninguna decisión. Al acabar la condesa de Mansfeld las negociaciones, únicamente una cosa era cierta: Elisabeth Susana Thurn estaba dispuesta en caso de necesidad a requerir más prudencia por parte de su esposo.
Mientras tanto se decidió sobre el castillo de Karlstejn. El cargo de burgrave fue otorgado a Jaroslav Martinic.
Thurn se sintió ofendido, y se aferró aún más a sus posiciones radicales. Se enteró de las negociaciones de su esposa con María Manrique de Mansfeld, pero no se preocupó por ello. Estaba seguro de la fidelidad de Elisabeth Susana.
Con desconfianza, intrigas y ataques personales se espesaba la atmósfera en el Reino de Bohemia en la segunda década del siglo 17. En mayo de 1616 la sobrina de Jindrich Matyás Thurn, Elisabeth, se prometió y más tarde se casó en Moravská Trebová con uno de los nobles más ricos de Moravia, Ladislav Velen de Zerotín, miembro de la iglesia protestante de los Hermanos Checos.
A primera vista se trataba de un matrimonio común y corriente. Ladislav Velen no mostraba mucho fervor religioso y no intervenía en asuntos políticos, a pesar de sus riquezas. Por su parte, Elisabeth Thurn parecía una joven sencilla y sin ambiciones.
Pero las apariencias engañan a veces, y Thurn sabía en ese momento más que los círculos católicos de Viena.
Poco a poco Elisabeth empezó a dominar a Ladislav Velen hasta ubicarlo en el rol de líder de la oposición de los nobles de Moravia. Muchos lo adscribieron a la iniciativa de Jindrich Matyás Thurn.Las tensiones entre católicos y evangélicos escalaban. Aún en otoño de 1617 el emperador Matías se divertía en Bohemia en la caza y festines opulentos. Pero todo indicaba que se acercaba un desenlace sangriento.
El 23 de mayo de 1618 los representantes de los estamentos protestantes arrojaron por la ventana de la cancillería checa en el Castillo de Praga a los virreyes católicos Jaroslav Martinic y Vilém Slavata, y al escribano Fabricio. Uno de los iniciadores de esta Segunda Defenestración de Praga, que dio inicio a la sublevación de los estamentos checos y también a la Guerra de los Treinta Años, fue Jindrich Matyás Thurn.
El dos de mayo de 1619 se reunieron en Brno los estamentos evangélicos de Moravia. Allí tomó la iniciativa Ladislav Velen de Zerotín. Abrió las ventanas del palacio del conde de Kounic preguntando a las muchedumbres agrupadas abajo si querían unirse a la sublevación.
"¡Sí, queremos!", sonó la respuesta únivoca.