Castillo de Praga: corona de las tierras checas
Si Praga es la cabeza de las tierras checas, entonces el Castillo es su corona, dijera el poeta. Les invitamos a descubrir los secretos al interior del Castillo de Praga.
Trasladémonos del siglo veinte a los tiempos en los que el suelo de la sede antigua de los soberanos checos fue pisado por los nobles de la estirpe Premislita. A ellos les debemos los hallazgos arqueológicos más atrayentes que fueron descubiertos en el Castillo de Praga.
Uno de los monumentos arqueológicos más valiosos que brindó el Castillo de Praga es la denominada "copa árabe", que fue fabricada aproximadamente a mediados del siglo XIII en Siria o Egipto. Está hecha de vidrio semitransparente y lleva inscripciones en árabe pintadas con oro y color negro. Una de las inscripciones alaba al sultán, por lo que se supone que la copa fue obsequio de un gobernador árabe al rey checo Premysl Otakar II, indicó el director de la investigación arqueológica en el Castillo de Praga, Jan Frolík.
"Los arqueólogos la llamamos ´copa con delfines´. Es una denominación generalmente aceptada, sin embargo, al mostrar los peces pintados sobre la copa a los biólogos, nos dijeron que los delfines no tenían tales aletas y que se trataba más bien de tiburones. Es la única copa de este tipo que se ha conservado completa en nuestro país, de otras dos solo se encontraron fragmentos. Es el objeto de vidrio más lujoso que nos pudiéramos imaginar en esa época".
La copa árabe fue hallada en un pozo, en el rincón sudoriental del tercer patio del Castillo de Praga. El pozo fue excavado probablemente en el siglo XII. Luego se perdió el agua, y antes de que el pozo fuera cubierto con tierra servía de basurero.
Los arqueólogos suponen que arrojaron la copa al pozo después de que se hubiera roto. Además de la copa árabe, el pozo ocultaba varias decenas de recipientes, entre ellos la parte inferior de una tetera árabe.
En el Castillo de Praga los príncipes - posteriormente reyes Premislitas - no sólo residían allí, sino que también encontraban en muchos casos el lugar de su último reposo. En el territorio del castillo fueron descubiertas unas mil tumbas del medioevo temprano.
En los años 70 fue llevada a cabo la más amplia investigación antropológica en el Castillo de Praga hasta el momento. Sólo una de las tumbas de los soberanos premislitas queda por abrir: el sepulcro del poco conocido príncipe Borivoj II, quien falleció en 1124 en la emigración húngara. Parece que todos los secretos habían sido desvelados. Pero no fue así.
En el año 2002 se realizó en la catedral de San Vito en el Castillo de Praga, la restauración de la tumba del hermano mayor de Borivoj y su predecesor, el príncipe Bretislav II. El soberano fue víctima de un asesinato. En diciembre de 1100 le clavó una lanza un tal Lorek, al que alquilaron supuestamente los enemigos de los Premislitas - la estirpe de los Vrsovec -.
¿Quién fue Bretislav II? El Premislita número 14 en el trono, asumió el poder en 1092 a sus probablemente 35 años. Era un gobernador hábil y enérgico. Poco después de su subida al trono, en 1093, intervino duramente contra las costumbres paganas que sobrevivían en el país. Expulsó a todos los brujos y magos, mandó tallar y quemar los árboles y bosques sagrados, y prohibió enterrar a los muertos de manera pagana en los prados, campos y bosques en vez de en cementerios cristianos.
Sin embargo, en 1099 cometió un fatal error político. En 1099 violó la antigua ley de investidura de los príncipes checos. En reuniones solemnes, denominadas "coloquios", la nobleza, jerarcas religiosos y combatientes destacados se pronunciaban acerca de los candidatos al trono. La gente común y corriente formaba la comparsa al acto, proclamando la gloria del elegido.
No se trataba de una elección democrática, más bien de un ritual heredado según el cual el derecho de sucesión pertenecía al mayor de la estirpe Premislita. Bretislav II violó esa regla, delegando el trono a su hermano menor Borivoj después de haberse asegurado el apoyo del emperador alemán, Enrique IV. Con esta decisión Bretislav II sentó un precedente a los soberanos extranjeros para intervenir en los asuntos al interior del país.
Volvamos ahora al lugar donde Bretislav II, según se suponía, descansaba en el sueño eterno. Después de que fue desmontada su tumba en 2002, apareció una caja de madera con los restos mortales, tal como se esperaba. Sin embargo, ¡la caja fue cerrada con tornillos producidos en una fábrica! Estaba claro que no podía proceder del siglo XIV en el que los restos mortales fueron trasladados a la catedral de San Vito.
Los arqueólogos lograron averiguar que la tumba ya había sido abierta, en 1824, y ésta no fue la única sorpresa que les esperaba. Se sorprendieron aún más cuando después de sacar el contenido de la caja para trasladarlo a un nuevo recipiente - esta vez de metal -, fue evidente que la caja guardaba los restos mortales de seis personas. Y ninguna de ellas fue hombre, subrayó Jan Frolík.
"En otras palabras, la persona que estaba encargada en el año 1383 de mudar los restos mortales a la catedral gótica, el cronista Benes Krabice de Veitmile, se equivocó. Tenían entonces una idea sobre el lugar donde Bretislav había sido sepultado - en la capilla de Santo Tomás, justo al lado de la basílica románica de San Vito - pero, Benes Krabice señaló probablemente otra tumba diferente a la del príncipe, y yo no me hago ningunas ilusiones, de que unos peones en el siglo 14 sabían cuántos huesos tiene un ser humano, y si era un niño o un adulto".
Entonces, agregó Jan Frolík, los asistentes de Benes Krabice de Veitmile escogieron algo para llenar la caja y la colocaron en la capilla de Santo Tomás, que se convirtió posteriormente en parte de la catedral. Pero éste no es el desenlace de toda la historia, al examinar los arqueólogos, los documentos sobre la investigación en la capilla de Santo Tomás en el siglo 19, descubrieron que el suelo de la capilla no fue levantado. De lo cual se desprende que Bretislav II debe estar todavía allí ...
Sólo pocos documentos escritos contienen un testimonio del transcurso de los funerales de los príncipes Premislistas. Uno de ellos describe, sin entrar en detalles, el entierro del príncipe Oldrich en 1034, quien fue trasladado en andas a la basílica de San Jorge y luego sepultado en una tumba chapada con piedra, dice Jan Frolík, director de la investigación arqueológica en el Castillo de Praga.
"Diríamos que las tumbas deberían ser señaladas con mucho esmero, tratándose de personas tan significativas: los soberanos. Pero parece que no fue así. Pusieron a cada caja con restos mortales una placa, llamada autentica, en la que quedaba escrito de qué príncipe debería tratarse. Hoy sabemos que en varios casos se equivocaron. La pregunta es: ¿por qué?".