La Sinagoga de Pinkas abre sus puertas después de las inundaciones
Por más de un año se prolongó la reconstrucción de la Sinagoga de Pinkas, de Praga, que resultó gravemente afectada por las inundaciones de agosto de 2002. La sinagoga es un monumento arquitectónico de gran valor histórico y también un importante monumento a las víctimas judías del holocausto en Europa.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en las paredes de la Sinagoga de Pinkas fueron inscritos los nombres y los datos personales de unos 80 mil judíos, asesinados por los nazis en Bohemia y Moravia.
Durante las inundaciones del año pasado, las aguas del río Vltava llegaron hasta un metro y medio de altura en la sinagoga, afectando parte de las inscripciones en las paredes, explicó la pintora académica Michaela Poková.
"Gran parte de mi trabajo, realizado en los años 90, quedó totalmente destruido. Los trabajos de renovación de las inscripciones se iniciarán en los próximos días y estimo que se prolongarán hasta el mes de abril de 2004", dijo Michaela Poková.
Los trabajos por la salvación de la Sinagoga de Pinkas fueron iniciados inmediatamente después de que las aguas bajaron. Se formó un amplio equipo de ingenieros, restauradores y expertos de las más diversas especialidades. Químicos, microbiólogos y hidrogeólogos emprendieron un trabajo arduo para salvar el monumento.
Los daños causados por el agua fueron inmensos. Gravemente afectada resultó la estática del edificio y de las bóvedas, señaló el ingeniero Milan Licka.
"Las aguas contaminadas afectaron la nave principal de la sinagoga, las paredes y los elementos de piedra. Inundados resultaron todos los espacios subterráneos. El sistema de calefacción y de iluminación quedó destruido. Los daños fueron enormes", señaló el ingeniero Licka.
Según destacó, la tarea primordial era garantizar la estabilidad del edificio y sanear las fisuras en las paredes. Para disminuir paulatinamente la humedad atmosférica fue necesario garantizar constante temperatura y circulación del aire.
Fue necesario limpiar en repetidas ocasiones los espacios de la sinagoga para limitar al mínimo los efectos dañinos de las aguas contaminadas. Sin embargo, pese a todos los esfuerzos, es posible que con el tiempo aparezcan todavía algunos defectos, matizó el ingeniero Licka.
Junto con la reapertura de la Sinagoga, nuevamente está accesible al público la exposición permanente "Pinturas infantiles del ghetto de Terezín 1942-1944", de las colecciones del Museo Judío de Praga.
La muestra ofrece un testimonio sugestivo sobre la vida de unos 10 mil niños que en el ghetto de Terezín experimentaron en carne propia las crueldades del régimen nazi. Muchos de ellos perecieron posteriormente, junto con sus padres, en los campos de concentración.