En la ciudad de viticultura

La ciudad de Mělník, foto: CzechTourism

En la confluencia de los dos ríos más grandes de la República Checa, el Moldava y el Elba, está situada la ciudad de Melník, que se encuentra en una de las más renombradas regiones vitivinícolas checas y que queda sólo a unos 30 kilómetros de la capital, Praga.

La ciudad de Mělník,  foto: CzechTourism
La ciudad de Melník tiene unos 20 000 habitantes y es el centro de una región mayormente agrícola. El producto más conocido de esa región es la uva. En la actualidad existen en las pendientes que rodean la ciudad unas 250 hectáreas de viñedos.

Por otro lado, la región de Melník es asimismo un centro industrial importante. En la ciudad misma se encuentran fábricas de azúcar, de camiones, un astillero, etc. Pero los verdaderos gigantes de industria se hallan en las cercanías de dicha urbe. Yendo por la vía desde Praga hacia Melník, se ven a la derecha las enormes instalaciones de la empresa química Spolana Neratovice. Cerca de allí queda también la firma Kaucuk Kralupy, entre otros.

La ciudad de Mělník,  foto: CzechTourism
Gracias a estos dos colosos y puesto que la ciudad se halla tan cerca de Praga, la tasa de desempleo es relativamente baja en toda esa región. Por otro lado, el bajo porcentaje de desempleados está redimido por la mayor contaminación del medio ambiente, aunque la situación en los últimos años mejoró.

El alcalde de la ciudad de Melník, Miroslav Neumann, precisó otros problemas con los que tiene que enfrentarse la ciudad.

"No se han llevado a cabo varios proyectos de inversión. Un ejemplo es el alcantarillado, ya que Melník carece de un sistema de alcantarillado completo. Otro problema es que falta una circunvalación, para que el tráfico no pase por el centro de la urbe, lo que también empeora el medio ambiente".

Colina de Říp,  foto: Miloš Turek
Cerca de la ciudad de Melník se encuentra la colina de Ríp, donde, según la mitología, los checos empezaron a poblar Bohemia. La colina se puede ver perfectamente desde la dominante de la ciudad, el palacio. Bueno, la visita del palacio la dejamos al final de nuestro viaje. Empecemos en la plaza mayor de la ciudad, que se llama Plaza de la Paz. El alcalde Miroslav Neumann, señaló que en Melník, además del palacio, vale la pena apreciar también otros monumentos históricos.

"Hay muchos monumentos que no son tan conocidos como el palacio, como por ejemplo, varios edificios históricos: el templo gótico de San Pablo y Pedro, el osario, así como la plaza mayor con casas de estilo barroco con arcadas. Alrededor de la ciudad hay también un hermoso paisaje: la región de Kokorín, y al otro lado, la de Msensko, donde se encuentran interesantes formaciones de rocas".

Palacio de Mělník,  foto: Miloš Turek
En la ciudad de Melník está uno de los más antiguos museos en la República Checa, fundado en 1888, que se dedica a la historia y a la documentación de toda la región. El museo destaca por dos cosas. Una de ellas es la colección de cochecitos de niño, según indicó la vicedirectora del museo, Nada Cerná.

"La empresa Liberta, fabricante de cochecitos de niños, es una de las más renombradas empresas que tuvo su sede en Melník. En la actualidad, tenemos en el museo unos 200 objetos expuestos que capta el desarrollo de la fabricación de cochecitos en toda la República Checa".

La aristocracia empezó a utilizar los cochecitos de niños, que primero fueron imitaciones pequeñas de diligencias y carruajes, con el tiempo se pusieron de moda.

Museo regional de Mělník,  foto: Dezidor,  CC BY 3.0 Unported
"La moda de los cochecitos empezó en la segunda mitad del siglo 19., también porque mejoró el estado de los caminos. Dicha moda inició a propagarse, sobre todo, en las ciudades, en el campo la gente portaba a sus hijos en las espaldas hasta los años 20 del siglo pasado".

El museo de Melník se dedica principalmente a la historia de la ciudad que está estrechamente vinculada con la vitivinicultura. Según dice la leyenda, la princesa Ludmila de la dinastía de Psovany introdujo esa tradición en la zona. Cuando nació su primer hijo, el príncipe Svatopluk le obsequió vino de Moravia. Éste le encantó a la princesa tanto que decidió crear los primeros viñedos en la región de Melník, indicó la vicedirectora del museo, Nada Cerná.

Foto: Barbora Kmentová
"Se dice que el nieto de la princesa Ludmila, San Venceslao, que es patrono de los vitivinicultores de Bohemia, aprendió el arte de la viticultura en la región de Melník. La producción vinícola alcanzó su mayor auge bajo el reinado del emperador Carlos IV en el siglo 14. El soberano ordenó importar plantas de Borgoña y Renania, ya que en aquellas regiones existían condiciones climáticas parecidas a las de la región de Melník".

El mencionado período de prosperidad fue interrumpido por la Guerra de los Treinta Años en el siglo 17, así como en muchas otras ciudades checas. La región de Melník fue saqueada y destruida. A mediados del siglo 18, la dinastía aristocrática de Lobkowitz se radicó en el palacio de la ciudad y reanudó la tradición de la viticultura en ese recinto. En las postrimerías del siglo 19 los dueños del palacio modernizaron su empresa de vino al estilo francés y en 1900 produjeron la primera cava en Bohemia. Vayamos, pues, al palacio.

Foto: Štěpánka Budková
El palacio fue fundado en el siglo 10. En aquella época fue un castillo de madera. A lo largo de la historia, el palacio sufrió varias reconstrucciones, que pasaron desde el estilo románico hasta el barroco. La dinastía de Lobkowitz vivió en el palacio a partir del siglo 18 hasta el golpe de Estado en 1948, cuando los comunistas lo nacionalizaron. Después de la Revolución de Terciopelo en 1989, el palacio volvió a las manos de los dueños originales - la dinastía de Lobkowitz. La condesa Bety de Lobkowitz señaló que viven con su marido en el palacio desde el año 1992.

"No es ningún museo, es nuestro hogar. Tenemos apartamentos con muebles antiguos, cuadros, etc. Deseamos que la tradición de nuestra dinastía continúe".

Debajo de todo el inmueble hay un complejo de sótanos y los turistas pueden visitar la bodega local donde están los equipos para producir el vino. La marca más típica de esa región se llama Ludmila.

"El vino Ludmila tinto y blanco es nuestra marca típica. Pero producimos asimismo otras especies de vino. Los turistas pueden visitar además de nuestros viñedos que están en las pendientes debajo del palacio, sobre todo, nuestras bodegas medievales, donde pueden degustar el vino".

Así que ya saben, estimados amigos, qué es lo que no deberían perderse, en caso de que vayan a visitar la ciudad de Melník.

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