“No todos los interbrigadistas checoslovacos fueron comunistas”
Hana Bortlová es una estudiante checa de doctorado que realizó una tesis de posgrado sobre el perfil de los interbrigadistas checoslovacos, tema en el que ha invertido valiosos años de su vida académica. Su tarea es intentar rescatar del olvido histórico al que están condenados unos combatientes que lucharon por una causa que creían justa.
Poco se habla hoy en día de ellos. Después de la transición democrática que vivió Checoslovaquia, a fines de los años ochenta, esa parte de la historia se volvió incómoda y tanto checos como eslovacos, por separado, decidieron que era mejor olvidarla.
Hana Bortlová, diplomada en antropología social y cultural por la Universidad Carolina de Praga, con un posgrado en historia de América Latina y la Península Ibérica, cree que lo importante es entender el fenómeno de los interbrigadistas en su globalidad, para no generalizar, lo que siempre es malo.
“Yo no creo que haya que justificar a los protagonistas de la historia, porque al fin y al cabo no hay que justificar ni glorificar. Pero me interesan casos concretos de las corrientes en que se desarrollaron las cosas, y sobre todo ver las cosas desde un pensamiento crítico. Estoy contra toda generalización y hay ciertos temas de nuestra historia reciente que son muy susceptibles a la generalización y las brigadas internacionales son uno de ellos”.
Hana Bortlová cree que ya es hora de rescatar del olvido histórico a los interbrigadistas y por eso basó en ellos su tesis de posgrado, ya que hoy en día sólo las generaciones mayores los recuerdan, y muchas veces con desprecio.
“Esa generación de personas que tienen 50, 60 años sí saben quiénes eran los interbrigadistas, pero lo tienen muy metido en su memoria como algo que en el instituto, en la escuela se hacía mucha propaganda, era un tema obligatorio de la historia y había bastante glorificación de lo que eran. Seguramente saben más de lo que saben hoy los jóvenes, los estudiantes de los institutos, que no tienen ni idea”.Para Hana Bortlová, esa generación, que es la de su madre, oye la palabra interbrigadista y dicen ‘comunistas todos, mejor olvidarlo’. Esa es una actitud típica o clásica cuando habla del tema con personas de esa edad.
De las nuevas generaciones, mejor ni hablar. No saben nada de las brigadas internacionales porque ya no entra en los planes de estudio, alega. Ella reconoce que sí, que algunos interbrigadistas eran miembros del partido comunista.
“Había gente que seguramente eran comunistas acérrimos, e iban a luchar por ciertas ideas, ciertos ideales comunistas, y que tal vez, mezclaron el concepto del antifascismo con lo que era el comunismo en aquella época o en sus ojos el régimen franquista era lo mismo que el régimen nazi, en los sudetes, en las fronteras”.
Pero investigando por su cuenta en documentos, diarios, cartas e incluso fotos, Hana Bortlová empezó a entender que los interbrigadistas checoslovacos respondían a una gama más amplia de intereses políticos.
“Del total de los interbrigadistas checoslovacos que se marcharon a España un 50 por ciento eran comunistas, es decir, miembros del partido. Un diez, quince por ciento eran socialdemócratas y democratacristianos. Pero también había miembros del Partido Agrícola, un partido bastante de derecha que protegía los intereses de los agricultores”.
En su investigación Hana Bortlová llegó a una conclusión lógica: una buena parte de los interbrigadistas checoslovacos eran habitantes de los Sudetes, las zonas fronterizas con Alemania, ocupadas por los nazis, donde la población local era oprimida brutalmente.
“Lo que pasa es que todas estas personas pertenecían a un grupo de la población checoslovaca que estaba muy comprometida políticamente, mucha gente estaba convencida de que había que participar activamente, había que luchar, hacer algo. Y estoy segura de que una gran parte de los interbrigadistas formaban parte de ese grupo. Muchos interbrigadistas checoslovacos provenían de los sudetes, con convicción política”.
También hay un segundo grupo de interbrigadistas que vivían más lejos de las zonas ocupadas, que no eran víctimas directas de los nazis pero sí creían en un ideal.“El segundo grupo son gente que vivía en las ciudades más grandes, más lejos de la frontera, no tenían experiencia propia de violencia con los nazis, con los alemanes. Muchas veces eran estudiantes universitarios, o gente ya graduada, médicos o profesores que estaban más convencidos políticamente, que realmente tenían una idea”.
Hay otro grupo que le interesa mucho a la investigadora y que fueron quienes llegaron a España casi por casualidad, ya que no les motivaba la ideología ni eran víctimas de persecución.
“Muchas veces eran personas sin perspectiva profesional, por ejemplo, o sin mucha esperanza de ascenso social, también, y esas personas, como digo entre comillas, no tenían nada que perder, jugaba un papel la aventura, irse a España no significaba nada, y yo diría, y estoy segura a través de lo que he estudiado, que a punto de irse a España ni siquiera sabían si llegarían a España y tampoco les importaba mucho. Tal vez llegarían al sur de Francia y se quedarían allí, era un poco vámonos a la aventura, había mucho aventurismo y muchas expectativas de alguna experiencia romántica o exótica”.
Para Hana Bortlová, este último grupo era el menos comprometido políticamente y llegó casi por ignorancia a España.
“Porque tal vez creían que en España se luchaba por algo socialmente justo, lo que ellos no encontraban en aquella época en Checoslovaquia. Yo creo que era una simplificación de los eventos bastante importante. Era gente que no seguía muy bien las noticias, no leían tanto, no se daban cuenta hasta qué punto se arriesgaba con la decisión de irse a España y muchos de ellos, de hecho, volvieron inmediatamente o cayeron muy pronto en las primeras batallas porque tenían muy poca disciplina”.
Hana Bortlová realizó esa investigación, que dejó impresa en una tesis de cerca de cien páginas, porque cree que ha llegado la hora de que a los interbrigadistas empiece a recordárseles como se recuerda a esos otros combatientes checoslovacos que lucharon del lado de los aliados contra las fuerzas nazis.
En el fondo, dice, ambos grupos perseguían un mismo ideal: la libertad. Y aunque sabe que es difícil, ella sigue estudiando y no ceja en su empeño.