Neonazis se amparan en la ley de reunión

Shromáždění neonacistů 17.listopadu 2007, foto: Štěpánka Budková

Debido a la actual ley de reunión es difícil prohibir las manifestaciones de los grupos de ultraderecha que se organizan en el país. Mientras el ministro de Justicia, Jiří Pospíšil, cree que debería promoverse un debate para adaptar la ley a los nuevos tiempos, expertos advierten que un cambio brusco sería contraproducente.

Alcalde de Pilsen,  Pavel Rödl  (Foto: CTK)
El sábado pasado activistas de ultraderecha organizaron en Pilsen, ciudad al oeste del país, una manifestación en apoyo a la libertad de expresión. La marcha neonazi coincidió con el 66 aniversario del primer envío de judíos de Pilsen al gueto de Terezín, durante la Segunda Guerra Mundial. Para evitar enfrentamientos entre los grupos nazis y las comunidades judías, tuvieron que asistir centenares de policías.

Las intervenciones policíacas cuestan mucho dinero público y la ley de reunión es, según el alcalde de Pilsen, Pavel Rödl, fácil de abusar.

“Las intervenciones de la Policía no son nada baratas y se pagan de los bolsillos de todos los ciudadanos. Sin embargo, la ley actual no nos da muchas posibilidades de luchar contra su abuso”, expresa el alcalde.

La ley, que garantiza a los ciudadanos el derecho de reunirse, está en vigor desde hace veinte años. Fue creada después de la caída del régimen comunista, bajo el cual se prohibía cualquier forma de reunión pública. El ministro de Justicia, Jiří Pospíšil, opina que debería ser iniciado un debate acerca de la adaptación de la ley a las necesidades actuales.

“Sería bueno evaluar si después de veinte años, tiempo que la ley de libertad de reunión está en vigor, debería pasar por una renovación”, indica el ministro. Sin embargo, según los especialistas, hacer más severa la ley de reunión podría amenazar los principios de la democracia. Además, como cree el profesor de la Universidad Masaryk de Brno, Miroslav Mareš, quien se especializa en movimientos extremistas, la enmienda no resolvería el problema de los neonazis.

“Hacer más severa la ley tendría como consecuencia que los grupos de neonazis o nacionalistas se reorganizarían, transformándose en agrupaciones menos evidentes. Así que no creo que se alcancen los resultados deseados. Tal vez el número de reuniones públicas se reduciría, pero al mismo tiempo la ultraderecha escaparía del control público”, opina Miroslav Mareš.

Actualmente, no existe manera legal de prohibir las manifestaciones de los grupos extremistas. Además, los alcaldes temen que los neonazis organicen marchas a propósito, para así derrochar, inútilmente, el dinero público en control policial.

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