Mi vida a lo grande, la película checa que busca dar el gran golpe en los Premios Europeos
La película checa Mi vida a lo grande (Život k sežrání) busca este domingo hacerse con los premios a Mejor película y Mejor film animado en los prestigiosos Premios del Cine Europeo. La cinta ya ha obtenido importantes reconocimientos y se encuentra en una preselección para competir por un Premio Oscar.
Una vez más, un largometraje checo parece dispuesto a devorarse el mundo. Mi vida a lo grande (Život k sežrání), un film realizado en stop motion y basado en el libro La vie en gros, del francés Mikaël Ollivier, no ha dejado de cosechar reconocimientos desde su estreno en octubre de este año. El domingo, la película intentará hacerse nada menos que con los premios a Mejor película y Mejor film animado en los codiciados Premios del Cine Europeo.
La directora de la película, Kristina Dufková, explicó, en conversación con RPI, cómo se le ocurrió la idea de convertir este libro francés en una película checa.
“En aquel momento estaba buscando un tema para mi película. Sabía que quería hacer algo vinculado al momento en que los niños entran en la adolescencia, porque mi hija tenía esa edad. Después de leer esta novela con mi hija, supe que tenía en mis manos el tema que quería tratar. Me gustó muchísimo el libro, me encantó la atmósfera que crea y su energía. Lo que más me interesó fue el tema de ser diferente. Mi hija no era obesa, pero era pequeña y menuda para su edad. En su clase, los niños eran mucho mayores y a ella le costaba mucho adaptarse. También, con esto en mente, hice los muñecos que se usan en la película. La adolescencia es una época en la que tu físico cambia mucho, donde de repente te encuentras con piernas largas y brazos largos. Y expresé estos extremos visualmente. Todavía tenía grandes problemas con el muñeco de Ben, el protagonista, porque tenía que ser más grande y pesado que los demás. Justamente por tener estas características, la figura apenas podía mantenerse en pie. Filmarla fue realmente complicado”.
Una adaptación pesada
La pieza obtuvo el Premio del Jurado en el Festival de Annecy ya se encuentra dentro de una preselección de 25 películas para competir por el Oscar a Mejor film de animación. El trabajo de adaptación, para llevar la historia del libro a la pantalla grande no ha sido sencillo, comentó Dufková.
“Para los fines del largometraje, también tuvimos que hacer algunas modificaciones respecto al libro, ampliar la historia e imaginar todo un universo en torno a cada personaje, por ejemplo, en torno a la madre de Ben, que es veterinaria, en torno a su padre, que fabrica prótesis… Y también sabía que quería contar esta historia a través de canciones, para crear una película bastante alegre y optimista. Sobre todo, quería mostrar a los adolescentes que no deben sentirse solos y excluidos, por ejemplo, porque dudan de su apariencia física, porque todo el mundo se ha enfrentado alguna vez a este tipo de problema”.
La película cuenta la historia de Ben, un joven músico muy talentoso pero algo fuera de forma. Todo cambia para el adolescente cuando se enamora de Klára, una compañera de clase, ya que toma conciencia de que su cuerpo lo avergüenza, por lo que decide intentar bajar de peso.
La historia, en realidad, es en gran parte autobiográfica, puesto que relata la experiencia que ha tenido durante su adolescencia Mikaël Ollivier. En una entrevista brindada a RPI, el escritor explicó que La vie en gros es una obra muy ligada a su vida, por múltiples razones.
“Este libro me ha acompañado durante 25 años. Muchas veces digo que es el libro de mi vida. Benjamin, el héroe de la película de Kristina Dufková y de mi libro, se parece mucho a mí. De hecho, experimenté cosas similares a las que le suceden a él cuando yo tenía quince años. Este libro cambió mi vida como escritor al brindarme éxito y continúa dándome mucha felicidad, por ejemplo, cuando veo esta hermosa película animada basada en él”.
El autor también hizo mención a su vínculo con la directora del film, a quien conoce desde hace más de una década.
“Conocí a Kristina aquí en Praga hace trece años. En ese momento, mi editor checo me había invitado a un festival. También conocí a un grupo de actores checos que representaban La vida en gros en el teatro y Kristina me habló de su proyecto. Me emocioné inmediatamente: en cinco minutos, comprendí que era la persona adecuada para hacerlo. La forma en que habló del libro fue muy importante para mí. Y luego, adaptó la historia con total libertad”.
Un relato actual pensado en otro tiempo
A pesar de haber escrito el libro que terminó mutando en esta película checa, Ollivier asegura que el film en stop motion, que ahora podría ganar importantes premios a nivel europeo, fue obra absoluta de Dufková y su equipo, puesto que él no influyó de manera directa en la creación del guion ni en el diseño de los personajes.
“Kristina hizo suya mi historia. Además, cuando leyó el libro, todavía no sabía que se trataba de una historia autobiográfica. Mientras trabajaba en la película, me enviaba regularmente sus dibujos, incluidos los de la madre de Benjamin. Cuando descubrió que en realidad era mi madre, quedó un poco intimidada. Recientemente, me dijo que temía mi reacción en esos momentos. Pero lo cierto es que yo les di total libertad a todos para hacer esta película, a todo el equipo, a todos los animadores”.
Si bien la historia tiene un vínculo evidente con el autor, este asegura que no le resulta del todo claro por qué terminó escribiendo un libro en el que la adolescencia y la obesidad son dos puntos centrales.
“Saber por qué escribimos una historia es siempre un misterio. Ya había escrito una primera novela infantil que publicó mi editor y amigo Thierry Magnier. Mi experiencia de adolescente obeso me pareció una buena base para hablar de la adolescencia, de la dificultad de ser diferente cuando tienes trece, catorce, quince años, de aceptarte tal como eres y de poder aceptarte. Elegí el tema de la obesidad porque tenía una experiencia íntima que podía usar. Además, cuando escribí La vie, en gros, todavía estaba muy gordo... pesaba 40 kilos más que hoy. Pero mi libro trata sobre todo sobre ser diferente. Por lo tanto, mi proyecto era utilizar mi experiencia personal para escribir una historia universal. Creo que esta es la base del trabajo de un escritor”.
A pesar de que la influencia del aspecto físico parece ser un tema imperecedero, el escritor sostiene que los desequilibrios alimenticios hoy son aún más graves y frecuentes que cuando él mismo los sufrió, siendo un adolescente.
“La obesidad se ha convertido en un flagelo internacional, incluso más que cuando yo era joven. ¡Tengo 56 años y cuando era adolescente era el único gordo de mi clase! Era un fenómeno menos frecuente. Actualmente, más del 50% de los jóvenes tienen sobrepeso. Es interesante ver que la historia inspirada en lo que experimenté en la década de 1980 tiene una resonancia aún más fuerte en la actualidad. Por ejemplo, la película pone especial énfasis en el acoso que sufre Benjamin en la escuela, mientras que este problema era menos común en mi época, donde tampoco había redes sociales ni teléfonos móviles. La película refleja esta realidad. A mí también me llamaban ‘gordo’ en el colegio, pero al mismo tiempo tenía amigos, que me veían como una persona jovial. Esto es lo que hacen todas las personas obesas: intentan parecer gordos felices y conformes con su peso. Pero no es lo que verdaderamente sentimos. En privado, muchas veces somos infelices cuando nos vemos diferentes”.
La magia de trabajar con actores de plastilina
Por último, Ollivier cree que la decisión de la directora de utilizar muñecos en vez de actores de carne y hueso es un recurso muy efectivo, ya que permite relatar los hechos desde cierta distancia.
“Los muñecos suponen un interesante alejamiento de la realidad. Cuando empiezas a ver la película, al menos eso es lo que siento, ¡te sientes bastante perturbado por este universo en el que todo el mundo sigue siendo muy feo! La gente tiene caras imposibles. Finalmente, Benjamin es casi el más guapo del grupo, tiene una cara agradable en comparación con sus amigos. Luego, después de diez minutos, ya estás totalmente dentro de ese mundo, en una vida totalmente distinta. La película muestra algo íntimo y realista, pero hay algo en la imagen que permite, creo, transmitir muchas emociones a la ligera. ¡Y tratar la obesidad a la ligera es una idea muy interesante! Esto es algo que la directora y su equipo lograron hacer muy bien”.
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