Metro de Praga sucumbió tras 28 años de impecable servicio
Un considerable número de praguenses se ven obligados a prescindir de los servicios del metro capitalino ya que varios de sus tramos fueron anegados durante las recientes inundaciones. Desplazarse en los tranvías abarrotados se ha convertido para muchos praguenses en un suplicio. No tener la posibilidad de utilizar el metro es a principios del siglo 21 un auténtico castigo. Sí, ya nuestros antepasados hace más de cien años pensaban que Praga necesitaba un metro.
Efectivamente, miembros de la tradicional familia capitalina Rott propusieron en 1898 al ayuntamiento de Praga excavar túneles para un subterráneo en el que circulasen vagones eléctricos. Sin embargo, el tiempo no estaba todavía maduro para una solución tan revolucionaria de los transportes de Praga.
La expansión del automovilismo y el crecimiento de la población de la capital checa acarreaban en el período de entreguerras problemas de transporte cada vez más penosos: en las horas de punta, en algunas partes de la capital se circulaba a una velocidad de 4 kilómetros por hora. Por eso surgió en 1926 el primer proyecto del metro, elaborado por el profesor List y el ingeniero Belada.
El proyecto proponía construir cuatro líneas subterráneas debajo de las calles con el tránsito más intenso en las que circulasen trenes eléctricos de tres vagones. Era el primer proyecto viable de metro praguense, pero el ayuntamiento capitalino no lo realizó.
En 1931 fue convocado un concurso en el que compitieron 19 proyectos de construcción del futuro metro. No lo ganó nadie.
Entonces la empresa municipal de transportes urbanos propuso su propia variante con tres líneas. En 1939 el proyecto estaba concluído, pero la ocupación nazi de las tierras checas trastornó los planes del ayuntamiento de Praga.
Y después pasarían largos 45 años hasta que Praga pudiera inaugurar, el 9 de mayo de 1974, su primera línea del metro, la C, con 9 estaciones y 9,7 kilómetros de extensión.
Desde entonces el metro de Praga funcionó impecablemente hasta medidados del pasado mes de agosto cuando las aguas del desbordado Vltava inundaron un tercio de sus actuales 50 estaciones. Las tres líneas A, B y C, sufrieron daños, en muchos casos debido a la chapucería con la que habían sido construídas.
Algunos comentaristas opinan que sería bueno aprovechar la reconstrucción del metro capitalino, impuesta por las inundaciones, y librarlos de las últimas huellas de la época totalitaria. Es que el metro de Praga fue construído en las dos últimas décadas del régimen comunista como la llamada Construcción de la amistad checoslovaco-soviética.
El sociólogo y ecologista Bohuslav Blazek sostiene que las estaciones de primera generación del metro de Praga, monumentales salas subterráneas revestidas de mármol o de granito, recuerdan por su atmósfera el ambiente de un crematorio donde las personas bajan la voz.
Los minusválidos no debían perturbar el idilio de la belleza, la salud y la eterna juventud del hombre socialista y por eso no se instalaron los ascensores que hicieran posible el acceso a los andenes. Aún hoy en día son muy pocas las estaciones que cuentan con un ascensor para personas en silla de ruedas.