Matěj Forman: “La mirada de mi papá era poesía”

El barco misterioso, foto: Anne-Claire Veluire

Mientras prepara una adaptación de la tradicional misa navideña checa, el artista Matěj Forman nos recibió en su taller para hablar, entre otros temas, del origen del barco teatral que montó junto a su hermano, la primera visita a su padre Miloš Forman en Estados Unidos y hasta su mágica colaboración en el inolvidable film Amadeus. 

Matěj Forman en su estudio,  foto: Juan Pablo Bertazza

Como todo hito, El barco misterioso de los hermanos Forman, referencia ineludible de la escena teatral checa desde hace veinte años, parece tener múltiples orígenes. Matěj Forman elige empezar por el momento en que su padre, el consagrado realizador de cine, fue invitado por el Teatro Nacional a trabajar en la ópera Dálibor de Bedřich Smetana. Sin embargo, como propuso demasiados cambios, el proyecto no prosperó. Ya en el año 2000, cuando Praga fue elegida junto a otras ciudades capital cultural de Europa, a los hermanos Forman se les ocurrió utilizar esa misma adaptación con marionetas. Y aunque tampoco la llevaron a término y, dicho sea de paso, recién en este 2020 la obra tuvo una representación única en České Budějovice, Forman asegura que ese proyecto inconcluso fue el origen de todo el trabajo en conjunto que vendría después, sobre todo cuando ese mismo año vieron en el puerto una enorme barcaza que venía de transportar carbón y decidieron refaccionarla para montar ahí mismo un escenario muy particular.

Libro sobre la historia del barco misterioso,  foto: Juan Pablo Bertazza

“Mi hermano Petr estaba buscando historias sobre marineros, pescadores o algo relacionado a la vida en el mar y su mujer Klára le propuso su libro favorito de la infancia, una historia del escritor ruso Alexander Grin que se llama Velas carmesí, ese fue nuestro primer trabajo. Nos llevó un año y medio convertir esa barcaza vacía en una estructura de teatro, con escenario, camerinos, un bar y un espacio donde la gente pudiera pasar el día. Queríamos tenerlo en movimiento durante el show para poder mostrar experiencias fantásticas”.

Veinte años después, el barco teatral sigue en funcionamiento cada año entre fines de marzo y mediados de octubre, y sus recuerdos están intactos. Mientras Matěj se encargaba de la parte técnica, trabajando sobre todo la decoración y escenografía, su hermano Petr debía ocuparse de la dirección artística. La actividad era muy intensa porque además de preparar la obra que duraba una hora y media, era necesario chequear también el recorrido del barco, la ruta por la que debían navegar. Pero aclara Forman que además de ellos dos, hubo alrededor de veinte personas que dedicaron su tiempo y energía a ese proyecto que, desde el principio, se caracterizó por su espíritu lleno de arte y pasión, aun cuando el estreno, tal como rememora hoy con una sonrisa, no fue del todo promisorio.

Petr Forman,  foto: Vilém Faltýnek

“En el estreno estábamos a bordo con tres ministros, gente muy importante y uno de nuestros amigos nos esperaba donde usualmente anclábamos el barco. Quedamos en encontrarnos ahí a las seis de la tarde pero nos demoramos y le pedimos que empezara a tocar música con una gran banda de jazz. Durante la primera media hora el púbico la estaba pasando muy bien pero luego empezaron a inquietarse, no entendían por qué no aparecíamos. Finalmente llegamos, el público embarcó y empezamos el show que no estaba del todo terminado. Además tuvimos problemas con el puente porque nuestra escenografía era demasiado alta, y tuvimos que retirarla sin ningún motivo, era un error”.

El barco misterioso,  foto: Juan Pablo Bertazza

Cuando terminó el desastre y llegaron al puerto, cuenta Forman que muchas personas salieron casi inmediatamente del barco. Recuerda que él estaba angustiado y su hermano trató de animarlo. Además, el por entonces ministro de cultura, una persona muy trabajadora según cuenta Forman, estaba un poco borracho pero se mostró amable. Les dijo que se había dado cuenta de que el espectáculo no estaba del todo terminado pero les prometió volver en un par de semanas confiado de que todo iba a salir fantástico, lo cual finalmente sucedió.

Escalera al barco misterioso,  foto: Juan Pablo Bertazza

Forman asegura que ese estreno complicado le dio una mística al barco que se mantiene hasta el día de hoy. En la actualidad cuentan además con el trabajo de un equipo de gente muy joven liderada por Jakub Hradílek aunque siempre tratan de programar, al menos, un show propio por año. Desde entonces pasaron debajo del puente infinidad de conciertos y adaptaciones muy exitosas como Aladín, El príncipe feliz de Oscar Wilde, Rusalka de Dvořák y hasta el notable Festival Arena en el que participan estudiantes de teatro.
Pero entre tantos años y shows, Forman aclara que el barco en sí es mucho más antiguo y quizás tenga medio siglo de vida aunque en algún punto se transformó completamente cuando ellos lo rebautizaron.

Entrada al barco misterioso,  foto: Juan Pablo Bertazza

“El barco tenía un número de fabricación pero el nombre actual que ahora está en los papeles oficiales viene precisamente de esa historia de Alexander Grin, tan bella y poderosa como poética: un joven desea convertirse en capitán y, por otro lado, una chica muy solitaria en un pueblo humilde sueña con un príncipe que vendría a buscarla en un barco de velas carmesí. En el bar todos se burlaban de ella menos ese futuro capitán que la escuchó y decidió realizar el milagro. Entonces va, compra las velas carmesí, mientras todos los marineros le decían que estaba loco por usar ese color tan raro, y luego navega hacia el pueblo hasta que todos se dan cuenta de que era verdad, que las velas carmesí habían llegado en busca de la chica. El nombre de ese barco era El Barco Misterioso en la historia original”.

Durante esas dos décadas los hermanos Forman tuvieron además visitas ilustres como las de Václav Havel y su propio padre Miloš Forman, que se fue del país cuando ellos tenían cuatro o cinco años. Explica Forman que su padre consiguió un trabajo, luego aplicó por otro y finalmente el gobierno endureció las condiciones, pero destaca el hecho de que nunca fue nombrado oficialmente como un emigrante o un expatriado, y siempre estaba en contacto con ellos. De hecho, revela que cuando tenían alrededor de veinte años, cada vez que su padre venía a filmar un tiempo a Praga aprovechaban para pasar más tiempo con él. El caso más emblemático fue el de la película Amadeus en la que Matěj Forman aparece caracterizado como niño pobre en varias escenas de la comparsa en el Teatro de los Estados (Stavovské divadlo) y, durante la representación de una de las obras de Mozart es quien saca de la parte de atrás del caballo salchichas y palomas.

“Cuando ensayábamos todo estaba ahí menos las palomas porque podíamos liberarlas solo una vez, y llevaba horas volver a guardarlas en sus jaulas, entonces me dijeron que tomara la paloma y que hiciera como que la soltaba. Eso lo hice dos o tres veces y se sentía muy lindo pero luego cuando hicimos la toma real abrieron las jaulas debajo de la orquesta y liberaron unas doscientas palomas, no sé el número exacto, y volaron sobre nosotros, realmente olvidé que estaba filmando una película, fue un momento hermoso”.

Otro lugar de Praga donde se filmó Amadeus, en especial la primera parte en que se lo muestra a Salieri en silla de ruedas fue Invalidovna. Matěj Forman reconoce que se sorprendió mucho al enterarse de que solo se construyó una mínima parte de lo que se había planeado para hacer ese enorme edificio que, en su opinión, no es un lugar muy conocido por los turistas.
A pesar de tener una relación tan entrañable con el rodaje de la que tal vez sea la película más celebrada de su padre, Forman afirma que le resulta imposible elegir una favorita y en todas encuentra siempre algo que lo conmueve.

Petr y Matěj Forman,  foto: YouTube

“Siempre me quedo viéndolas cuando pasan en televisión ¡Al fuego, bomberos!, Amadeus, Atrapado sin salida, o Hair que el año pasado la vi en la pequeña ciudad de Proseč donde cada año se hace un pequeño festival de solo dos días que se llama ŠumSadu al aire libre, ellos eligieron Hair para inaugurar el festival y estuve ahí con algunos amigos que viven en esa ciudad haciendo paella”.

Matěj Forman exhibe con orgullo una paellera especial con la que, cada tanto, cocina paella valenciana para cien personas. Después de comer, se sentó entre el público para ver la película iluminado por el cielo y fue, según recuerda, una experiencia maravillosa. Por otro lado, revela que poco después del rodaje de Atrapado sin salida lograron obtener con su hermano un permiso para ir a ver a su padre a Los Ángeles. Las autoridades comunistas no los dejaron viajar con su madre y, como eran muy chicos, los acompañó su abuelo que, a su vez, nunca se había alejado más de cien kilómetros de Praga.
Forman aún recuerda el jet lag y el gran shock que sintieron al ver que, en ese lugar del mundo, incluso las mujeres manejaban los autos. Y si bien poco a poco se fueron adaptando con las siguientes visitas, cada encuentro con su padre, además de hermoso, tenía siempre algo revelador.

“Lo visitamos cuando estaba filmando Los fantasmas de Goya cerca de Madrid, y en una de las escenas yo no podía creer que no estuviera mirando desde el ojo de la cámara sino desde una pantalla en una esquina de la habitación. Él se preocupaba incluso por el dedo de una mano que se alejaba demasiado, él no solo dirigía gente sino que además se ocupaba de la composición de la imagen, y esa mirada era poesía”.

Matěj Forman estudió bellas artes y animación de cine; y se nota en cada una de sus intervenciones que tomó el legado artístico de su padre. Actualmente prepara en su taller los últimos detalles de una representación de la tradicional misa navideña de Jakub Jan Ryba con diez voces masculinas y otras tantas voces femeninas que tendrá lugar en la iglesia de San Simón y San Judas, un proyecto en el que participa junto a la Orquesta sinfónica de Praga y el teatro Lampion en Kladno.

“Es una pieza icónica de navidad, en Chequia Jakub Jan Ryba es una típica misa de navidad, una pieza musical que la escuchas y te das cuenta de que estás en época navideña, la música acompaña una historia muy potente y es una pieza que está escrita de manera muy simple. Si le pides a cualquier músico que la toque en una casa, en un pub o en una iglesia te va a decir que sí, que la sabe de memoria”.

Destaca Forman que si bien la estructura de la pieza se ajusta a una misa de liturgia no está aceptada de manera oficial. Sin embargo, con el tiempo la sociedad checa la fue adoptando con tal fuerza que hoy es como un sinónimo de la navidad. Tal como pasó con el apellido Forman que, de un tiempo a esta parte, se convirtió en contraseña esencial del séptimo arte.