Martin Fric
El 21 de agosto la República Checa recuerda el aniversario del aplastamiento de la intentona reformista conocida como Primavera de Praga por las tropas soviéticas en 1968. Los dramáticos sucesos se grabaron para siempre en la memoria de la nación checa que en ese día recuerda los trágicos acontecimientos y sus numerosas víctimas humanas. Una ellas fue también el director de cine checo, Martin Fric.
Martin Fric nació en Praga el 29 de marzo de 1902. Después de concluir estudios en la Escuela de Artes Aplicadas de Praga, el joven no buscó los aviones como su padre, sino el teatro. Actuaba en teatros de variedades y cabarets capitalinos.
A los veinte años, Fric descubrió el maravilloso y mágico mundo del cine. Durante ocho años trabajó haciendo de todo un poco - en los laboratorios fílmicos, como camarógrafo, artista, guionista, etc.
Sin embargo, Martin Fric se sintió atraído por la dirección de cine. Sus primeras películas las rodó en las postrimerías del cine mudo. Con la entrada del sonido a las salas de proyección, Fric pronto se convirtió en uno de los directores más exitosos de la época.
Su primera película sonora "El buen soldado Svejk", basada en el conocido libro de Jaroslav Hasek, cosechó grandes éxitos entre el público. Con sus posteriores películas, en su mayoría cómicas, Fric pronto adquirió gran fama que se debió no sólo a su talento, sino también a su afamado perfeccionismo y extraordinaria laboriosidad que volvía locos a todos sus colaboradores.
Entre 1931 y 1941, es decir durante diez años, rodó 42 largometrajes. Sus películas eran visitadas entonces por un amplio público para el que cada película de marca Fric era un sinónimo de la más alta calidad fílmica y, sobre todo, cómica. Trabajar con Fric fue deseo y honor para todas las grandes estrellas del cine checo de entonces.
No obstante, la alegría de los éxitos fue interrumpida por la llegada del régimen fascista. El film "El mundo nos pertenece", rodado en 1937, le trajo graves problemas, ya que fue tal vez la película antifascista más audaz de aquella época.
Con la caída del régimen nazi todo mejoró. Con éxito Fric derrotó su gran pasión - el alcohol. Los médicos le advirtieron, sin embargo, que varias copas podrían significar para él la muerte. Con las fuerzas renovadas Fric inició el trabajo sobre la película "Los cuentos de Capek" que cosechó grandes éxitos en el Festival Internacional de Cine en Venecia.
Sin embargo, la llegada al poder de los comunistas nuevamente le aplastó, desviando su vida y obra allí donde nunca perteneció. Bajo el lema - sobreviví a los nazis, sobreviviré a los comunistas - Fric se convirtió en miembro del Partido Comunista.
En 1951, Fric rodó una de sus películas más famosas "El panadero del emperador y el emperador del panadero", que no le había gustado nada al temido ministro de Cultura, Zdenek Nejedlý, que celosamente vigilaba la pureza del arte socialista.
Desde 1955 hasta 1957 a Fric le fue permitido rodar sólo cortometrajes cuyos títulos no necesitan comentario: "La canción de la libertad", "Los defensores de la patria", etc. No obstante, estos filmes lograron rehabilitarle ante los ojos de los más poderosos, lo que le permitió rodar otras películas.
En los años sesenta, Fric se preparaba para realizar su gran proyecto. "Deseo que la película sobre la aldea de Lidice, arrasada por los nazis, sea mi pequeño monumento. Quiero rodarla así como realmente sucedió, y no la versión oficialista", declaró en aquel entonces el artista.
Este gran tema, lamentablemente no logró realizarlo. En la noche del 21 de agosto de 1968, cuando las tropas del antiguo Tratado de Varsovia invadieron el territorio checoslovaco, Fric se refugió en la botella de su coñac predilecto. Al día siguiente cuando le encontraron fue demasiado tarde. Cinco días después el gran cineasta checo falleció en uno de los hospitales de Praga. Su entierro se convirtió en una de las manifestaciones contra la ocupación.