Los protectores de la naturaleza se quejan de una mayor presencia de ciclistas en las montañas
No hay tranquilad en las montañas checas. Cada vez más ciclistas llegan con sus bicicletas eléctricas a lugares de difícil acceso perjudicando la naturaleza.
Las bicicletas eléctricas representan el medio de transporte ideal. No consumen combustibles y no producen gases de efecto invernadero. Lamentablemente hay una serie de problemas que llaman la atención sobre ellas, o mejor dicho sobre sus usuarios irresponsables.
Los conservacionistas de las montañas Beskides han denunciado un significativo aumento de la presencia de ciclistas que, con sus bicicletas eléctricas, llegan a lugares de difícil acceso en una bici tradicional.
La aparición de personas en lugares antes recónditos ha ahuyentado a muchas especies de animales, dijo a la Radio Checa Jiří Lehký, de la administración de la zona paisajística protegida de Beskides.
“Los guardabosques nos han informado que durante la época de celo los ciervos han abandonado algunas zonas de las montañas donde tradicionalmente se reunían. En el caso de las grullas, sospechamos que su desaparición de la montaña Radhošť responde a la llegada masiva de turistas en bicicleta en los últimos tres o cuatro años”.
El año pasado se vendieron 130.000 bicicletas eléctricas en Chequia lo que viene a representar un tercio del total de las bicis vendidas. Todo indica que el auge de este tipo de bicis se mantendrá gracias a las prestaciones que ofrecen, sin embargo, el problema lo representan los conductores que invaden los senderos de montaña.
Jiří Homolka, presidente del Club de Senderistas indicó que los enfrentamientos entre peatones y ciclistas van en aumento, sin olvidar los daños que provocan en las bicis en los caminos.
“Las bicicletas eléctricas son más pesadas y, por tanto, provocan una mayor erosión en las vías peatonales y esto ha empezado a crear problemas de convivencia para los dos grupos”.
Los guardabosques se quejan de que grupos de ciclistas deportivos construyen pistas ilegales con obstáculos. Para su construcción talan árboles, provocando daños muchas veces irreparables en la naturaleza, estropean los senderos oficiales y con la creación de obstáculos artificiales complican el movimiento de personas y maquinaria para el mantenimiento de las infraestructuras en los bosques.
Si bien las bicicletas eléctricas por sí mismas no pueden ser un problema, se convierten en herramientas perjudiciales en manos de personas irresponsables que, ante la falta de una legislación clara, atentan contra la naturaleza y la convivencia de personas en bosques y montañas.