Los primeros ministros del Grupo de Visegrad respaldan a Praga en sus acciones contra Rusia
Los primeros ministros de los países del Grupo de Visegrado, que además de Chequia integran Eslovaquia, Polonia y Hungría, expresaron su apoyo a Praga por la expulsión de 18 diplomáticos rusos del país.
A pesar de que el presidente de la República Checa, Miloš Zeman, pidiera este domingo pruebas contundentes sobre la participación de agentes de los servicios militares rusos en un operativo de sabotaje en un depósito de municiones en territorio checo en 2014, los jefes de los gobiernos de Polonia, Hungría y Eslovaquia respaldaron los pasos dados por el Ejecutivo checo.
En un comunicado conjunto, los políticos centroeuropeos condenaron la reacción de Moscú de expulsar a 20 diplomáticos checos, catalogando la medida de extrema. "Nosotros, los primeros ministros de Polonia, Hungría y Eslovaquia, expresamos nuestra plena solidaridad con la República Checa, nuestro socio cercano y vecino, en relación con la participación de agentes de inteligencia militar rusos en los hechos que llevaron a la explosión en el depósito de municiones de Vrbětice en 2014”.
La diplomacia checa puso en marcha una campaña internacional para explicar a los aliados las consecuencias del operativo de los servicios de inteligencia militar rusos en el territorio soberano de la República Checa. La Unión Europea y la OTAN reaccionaron expresando su respaldo a Praga y condenaron la violación del Derecho internacional por parte de Rusia.
Los primeros ministros de Polonia, Eslovaquia y Hungría junto con el primer ministro checo “condenamos enérgicamente las acciones ilegales y violentas de los agentes de inteligencia rusos. No permitiremos que estas acciones dividan a Europa. Los países del Grupo de Visegrad están decididos, junto con otros Estados miembros de la Unión Europea, a tomar medidas para incrementar nuestra fortaleza".
Tras las palabras del presidente de la República, Miloš Zeman, el viceprimer ministro checo, Jan Hamáček, sostuvo que las palabras del mandatario habían favorecido al Kremlin, pero en declaraciones a la Televisión Nova insistió en que la reacción del Gobierno checo fue adecuada.
“Todos los miembros del Gobierno recibieron los materiales sobre las conclusiones de los servicios de inteligencia y no surgió ninguna duda sobre los hechos presentados. Informamos a las comisiones de seguridad del Parlamento y a los aliados y nadie puso en duda la veracidad de las informaciones. Se trató de un asunto tan serio que reaccionamos expulsando a 18 agentes de los servicios de inteligencia rusos. La República Checa se vio obligada a responder de la manera que lo hizo”.
Muestras de solidaridad con las medidas aplicadas por la República Checa contra las acciones de la Federación Rusa fueron expresadas en las últimas horas también por Rumanía. El gobierno de Bucarest anunció que expulsaría a un diplomático de la embajada rusa. Ya antes lo habían hecho Eslovaquia, Lituania, Letonia y Estonia, mientras que desde la Unión Europea y la OTAN se ha dado a entender que la República Checa no está sola.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresó el apoyo de su país a Praga después de que Rusia expulsara a 20 de diplomáticos checos de Moscú.
Desde los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética y del llamado bloque socialista, las relaciones entre Praga y Moscú se han visto marcadas por la tensión. El Kremlin no ha cejado esfuerzos por reactivar su esfera de influencia en los antiguos satélites. No obstante, Praga, Varsovia, Bratislava y Budapest son miembros activos y de pleno derecho de la UE y la OTAN.
Los servicios de inteligencia checos han venido insistiendo en el aumento de las actividades de los espías rusos en el territorio checo, pero en los últimos diez años algunos representantes del Gobierno y del Estado han prestado oídos sordos a las advertencias expuestas.
En más de una oportunidad los políticos regionales han enviado un mensaje claro a Moscú, dando a entender que Chequia es un país soberano miembro de la comunidad de naciones democráticas. Algunos alcaldes pidieron, por ejemplo, el traslado de Praga de la estatua al general Konev, héroe de la Segunda Guerra Mundial, pero a la vez principal estratega de la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968.
Praga promueve el respeto de los derechos humanos y de las libertades ciudadanas, y fue así como su Ayuntamiento decidió poner a la plaza cercana a la embajada rusa el nombre del opositor ruso Borís Nemtsov, asesinado en 2015 en Moscú.
El primer ministro Andrej Babiš y el viceprimer ministro Jan Hamáček informaron hace poco más de una semana que disponían de informaciones veraces para expulsar a 18 diplomáticos rusos identificados por los servicios de inteligencia checos como espías rusos encubiertos y por la participación de agentes rusos en las explosiones que dejaron como saldo dos muertos en el depósito de municiones de Vrbětice en 2014.