Los miserables cambiaron la historia de los musicales checos
Los miserables, la primera versión checoslovaca de un musical internacional, se estrenó en el país en verano de 1992. Desde entonces este género sigue gozando de una gran popularidad en la República Checa.
La versión checa de Los miserables se iba efectuando bajo una rigurosa supervisión de los productores británicos. La compañía daba su visto bueno en cuanto a todo, desde la selección de los respectivos intérpretes hasta la última pieza de los bastidores. La producción los pidió prestados de Estocolmo, Suecia.
El precio de los bastidores móviles, controlados por operarios ocultos, ascendió a unos 750.000 dólares. Según recuerdan los que lo vivieron, a Praga los trasladaron siete camiones y su construcción duró ocho días.
Unos 500 artistas del país participaron en el concurso para conseguir un rol en el musical, entre ellos varios cantantes renombrados, en el reparto ingresaron al final por ejemplo Karel Černoch, Jiří Korn, Petra Janů, Helena Vondráčková y Lucie Bílá.
La idea de hacer una versión checa de este famoso musical la tuvo el productor Adam Novák que vivió durante varios años en Canadá. La versión checa se instaló en el teatro Na Vinohradech de Praga y durante los primeros tres meses contó con 90 reestrenos a los que acudieron unos 60.000 espectadores.
Con el éxitos de Los miserables reanudó más tarde el espectáculo de Jesus Christ Superstar, y así empezó la época dorada de los musicales en el país. En numerosos escenarios se daban musicales originales o versiones internacionales, como por ejemplo Mowgli, El flautista de Hamelín, El conde de Montecristo, Carmen y El fantasma de la ópera, y hasta la fecha siguen surgiendo nuevas piezas.